La organización socialista, la crítica y la militancia contra la burguesía y la boliburguesía, parece ser la única alternativa para sortear un ajuste económico antiobrero (escalonado) y evitar que las miserias del capitalismo criollo impulsen triunfalmente la candidatura ultraliberal y antisocialista de Capriles para el 2018”**
**Manuel Sutherland: Escrito el 8 de Octubre de 2012
La muerte del Presidente Chávez ha significado un duro golpe para el movimiento progresista latinoamericano. En plenas exequias la ley exigía llamar a elecciones presidenciales ipso facto. En treinta (30) días había que realizar otra elección presidencial, cuya campaña duraría sólo diez días y que definiría el rumbo del país por seis años.Montados en la popularidad del Presidente Chávez y en el alud sentimental que su fenecimiento arrastró, el chavismo personificado en Nicolás Maduro, juraba que iba hacia un triunfo categórico. El 90% de las encuestadoras le otorgaban al candidato bolivariano entre 12 y 20 puntos de ventaja. Sin embargo, la noche del 14 de abril Nicolás apenas pudo ganar con 272.865 votos de ventaja (con casi 15 millones de votos escrutados). Acto seguido, el candidato de la ultraderecha desconoce el resultado, insinúa fraude y hace llamamientos directos a la desobediencia civil, al paro patronal y al combate callejero. ¿Por qué sucedió esto? ¿Por que aún no hay señales sólidas de autocrítica? ¿Cómo es el golpe de Estado se desarrolla a sottovoce?
Problemas económicos graves y la designación de Nicolás Maduro
El 7 de octubre de 2012, Chávez había ganado las elecciones presidenciales por tercera vez seguida, pero su salud estaba muy deteriorada por un extraño cáncer que se presentaba invencible. En enero de 2013 los problemas económicos propios de una economía capitalista cuyo eje es la renta petrolera, se potenciaron con el acaparamiento de mercancías y las presiones especulativas sobre el tipo de cambio oficial (cuatro veces más barato que el dólar de mercado negro). Ante tal situación, el 8 de Febrero el gobierno devalúa la moneda en 47% y anuncia que vendrán nuevos “ajustes” económicos. El intitulado por la oposición “paquetazo”, se configuró como punta de lanza de la propaganda antichavista, acusando al gobierno de neoliberal y antipopular. La medida cayó muy mal y suscitó las más profundas amarguras. Dentro de la mar de incertidumbres, el 5 de Marzo se anuncia el fallecimiento del Presidente Chávez.
La muerte de Chávez trajo mares procelosos de seguidores incondicionales que protagonizaron las exequias más grandes en la historia de Latinoamérica. Sobre esa ola conmovedora se eleva Nicolás Maduro. Nicolás fue conductor de autobús y posteriormente un sindicalista destacado de su ramo. Acompañó desde muy temprano el proyecto bolivariano de Chávez y luego estuvo en varios puestos de relevancia en el gobierno, hasta que fue investido como Ministro para las Relaciones Exteriores, cartera que dirigió por más de seis años. Muchos dicen que en la disputa por la sucesión de un Chávez mortalmente enfermo, la presión internacional fue decisiva para que Maduro fuese el elegido por el mismísimo Chávez, en su último discurso.
Las elecciones más apresuradas y el proselitismo superficial
Para 2013 el chavismo tenía la misión de mantener los votos que obtuvo hace seis meses y continuar su proyecto de reformas, asistencia social y distribución popular de la renta petrolera entre los más pobres.
El chavismo sólo tuvo 12 días para realizar una fugaz campaña que ameritaba todo el diseño de eslóganes, propagandas, afiches y las típicas visitas a barrios populares, donde el beso a la abuelita y el cargar de niños en brazos, no pueden faltar. Con tan escaso tiempo, la campaña de Maduro se centró en un exageradísimo culto a la personalidad del Presidente Chávez. La estrategia publicitaria se centró en votar por Maduro para honrar la del Presidente. Las consignas: “Chávez te lo juro, mi voto es para Maduro”, “Chávez te cumpliré, por Maduro votaré”, ocuparon la centralidad de la campaña. En vez de prometer soluciones radicales a gravísimos problemas de la sociedad venezolana y ofrecer respuestas concretas en asuntos prácticos (la economía), Maduro partió de la premisa que Chávez lo había hecho todo bien, y que sólo había que continuar el trabajo.
