DEFENSA POLITICA DE GUILLERMO RODRÍGUEZ ANTE EL CONSEJO DE GUERRA
REALIZADO EN ESCUELA DE SUBOFICIALES DEL EJÉRCITO, OCTUBRE DE 1981.
Señores Oficiales
miembros del Consejo de Guerra, comparezco ante Uds. para responder de
la muerte de un funcionario de la C.N.I. y al mismo tiempo responder por
más de 31 delitos que han configurado en mi contra los servicios de
seguridad e investigaciones. Sin embargo, comparezco al mismo tiempo
frente al Pueblo entero para que juzgue a un militante del MIR, ex jefe
de las Milicias Populares de la Resistencia y su actividad de más de un
año y medio en la Resistencia Armada.
Me declaro culpable de
haber nacido en una familia proletaria y haber conocido desde la
infancia el hambre y la miseria, de haber luchado mucho para educarme y
de haber comprendido desde muy joven que la sociedad chilena se funda en
el dominio y la Explotación de muchos por parte de unos pocos, apoyados
en un cuerpo represivo, a saber las FFAA.
Reconozco que desde muy
joven milite en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MlR, y que
durante los años 1970- 1973 me dediqué por entero al desarrollo del
Poder Popular en el cordón industrial Maipú-Cerrillos.
Reconozco que en
Septiembre de 1973 al igual que muchos Chilenos, resistí con las armas
el golpe militar que las FFAA dieron para derrocar al Presidente
Allende, para recomponer el sistema capitalista de dominación, para
hacer retroceder al pueblo, arrebatándole por la fuerza los derechos y
conquistas alcanzadas y para aniquilar a los Partidos de Izquierda y
particularmente a los Revolucionarios.
Reconozco que, luego de
dos años, de encarcelamiento y ser expulsado del país, me integré en el
exterior al amplio movimiento de Solidaridad con el Pueblo de Chile y
que trabajé organizando a los exiliados, denunciando las violaciones a
los Derechos Humanos, formando oficinas publicas de información sobre
los Presos Políticos y sobre los Presos Políticos Desaparecidos y que
participé activamente informando a los demócratas del mundo entero sobre
la lucha de Resistencia en Chile.
Asumo responsablemente
que no acepté el vivir exiliado obligatoriamente y que decidí libremente
regresar al país para reincorporarme a la lucha por la libertad.
Confieso que al llegar a
Chile mi decisión de luchar se fortaleció frente a las injusticias que
cotidianamente vive el pueblo Chileno. La gran contradicción entre
cientos de obreros cesantes, de obreros del PEM que ganan sueldos
miserables, de salarios de Hambre s mientras que un puñado de
Monopolistas se enriquecen, me indignó, de igual manera me enfureció el
ver miles de pobladores sin casa, viviendo marginados de todo derecho,
en tanto que crecían los grandes,, parques, los caracoles, los Bowling
Centers, Multicines, Hipermercado, etc.. , privilegios aberrantes de una
minoría.
Claro que Chile había
cambiado estos años; miles de jóvenes marginados del trabajo y la
educación y arrojados a la delincuencia, al vicio, a la cesantía, sin
tener una sola opción para el futuro; me encontré con dos Chiles
distintos y vi claramente al Chile mayoritario carente de derechos ,
reprimido brutalmente y todo esto hoy fundamentado en leyes y
Constituciones impuestas a través de farsas o simplemente por las armas,
y no fue novedad ver la misma represión que asesino a más de 5.000
Chilenos, que hizo desaparecer a 2.500 Presos Políticos, que arrastró a
las cárceles a uno de cada veinte chilenos, que arrojó al exilio a más
de 1 millón de chilenos.
