Estimado compañero
En medio de mis reflexiones, después de la gigantesca marcha en que nos encontramos esta mañana, tropecé con los garabatos que me lanzaste porque no accedí a darte un comentario.
Querido Andrés, amigo, hermano, camarada de tantos años y luchas. Créeme que no podía en ese instante. Comprendo muy bien el papel de los periodistas que como tú, los de Radio Primero de Mayo, los de la Enrique Torres y tantos otros deben cumplir para llevar a nuestro pueblo las noticias y eventos que los otros periodistas no llevan ya sea porque no pueden editar, o porque simplemente están vendidos al poder de los patrones ( y no pocos al servicio de la represión).
Tú necesitabas la nota pero yo no podía.
No podía porque mis ojos y mis sentidos están llenos de pueblo. De pelos multicolores, de rostros de jóvenes cantando, saltando, infatigablemente rebeldes y determinados a derribar la educación de mercado. Mis ojos se habían llenado de los abuelos que portaban el cartel “Estamos con nuestros nietos”, de los miles de disfrazados, de los rostros de los y las trabajadoras de la salud, de la educación, de los municipales, de los diversos colectivos. No podía perder ni un minuto porque quería leer todos los carteles, todos los lienzos, todos los papeles como ese que decía:”soy una madre pobre pero quiero educación para mi hijo”. Trataba de escuchar todos los gritos, todos los canticos de esa enorme masa humana que congregaba casi cuatro generaciones. ¿Cien mil? ¿Doscientos mil? No lo se exactamente pero con toda seguridad los diarios reaccionarios y al servicio de las clases dominantes intentaran minimizar ese gentío constituido en fuerza, en una voluntad única de lucha contra la educación de mercado pero también determinada a salir de la pasividad, del estar doblegados. (Créeme que sentía en medio de la muchedumbre las palabras de Fidel diciendo
“Nos consideraba rebaño impotente y sumiso; y ya se empieza a asustar de ese rebaño…Ahora, esta masa anónima, esta América de color, sombría, taciturna, que canta en todo el Continente con una misma tristeza y desengaño, ahora esta masa es la que empieza a entrar definitivamente en su propia historia…”).
“Nos consideraba rebaño impotente y sumiso; y ya se empieza a asustar de ese rebaño…Ahora, esta masa anónima, esta América de color, sombría, taciturna, que canta en todo el Continente con una misma tristeza y desengaño, ahora esta masa es la que empieza a entrar definitivamente en su propia historia…”).
Perdóname amigo mío, pero no podía detenerme a hablar contigo en ese momento. La emoción me embargaba porque veía, veo, a un pueblo entero que comenzando nuevamente a ponerse de pie, como en aquellos memorables tiempos en que constituíamos comandos comunales, cordones industriales, mercados populares y tantas formas de poder popular para enfrentar la ofensiva contra revolucionaria que terminó derrotándonos, ese mismo pueblo de las miles de barricadas, tomas de recintos, huelgas de hambre, acciones milicianas en contra la dictadura.
Si, puede ser que me esté yendo en la volá y las acciones de masas que se vienen sucediendo sean solo golondrinas que no hacen invierno. (Como dijo una compañera, entonces que vuelen muchas y muchas golondrinas). Pero lo gigantesco de la marcha convocada por nuestros retoños, los estudiantes secundarios, la adhesión a estas reivindicaciones por parte de tantas y tantas organizaciones sociales durante tantos días, me hacen pensar que finalmente la lucha de tantos y tantas que cayeron no ha sido en vano y que ya se está constituyendo nuevamente la fuerza que derribará al capitalismo y construirá el país de las mayorías explotadas y marginadas. En medio del gentío pensaba en todas aquellas compañeras y compañeros asesinados bajo dictadura, asesinados bajos los gobiernos de la Concertraición que luchaban por las mismas razones que los miles y miles de asistentes a la marcha. Pensaba en todos aquellos que en las dos últimas décadas se han levantado a luchar y han estado solos, ante el poder de los patrones y ante la indiferencia de muchísimos que callaban, bajaban la vista o miraba para el lado. Como no recordar las luchas solitarias de los mineros de Lota, de los pescadores que llegaron con un bote a las escalinatas del Congreso enfrentando a la represión, de los forestales y Rodrigo Cisterna, de los viejos del montaje industrial, de los madereros de Valdivia, de los pobladores de la Toma de Peñalolen, de los bancarios, de las y los funcionarios de las AFP y más cercano en el tiempo las luchas de mapuches, estudiantes burlados una y otra vez en mesas de negociaciones, en fin. La enormidad de la protesta en que nos encontramos querido Andrés tiene sus raíces en ese difícil proceso de constitución de un pueblo que se sacude de cadenas, que ya no confía mas que en su propia fuerza, que no acepta interlocutores, que desprecia a quienes hoy vanamente intentan y maniobran para “representarlos” en mesas de negociaciones.
Emoción, sentimiento, mucha alegría es lo que sentía hoy al ver a ese “gigante popular” como dirían nuestros amigos del Lautaro, o la “clase obrera y el pueblo” como diría el inolvidable Miguel Enríquez, “patriotas” como diría Tamara y José Miguel.
Así que, querido amigo, acepta mis disculpas por no haberte dado una declaración para tu trabajo en terreno. Estaba gozando de la multitud, estaba sintiendo por todos los poros a ese mismo pueblo que me dio las energía para soportar cárcel, envenamiento, apaleos y sobretodo la pena de ver tantos tránsfugas después de la derrota, de ver esa izquierda “llorona” que tu tanto criticabas, a esa izquierda que pretende “representar” al movimiento de masas y que se asusta cuando de verdad esa masa toma el timón en sus propias manos sobrepasando sus mesas de negociaciones, la política de los consensos, la política del mal menor y que se juegan por entero en las causas justas y dignas.
Ojalá estas movilizaciones que hemos visto en estos meses se transformen definitivamente en una nueva etapa de mayor amplitud, unidad y masividad, único camino en que finalmente como pueblo entremos a arruinarles el festín que durante todo estos años se ha dado la burguesía chilena, el capital extranjero y la cohorte de funcionarios vendidos al capital que tanta miseria y desesperanza han generado en nuestro pueblo. Han sido los jóvenes, precisamente los que ya tienen claro que no tienen futuro alguno bajo este sistema, los que están señalando el camino.
Un abrazo grande para ti, que como periodista has sido de los pocos consecuentes en estos años y por supuesto, nos estaremos encontrando en las luchas populares, porque lo decíamos ayer al salir de la cárcel y hoy lo reiteramos: la lucha continua. Trabajadores al Poder.
P/d : Mañana estaremos en un Foro en la Escuela de Medicina, ojala podamos encontrarnos.
Alma Negra, 30 de junio 2011.