Mientras el candidato de la ultraderecha se llenó de mentiras prometiendo estrafalarios aumentos de salario (50%), aumento del pago en las pensiones etc.; Maduro se centró en cumplirle a Chávez una promesa supraterrenal llena de un misticismo y de una religiosidad que la izquierda tachó de medieval. Cuando a Maduro se le preguntó sobre el terrible problema de la inseguridad, las medidas duras y concretas contra el hampa no se escucharon. Si Venezuela tiene la segunda tasa más alta de homicidios en el mundo (luego de Honduras)[i], y el año pasado (2012) tuvo 16.072 homicidios[ii], es evidente que estamos en una guerra, y que se necesita hablar de un combate radical que requiere medidas contundentes. Es asombroso que el mismo Maduro haya admitido[iii] que en seis regiones del país, se hayan cometido la bicoca de 10 mil homicidios y no prometa medidas de mano fuerte contra el lumpen armado que se desenvuelve con total impunidad.
En el tema económico fue más de lo mismo. Todo se basó en prometer algunas acciones abstractas en contra de especuladores, acaparadores y comerciantes inescrupulosos. La promesa de más controles y regulaciones ya no alegra a nadie. Las promesas en esta materia fueron demasiado etéreas e incluso pueriles ante problemas tan graves como: Tener la tasa de inflación más alta del mundo (exceptuando a Siria y a Sudán[iv]), importar la mayoría de lo que se consume (se importa leche líquida, pollos, café), escasa producción (menos del 10% de las empresas se dedican a actividades productivas), alto incremento del endeudamiento público y un largo etc.
Ante el asunto de la inflación, por ejemplo, Maduro insistió en decir algo que es muy cierto: “el record de más alta inflación anualizada en Venezuela, se dio bajo el gobierno de Caldera en 1996 (115 %), la nuestra es mucho más bajita que en la cuarta”. Sin embargo, si compara el 25% de inflación anualizada a marzo de 2013, con la inflación de febrero de 1973 (3,22%[v]), nos damos cuenta que la inflación actual, es ocho veces superior a la de 1973. Más impopular es la insistencia en políticas devaluacionistas y en políticas de transferencias de divisas preferenciales a la burguesía local por las vías de CADIVI y el SICAD.
La tendencia al aumento del voto opositor…la ultraderecha gana terreno
Con esa campaña nos parecía difícil una victoria holgada sobre la ultraderecha. Si seguimos la tendencia de los votos de la oposición nucleada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), podemos notar las altas tasas de crecimiento que detentan.
Entre 2006 y 2012 los votos del chavismo crecieron en 882.052 votantes, es decir, 12 por ciento[vi]. Muy por debajo de lo que esperaba la dirigencia chavista. En ese período, los opositores crecieron en 2.298.838 votantes, es decir, 54 por ciento[vii]. Muy por encima de lo esperado. Entre 2012 y 2013 la oposición creció bastante (en apenas 6 meses creció lo que el chavismo creció en seis años -2006-2012-) y el chavismo por primera vez disminuyó. En latabla 1 se muestra la evolución de las votaciones en elecciones presidenciales, de los dos principales bandos en contienda. Para el período 2018, se pronostica a base de una tendencia que refleja el promedio simple de las anteriores elecciones. Claro está, los sucesos políticos radicales, echan por tierra las tendencias observadas en el pasado. Sin embargo, lo que se quiere mostrar, es como la oposición tiene enormes posibilidades de regresar al poder político, más aún si conserva el poder económico.
Tabla 1:
La estrechez de los resultados y lo endeble de la “victoria” sobre la ultraderecha
Los chavistas juraban que ganaban con un amplio margen y la oposición no tenía en sus planes un aumento de su votación que acompañase un descenso en el voto del chavismo. Lo cierto es que el resultado fue una sorpresa para ambos.
La dirección chavista considera que el pueblo no tiene “conciencia” de lo bueno que es el gobierno y por ello se abstuvo. Otros chavistas opinan que el pueblo se fue a la playa en vez de votar. Otros, afirman que el triunfalismoempujó a las masas beneficiadas por los programas sociales del gobierno, a “enchinchorrarse” en su apartamento. Sin embargo, ninguno habla de las causas estructurales (los problemas económicos y en segundo plano la inseguridad) de la pérdida de un contingente grande de votos, que en apenas seis meses pareciera que cambió de bando. Teniendo en cuenta la gravedad de los problemas económicos, el chavismo sacó una enorme cantidad de votos, sustentados en su trabajo ideológico, mediático y popular-asistencial. Sin embargo, esa fórmula se está agotando, y los cambios estructurales que el chavismo ha prometido, aún no llegan.