La represión que encontré
fue peor: reprimiendo a los que luchan por techos, encarcelando a
dirigentes por el sólo hecho de formular peticiones, expulsando fuera
del país a connotados defensores de los Derechos Humanos, la llamada
Justicia Chilena repartiendo relegaciones, expulsiones y cárcel para
obreros, estudiantes, campesinos y para todo aquel que levante su voz
para reclamar sus derechos, más aún, persiguiendo y hostigando aún en
las cárceles a los Presos Políticos. Y también vi al igual que todos los
chilenos, la “justicia” de los aparatos represivos asesinando a jóvenes
como Jara, Arratia, Olivares, Horta Jopia, Palominos y Riveros, en
tanto que se institucionalizaba la represión a los obreros con el Plan
Laboral, a los estudiantes con la nueva Ley General de Universidades,
etc.
No vale la pena
extenderse en esta ocasión en explicar la situación actual de miseria y
represión en que viven los chilenos, basta decir que hoy vivimos bajo un
régimen de hambre y opresión respa1dados por las FFAA, en beneficio de
un puñado de monopolistas y oficiales de las propias FFAA. Y cuando
existe hambre y opresión en una nación, surge inevitable y de manera
absolutamente legítima la rebelión.. Porque la rebelión es un derecho
consagrado por la humanidad en su lucha histórica contra los opresores, y
la rebelión siempre fue condenada por los opresores..
Porque justa y legítima
fue la rebelión encabezada por O’Higgins, Carrera y Rodríguez contra el
yugo español y ellos fueron los “extremistas” de su tiempo. Porque cada
conquista alcanzada por los trabajadores chilenos ha sido a costa de
rebeliones, paros y huelgas, cárceles y masacres.
Señores oficiales del
Consejo de Guerra, es evidente que en Chile hoy en día hay unos pocos
grupos monopólicos dueños del poder y la riqueza y que la gran mayoría
vive con sus derechos postergados y sumidos en la miseria y esta
situación fue creada y mantenida por el poder de las armas de las FFAA
chilenas.
Es por ello que desde el
pueblo mismo ha surgido la Resistencia Popular y que no es otra cosa que
la organización clandestina de los oprimidos para hacer efectivo el
derecho a la rebelión, de los que luchan por sus justas aspiraciones y
saben que _ellas se alcanzarán sólo derrocando a la dictadura.
Confieso que, siendo yo
militante del MIR, a mi regreso me integré a la Resistencia Popular y
recibí la tarea privilegiada de aportar en un frente concretos: la lucha
armada,, y para mi propio orgullo mi partido me destinó a la vanguardia
del pueblo, a las Milicias de la Resistencia.
Porque para la
Resistencia está claro que la dictadura se sostiene apoyada sólo en el
poder de las armas de las FFAA y es por ello que luchamos por
desarrollar una fuerza popular que sea social, política y militar,
porque sabemos que sólo construyendo en ejercito de la Resistencia
superior a las FFAA lograremos derrocar a la dictadura. Es por ello que
elegimos el desarrollar la guerra revolucionaria, porque ello nos
permite luchar en todos los frentes, legal y clandestino, con la
propaganda y las armas, porque mediante la guerra revolucionaria vamos
desarrollando en pequeños combates nuestras fuerzas para ir alcanzando
el desarrollo de muchas fuerzas, uniendo al
pueblo, organizándolo para que luche hoy por sus derechos, pero que se capacite al mismo tiempo para los combates decisivos.
Me declaro culpable de
ser un miliciano y de estar absolutamente convencidos que solo la guerra
del pueblo nos hará libres. A ello me dediqué durante el escaso tiempo
que permanecí libre en Chile desarrollando las milicias populares que no
son otra cosa que grupos de obreros, estudiantes, campesinos, jóvenes y
adultos, hombres y mujeres que toman las armas para hacer efectivo el
Derecho a la Rebelión.
En unas pocas palabras:
Frente a la guerra de agresión que los monopolios y las FFAA desataron
contra el pueblo chileno, la Resistencia y sus Milicias desarrollan la
guerra popular. Porque está claro que en Chile está en desarrollo en sus
primeras fases la guerra popular, a pesar de que la propaganda oficial
presente a Chile como un “oasis de orden, paz y tranquilidad”; más de
150 acciones armadas de las Milicias en Santiago y todo el país durante
1930, lo señalan y lo confirman los asaltos a cuarteles en Santiago, y
la heroica guerrilla en Neltume, germen del Ejercito de la Resistencia.
