Escribo estas líneas por una cuestión coyuntural: las decenas de descalificaciones personales y epítetos contra militantes comunistas que he visto en la red, por la opción que acaba de hacer su dirección de apoyar a la candidata de la Concertación en las próximas elecciones.
Mi opinión, ante todo, no está basada ni en la buena crianza, ni buenos modales, ni nada parecido. Se trata simplemente de una opinión que surge de mi experiencia práctica, habiendo estado en numerosos momentos de mi vida, muy vinculado en diversos frentes de lucha con militantes comunistas, sosteniendo posiciones antagónicas y obviamente divergentes con sus posturas.
Mi primera afirmación es que en Chile, si queremos realmente empujar un proceso revolucionario., tendremos que ser capaces de ganar a las bases del Partido Comunista para tal proceso. Si no somos capaces de ganar para la revolución a dichos militantes y abandonamos dicha tarea, entonces no tenemos capacidad para construir la fuerza necesaria para los cambios revolucionarios. En la mayoría de los procesos revolucionarios victoriosos, la conducción política revolucionaria fue capaz de ganar a la mayoría de la fuerza social, incluido sectores vacilantes o reformistas en el campo popular. No se trata ni de establecer concesiones políticas o ideológicas, ni nada parecido: se trata de que es tarea de los revolucionarios ganarlos para esas posiciones como una tarea más, así como hay que ganar a sectores despolitizados, ganados por la ideología burguesa e incluso a miembros de las FFAA .
Lo segundo es simplemente ver la historia de la formación de la izquierda revolucionaria y sin ir más lejos encontramos a centenares de ex militantes del PC y del PC entre sus fundadores, incluido Miguel Enríquez (del PS) y Luciano Cruz (PC) y centenares de militantes que fueron incorporándose a las políticas revolucionarias.
Lo segundo: La crítica es a la política reformista que sostiene su dirección. Y el cambio de posición de cualquier militante es un proceso complejo, que tiene que ver con rupturas en muchos aspectos con la organización en que milita, con concepciones profundamente arraigadas, con una visión del marxismo y del leninismo estructuralista, etapista, que nada tiene que ver con la dialéctica materialista base del marxismo clásico. Este proceso de cuestionamiento no se genera de un día para otro, se genera a partir de la praxis política que los propios militantes van desarrollando. Entonces, el compañero o compañera que realmente tiene vocación revolucionaria (que son bastantes) como todo militante, cuando ingresa a una organización aprende lo que se le enseña, respecta sus dirigentes, cuida la unidad política de la organización como elementos básicos. Será con el tiempo de maduración del militante que poco a poco va desarrollando pensamiento político propio y evaluando la praxis de su partido. Esto no ocurre de un día para otro y quisiera decirles que ningún insulto, ningún ataque personal sirve para acelerar estos procesos. Solo la existencia de una praxis distinta, de una alternativa que se exprese local , sectorial o nacionalmente puede apoyar este proceso de crítica y desarrollo de otra visión política.
Lo tercero: Decía anteriormente que hablo desde mi experiencia. Durante los año 70 pude ver el proceso de cambio de muchos compañeros provenientes del PC en los frentes de lucha concreto y en el impulso de políticas concretas diferentes, no de consignas ni discursos teóricos, sino de práctica concreta. En los años 80´me tocó estar en el Frente de Presos Políticos discutiendo con muchos representantes del PC que creían a pie juntilla en la línea y la consecuencia de su partido. Hoy, no pocos de ellos militan en otras organizaciones, como Concejos Comunistas, Igualdad u otras organizaciones críticas de la actual política del PC. No pocas veces he conversado con ellos buscando las claves de su cambio y creo que precisamente cuando ven en los revolucionarios seriedad, trabajo y consecuencia adquieren un respeto básico hacia las organizaciones y compañeros que los criticas, y en esta misma línea las críticas respecto a que son vendidos, cobardes o similares, no tienen ningún respaldo en la realidad: como en todas las organizaciones en el PC igual que en otras, hay todo tipo de personas con virtudes y defectos. La lucha bajo dictadura nos permitió conocer el valor, la consecuencia de muchos de ellos, y tal como lo he señalado anteriormente virtudes y defectos al igual que los militantes de organizaciones revolucionarias. ¿Qué nos hace diferentes? No son cualidades personales distintas, es la opción política que asumimos lo que nos diferencia.
Finalmente para el lector que descalifique estas líneas pensando que busco algún acercamiento con el PC les señalo claramente que no comparto ni en lo más mínimo su programa político, que no creo posible, en la posición que ellos hoy sustentan, acuerdos políticos de ningún carácter. Mi preocupación está en que son muchos los trabajadores, pobladores, estudiantes, mujeres y sobre todo jóvenes que asumen las políticas reformistas y son ellos los que hay que ganar hacia una política revolucionaria. A mí no me importa el PC como partido, como organización que se incorpora de una u otra forma al duopolio del poder. Me importa que la política revolucionaria sea conocida por esas bases, que sea una práctica distinta la que ellos vean, porque finalmente es tarea de los revolucionarios ganara a las masas y no podemos pedirle peras al olmo.