El análisis de los resultados y la “migración” del voto a la ultraderecha
"Desde el marxismo, consideramos que la senda conciliatoria arruina al chavismo y que la radicalidad puede devolver la confianza mayoritaria de las masas y puede facilitar la resolución de los problemas antes citados."
Manuel Sutherland: Escrito el 8 de Octubre de 2012
Vamos a analizar algunos números de la elección, sin ser éste un examen exhaustivo de los resultados. Sólo nos vamos a ocupar de algunos aspectos medulares que pueden indicar, una posible migración de votos bolivarianos hacia la ultraderecha, más por cansancio, que por apoyar a la figura misma que impone la MUD. A continuación, colocaremos un cuadro estadístico que correlaciona las elecciones presidenciales de 2012 con las de 2013. En latabla 2 se observan algunos indicadores interesantes. Vemos que la pérdida de votos de Nicolás Maduro con respecto a Chávez en las presidenciales de 2012 fue de 615.626 votos. Decimos que hubo una probable “migración” del voto, porque el 99% de las personas que votaron en 2012, volvieron a votar en el 2013, sólo que más de 600 mil dejaron de hacerlo por el chavismo y unos 700 mil lo hicieron por la oposición.
A primera vista, parece bastante improbable que Capriles (MUD) quien obtuvo un crecimiento electoral de 54% para 2012, haya podido crecer por “mérito” propio, en un 11% en apenas seis meses. Lo más probable, es que una buena parte de los que votaban por el chavismo, hayan “saltado la talanquera” y votado una opción distinta.
Es interesante el caso del Estado Zulia, en el cual el chavismo disminuyó su votación en 93.661 votos, 12 % menos de lo que obtuvieron en octubre de 2012. Siguiendo en la tabla 2, vemos la diferencia porcentual a nivel nacional y en algunos estados seleccionados, de lo no explicado por la hipotética migración del voto. Es decir, colocamos los porcentajes de crecimiento puro (descontando los votos que perdió Maduro y que suponemos fueron trasladados a Capriles). Como se denota en la tabla 2, la diferencia porcentual es sumamente baja y como lo indica una bajísima desviación estándar, todos los datos están muy cercanos al promedio aritmético.
Tabla 2:
Resumen estadístico básico, de algunos tópicos generales de la elección 2013
En la tabla 3 se muestran datos más detallados de la votación total y se hace una comparativa con la votación de 2012. En los Estados seleccionados al azar, se denota lo que Maduro decreció y lo que Capriles creció en dichos Estados. En seguida se muestran los indicadores correspondientes en los que se observa que (en promedio) el 70% del incremento en la votación de Capriles, se explica por lo que pareciera ser una migración del voto bolivariano. El 30% restante parecen ser votos adicionales que obtuvo Capriles, destacando los Estados Lara y Carabobo, donde obtuvo casi el doble de los votos que presumiblemente emigraron del chavismo. En Zulia, Aragua y Anzoátegui obtuvo crecimientos por encima de su crecimiento a nivel nacional. Algo que también llama la atención, es la disminución fuerte del voto chavista en Táchira, a decir de las cifras, el descenso en la votación en ese Estado, duplica al descenso promedio nacional. Tristemente, el Táchira es una zona plagada de narcoparamilitarismo colombiano, que poco a poco ha instaurado un régimen delincuencial sustentado en el contrabando de gasolina y alimentos, desde Venezuela hacia Colombia. La gravedad de este asunto, no se corresponde en lo absoluto con las medidas tomadas a tal respecto.
Tabla 3:
Comparativa de resultados electorales (2012 vs. 2013) a nivel nacional y por Estados
Polarización del voto por clases sociales
Es imposible afirmar con certeza el asunto de la migración de los votos. Solo es una hipótesis que a la luz de ciertos datos, ofrece ciertas perspectivas explicativas. Una de las bazas de esa explicación, consiste en la disciplina del voto antichavista y su dura segmentación clasista. En la tabla 4, se muestran resultados escogidos para mostrar los sitios en donde una preferencia se impuso con holgura a otra.