El desarrollo de este
Consejo de Guerra es la prueba más palpable de ello, de que en Chile hay
dos fuerzas beligerantes:| la que Uds. señores oficiales representan en
este Consejo de Guerra y la que este prisionero representa, y los
propios cargos o delitos prueban esta guerra que se inicia. Sin embargo,
la Constitución de este Consejo de Guerra es ilegítima; la legislación
internacionalmente reconocida sobre conflictos armados, los tratados y
acuerdos reconocidos y por lo tanto obligatorios para el Estado Chileno,
establecen, claramente los objetivos y atribuciones de un consejo de
guerra, el cual no puede juzgar acerca del derecho de una fuerza
beligerante a “hacer la guerra” como tampoco acerca del derecho de un
pueblo a organizar e iniciar su Rebelión contra una dominación tiránica.
Sólo puede llamarse a un
tribunal de esta naturaleza para sancionar los atropellos cometidos por
los combatientes contra los usos y costumbres de la guerra, lo que se
conoce como crímenes de guerra, los cuales están claramente tipificados
por el Derecho Internacional sobre conflictos armados, uno de los más
claros y graves de estos delitos es la tortura de prisioneros, que hoy
se aplica en forma masiva y prácticamente institucionalizada por los
servicios
policiales y de seguridad del régimen militar.
Este Consejo de Guerra
contra un miembro de la Resistencia organizada del pueblo chileno contra
la tiranía que lo oprime, no pasará de ser una mascarada sin valor
moral ni jurídico alguno, si junto con la aceptación implícita que el
conlleva de la existencia en Chile de una situación de conflicto armado,
no aceptan también las consecuencias de esta situación, entre las
cuales puedo mencionar como mínimo las siguientes:
La extensión de esta
legislación de guerra a ambas fuerzas, lo que significa enjuiciar a los
criminales de guerra ocultos entré las propias FFAA al servicio de la
dictadura, a los autores, cómplices y encubridores de los miles de casos
de tortura, asesinatos, desapariciones, tanto a combatientes dirigentes
del pueblo, como a civiles inocentes o ajenos a las operaciones armadas
tengan el grado o función que tengan, y estén o no en servicio activo,
puesto que como lo señalan la legislación internacional, el crimen de
guerra es un crimen contra la humanidad, que, por lo tanto, no tiene
plazo de prescripción.
El reconocimiento de las decenas de combatientes encarcelados y
ocultos entre la
población penal común, su reubicación en campos especiales protegidos
por los acuerdos internacionales al respecto.
Designación de un
organismo Internacional que de garantías de imparcialidad y eficacia
como mediador entre las fuerzas beligerantes, que controle y avale el
respeto por ambas partes de las normas internacionales al respecto, para
lo cual propongo acudir al Comité Internacional de Cruz Roja con sede
en Ginebra.
Por lo que respecta a mis responsabilidades puedo señalar lo siguiente:
Se me acusa de más de 30
acciones de sabotaje incendiarios y reconozca que estas acciones fueran
realizadas por la Resistencia Popular en la Campaña “Si no hay casas
para los pobres no habrá casas ni centros de diversión para los ricos”.
En esta campaña compartí la admiración del pueblo por los audaces
milicianos que redujeron a cenizas lugares en donde jamás un trabajador
puso sus pies, locales tales como; “Camino Real” restaurante símbolo, de
los patrones, “Drivering Las. Brujas”, “Bowling-Center”,
“Serviu”,”Escuela Nacional Sindical” Oficinas de Codelco, etc.
Se me acusa de haber
participado en la toma de radio Portales y reconozco con orgullo que fue
mi voz y la de mi compañera Arcaida Flores Pérez “‘Marcela” o
“Victoria” asesinada por la Brigada Investígadora de Asaltos el día 16
de Agosto de 1981, las que la Resistencia escogió para difundir un
mensaje al pueblo; Dicho mensaje fue entregado a través de una acción
armada el 29 de Abril ante la imposibilidad de nacerlos por los medios,
ya que aquí en Chile no hay libertad de expresión, menos de prensa o
difusión.