Tabla 4:
Diversas mesas electorales muy polarizadas
La conciencia de clase de la burguesía es sólida, en cuanto a la expresión de su voto. Muy pocos (menos del 4%) se ¨atreven¨ a desviarse de su orientación clasista y con disciplina votan por un candidato burgués de pura cepa. En los sitios más populares, los más radicalizados llegan al 70%, salvo contadas excepciones que rozan el 80%.
El supuesto “fraude” y las alocadas acusaciones de una mente estéril
El chavismo ha ganado 16 de 18 elecciones en 14 años. Aunque ellos digan 17, los números muestran que en las elecciones a la Asamblea Nacional del año 2010, el chavismo sacó menos votos que la suma de la MUD y el PPT. Gracias a un rediseño de los circuitos electorales y a la eliminación de métodos que garantizan la proporcionalidad del voto, el chavismo pudo tener muchos más diputados, obteniendo menos votos que la suma de los votos que alcanzó el PPT y la oprobiosa MUD.
La MUD viene de derrota en derrota. Por ello, muchos de sus seguidores llevan años gritando “fraude” y deslegitimando al Centro Nacional Electoral (CNE) que es dirigido por una mujer cuya ligazón con el chavismo es clara. Partiendo de ese particular, argumentaron muchas veces que habían satélites cubanos (¡!) que transformaban los votos de antichavistas a chavistas y un sinfín de penosos delirios. La campaña del “fraude” anunciado tiene el doble rol de desprestigiar al gobierno y de justificar las esperadas derrotas. Ello ha empujado a que el CNE sea el órgano electoral que más pruebas, auditorías y controles promueva. Además de eso, cientos de observadores internacionales y ONG tan burguesas como el “Centro Carter”, vienen a menudo a decir que el sistema de elección venezolano es el más transparente del mundo.
La MUD no cree en la estadística, como ciencia social, e impone como condición, que se audite el 54% de las urnas de votación, una “muestra” exagerada, acientífica y estólida. A pesar de ser absurdo, el CNE audita el 54% de las cajas en los centros electorales. Con todo eso, Capriles no se atrevió a decir: “fraude”, sino que él se sabía ganador y que exigía que se contaran manualmente TODOS los votos, cambiando de facto un sistema de votación electrónico, por un sistema manual cuyo clímax es el fraude a fuerza de forjar actas, quemar votos y con bolígrafos agregar números a la izquierda. Esta chifladura fue siempre denegada por el chavismo y el CNE.
El llamado a la desobediencia civil, el bufo intento de insurrección y más desatinos
La misma noche en que Capriles no reconoce su derrota electoral (no entendiendo su enorme victoria política), se abalanza a llamar al pueblo a la calle a protestar, a tocar cacerolas y a ejercer “presión” (el lunes 15 de abril) en las sedes regionales del CNE, para juntar fuerzas y llevar una marcha a la sede central del CNE de Caracas y exigir por la fuerza el reconteo manual de los votos. Según él, tiene en su poder más de 3200 irregularidades acaecidas en la “fiesta electoral”. Sin dar detalles de las mismas, se aventura a repetir que él tiene otro resultado en su comando. Las denuncias de Capriles rondan los reclamos por motorizados chavistas que intimidaban a votantes en cola, voto de personas enfermas en camilla, personas armadas que asustaban a caprilistas etc. Ninguna denuncia es consustancial a un acto fraudulento que permita torcer cientos de miles de voluntades. No presenta ni una prueba, pero hace continuos llamados a tomar la calle “con firmeza y energía”.
Los seguidores de Capriles más enloquecidos, agitan en frenesí extático ollas, sartenes y paletas de madera. Las “brigadas” juveniles andan en carros y motos costosas, azuzando, imprecando y maldiciendo al chavismo. A todo gañote tiran toda clase de invectivas a personas indefensas que trabajan en establecimientos bolivarianos. Aunque el número de protestas es muy acotado y sus protagonistas escasos, han logrado cometer crímenes muy graves.
La estrategia chavista del desgaste y las sombras del paro cívico que lleva al golpe
Mucho más organizados y con directrices acotadas, las bandas de lumpen armado que hacen trabajo político de masas en las zonas más depauperadas, se han lanzado a la calle con la intención de generar graves hechos de violencia que hagan de la situación, la antesala a una crisis política que obligue al reconteo de votos y a paralizar al país, desconociendo de facto la proclamación de Maduro efectuada el lunes 15 de abril y evitando su juramentación como Presidente el 19 de abril.
La búsqueda de desestabilizar ha tenido una respuesta oficial, deteniendo a más de 161 personas implicadas en hechos vandálicos menores. Sin embargo, es más que probable que sigan libres los cobardes asesinos que salen a la calle a disparar tras las sombras, a presuntos chavistas, y a quemar (con la gente adentro) ambulatorios, casitas del partido PSUV, ventas de comida etc. A golpe de madrugadas y gallos estas agrupaciones han asaltado y quemado una gran cantidad de establecimientos bolivarianos. El chavismo, haciendo proverbial su mano blanda, ha llamado a la paz, al amor (¡) y a la hermandad con feroces enemigos de clase que merecen los castigos más severos, por sus crueles felonías.
Los ocho (8) homicidios, 70 heridos y la guerra civil en subterfugios
“En sus manos quedará la sangre que ha corrido estos días (...)
No somos vulnerables a la guerra psicológica”
Capriles Radonski
Con enorme indignación hemos visto el accionar criminal de bandas armadas fascistoides. No es poca cosa que tales bandas hayan ya asesinado a ocho (8) personas en apenas 3 días[viii], amén de haber herido a otras 70. Se está haciendo común en las noches, los asedios violentos a espacios estatales del chavismo. Llueven las llamadas desesperadas rogando ayuda obrera revolucionaria, ante el azote alevoso de grupos criminales.
Las acciones de violencia vienen aparejadas de un ensañamiento muy propio del fascismo tropical, es decir, del narco-paramilitarismo colombiano, importado por grupos políticos derechistas y empresarios facinerosos. Es de recordar que en los últimos 10 años, el sicariato y los paramilitares han asesinado a más de 350 líderes campesinos en Venezuela y a decenas de sindicalistas obreros, gozando de la mayor de las impunidades. Sin hablar de centenares de atentados e intimidación con armas de fuego, que han sido frustrados milagrosamente, debido a que desagradecidamente el movimiento obrero no tiene una organización político-militar, que ejerza la violencia revolucionaria contra estas bandas delictivas. A mi mente llega el caso de William Junior, quien era dirigente sindical perteneciente a la Unión Bolivariana de Trabajadores (UBT). La descripción de Gonzalo Gómez es esclarecedora:
“Llegaron unos 40 matones que se bajaron de varios carros y rápidamente se le fueron encima al dirigente esgrimiendo sus armas. Luego de golpearlo repetidamente, le descargaron siete tiros, causándole la muerte, e hirieron también a un trabajador, sin que los demás pudiesen hacer nada para evitarlo. Realmente actuaron como una banda paramilitar apabullante”[ix]
Hechos tan grotescos como el triple homicidio de los dirigentes de la UNT en Aragua, Richard Gallardo, Luis Hernández y Carlos Requena, fueron perpetrados con total descaro en un restaurante céntrico. De la parapolítica y los múltiples homicidios contra obreros organizados, escribí un breve artículo en el que se explican los detalles que acá no hay espacio para contar.[x] Tras ese marco referencial, entendemos que la brutalidad de las acciones criminales de las bandas armadas que apoyan a Capriles, no es aislada.
El 15 de abril de 2013, huestes pro-Capriles fueron a amedrentar a una pequeña concentración de apoyo popular a Maduro. Entraron gritando improperios y acto seguido dispararon. A José Luís Ponce lo sacaron a golpes del Edificio de la Limonera, lo atropellaron con un auto que conducían esas hordas y luego le dispararon varias veces cuando agonizaba en el suelo[xi]. No contentos con eso, el 17 de abril (también en la Limonera) asesinaron a tiros a Rosiris Reyes, de 44 años de edad quien fue atacada por el lumpen virulento que apoya a Capriles, en el Estado Miranda (donde Capriles es Gobernador electo con apenas 45 mil votos de ventaja, igual que su jefe de campaña -Henri Falcón-, electo con algo más de 52 mil votos de ventaja).
Un golpe de Estado atípico y tricéfalo
Este coup d'etat es realmente disímil; se realiza sin militares a la carga, sin base social dispuesta a ser carne de cañón, sin ánimos de marchas y con escasos burgueses dispuestos a perder más dinero en un paro patronal sin perspectivas de triunfo. Este golpe se fundamenta en tres aristas mediáticamente impúdicas. La primera es la base opositora que toca cacerolas y hace bulla en sus casas. Los hijos de l@s caceroler@s de buena posición social, salen encapuchados a quemar cauchos, cerrar algunas calles y destruir algunas cositas de la zona donde vive la gente con mayores ingresos económicos (una porción pequeña del país). La segunda es la estrategia de la élite política desconociendo el resultado, alegando fraude y exigiendo un imposible reconteo manual de voto a voto. Apoyados por los aparatos de propaganda más reaccionarios del planeta, venden la idea de “crisis irreversible”, caos social y estallido popular. Dicha tesis choca con un ambiente cansado de correveidile, chismorreo y paralización productiva por razones políticas. La tercera vía es la lumpen-para-violencia. Ese camino implica una serie de actos criminales que engrosen la cifra de muertos, heridos y destrozos mayores. Estos hechos, son realizados por profesionales del delito, que en acciones para-sicariales, asesinan con estruendo, a la base chavista desarmada. Esto se hace para alentar la idea de inestabilidad social y justificar una salida negociada que beneficie al antichavismo.
Deber absoluto y prioritario de todo marxista, que aún cuando no sea ni de lejos chavista, es combatir con TODAS LAS FUERZAS los arrebatos golpistas de las bandas criminales que bajo el manto de Capriles se arropan. Es fundamental derrotar con la mayor de las energías, el proyecto de destrucción caótica del país, que pueda permitir envalentonar a la ultraderecha y potenciar salidas genocidas. Así como el partido Bolchevique en 1917 salió a combatir militarmente al ejército de Kornilov, que pretendía instaurar una dictadura sangrienta y derrocar al gobierno de kerensky, siendo ellos críticos implacables de ese gobierno, así el marxismo revolucionario debe salir a combatir al fascismo.
Estas acciones canallescas de la ultraderecha, dan a entender que su eventual regreso al gobierno, traería consigo una política de asesinatos colectivos al más puro estilo de la “noche de los cuchillos largos” de la Alemania nazi. Teniendo el poder político (aparte del económico que actualmente detentan), comenzarían sin duda una serie crímenes contra el proletariado radicalizado, que nos llevaría a años de terror y muerte. Es menester combatir a sangre y fuego a la intentona fascista..
La inexistente vanguardia marxista y el adiós a una oportunidad para hacer la Revolución Socialista de Verdad
En cuanto la vanguardia revolucionaria en Venezuela, brilla por su ausencia. Los que “sabían” militar desde elmarxismo, han sido absorbidos por la burocracia estatal “progresista” y sus discursos se orientan a conservar las políticas reformistas tal como están. Sus gruesos sueldos los atornillan a miserables posiciones de poder que temen perder si profundizan en la autocrítica, en la organización militante o si luchan por las reivindicaciones obreras que siguen hoy más vigentes que nunca.
Los autodenominados “marxistas” que quieren militar no saben cómo hacerlo, divagan y se dispersan en aventuras: hippies, autonomistas, anárquicas, individualistas, ciego-activistas, de trabajo social comunitario (ahorrándole dinero al Estado burgués), de caridad cristiana y un largo etc. donde la militancia no existe y ni siquiera se plantea ni por asomo, la lucha por construir paso a paso el aparato político-militar que barra con el protofascismo y el reformismo populachero.
A los más dinámicos en la “participación política” (desde twitter, conciertos, rumbas y facebook), la ideología pequeñoburguesa que dimana de la televisión, y de las instancias burocráticas de la actualidad, les ha metido ideas cretinas que nada tienen que ver con la construcción marxista revolucionaria: conuco, comunas, trueque, acriticismo, consumo de marihuana para relajar sus majaderas vidas, legalizar las drogas, anticonsumismo, comer los desechos que tiran los supermercados[xii] (para vivir una vida de mendigos sin dinero: “freeganos”)[xiii], viviendas hippies comunitaristas, creer que la revolución se hace desde el Estado Burgués, etc. Todo ello los sumerge en el conformismo, la inacción y una profunda pereza-confusión-indecisión que los hace mayoritariamente inútiles para cualquier tipo de militancia, por más inocua que ésta sea. Se avecinan derrotas obreras trascendentales, mientras nadie trabaje en la construcción de ese aparato político-militar revolucionario.
Manuel Sutherland
Centro de Investigación y Formación Obrera CIFO-ALEM