Se me acusa de haber
participado en la .distribución de alimentos que las milicias realizaron
en la Población “La Victoria” en 1980 y reconozco que frente al hambre y
la miseria de los pobladores es legítimo expropiar y distribuir los
alimentos de las grandes empresas que trafican con las necesidades más
elementales.
Se me acusa de haber
participado en expropiaciones a bancos y reconozco que la Resistencia
realiza estas acciones para desarrollar con más fuerzas las Milicias y
la lucha en general. Solo me cabe señalar las diferencias que hace la
“justicia” chilena tan blanda para los que roban con guante blanco en
los escándalos del IVA, caso CRAV, financieras brujas, Tattersal, auto
incendios, las AFP o los casos más dramáticos de la CNI en la ciudad de
Calama.
La acusación principal,
motivo de este Consejo de Guerra es el ajusticiamiento de parte de la
Resistencia de un agente de la CNI y del atentado contra una funcionaria
del Servicio de Inteligencia. Independientemente que, como señalo mi
abogado, solo me correspondió retrasmitir una orden de un grupo de
milicianos, quiero señalar que hemos llegado a esta situación producto
de los métodos que la propia Dictadura viene aplicando, desde 1973 en
adelante con resultado de muerte de miles de chilenos que han sido
asesinados, desaparecidos, fusilados, torturados y vejados por los
Servicios de Seguridad.
La opinión pública ha
conocido cientos de denuncias no sólo de la Resistencia sino de diversos
Organismos presentadas a los tribunales, en foros Internacionales
Comisiones de Juristas, ONU, y nunca las FFAA o los tribunales hicieron
algo, más aún cuando se comprobó la participación de Carabineros en los
asesinatos de Lonquen, estos fueron indultados.
La Resistencia Popular y
sus Milicias son una fuerza Beligerantes que respeta el marco y las
Leyes que rigen los conflictos armados pero frente a la tortura y el
asesinato impune de resistentes, como los casos señalados de Jara,
Arratia, Olivares, Horta Jopia, Riveros y los miles de asesinatos y
desaparecidos ha decidido hacer efectiva la justicia popular contra
todos aquellos responsables de torturas, masacres, asesinatos,
desaparecimientos y este es el caso de Tapia Barraza y de la Mayor
Ingrid Olderock.
Señores Oficiales, como
integrante de las Milicias Populares, como oficial capturado por la
fuerza enemiga, sé que este Consejo de Guerra no me juzga
imparcialmente. Cualquiera pena que se me imponga, la rechazo porque
solo acepto el juicio del pueblo, de la Resistencia, y de mi partido. En
todo caso obligado por las circunstancias de ser un prisionero de
Guerra tendré la fuerza moral para seguir adelante, porque como todo
miembro del MIR y de la Resistencia nos empuja la fuerza de Salvador
Allende, de Miguel Enríquez y de miles de combatientes caídos y de los
que hoy luchan y particularmente por la generosa entrega y el ejemplo de
“Marcela Victoria”, quien era Arcadia Flores Pérez que sola enfrentó
arma en mano a un numeroso enemigo.
Lamento que con mi
captura ustedes hayan obtenido tres armas y documentación de las
Milicias y cualquiera sanción que el Partido, la Resistencia, o el
pueblo me aplique por este hecho será mucho más doloroso para mi que
cien condenas de ustedes.
EI pueblo Chileno hoy ya
ejerce la rebelión, porque sabe que sólo la lucha nos hará libres, los
Resistentes luchamos por la Democracia por derrocar a la dictadura, por
convocar a una Asamblea Constituyente bajo un Gobierno Provisional que
genere una Democracia basada en el poder popular resguardado por
auténtica FFAA populares.
Tal como han sido todos
los Consejos de Guerra realizados desde 1973 este no es diferente. Hoy
no se juzga a Guillermo Rodríguez Morales, aquí hoy las FFAA de los
grupos rnonopolicos juzgan a un combatiente del pueblo, juzgan en
definitiva a la Resistencia.
Siempre los opresores condenaron la Libertad y la Rebelión, siempre han sido y serán derrotados.
GUILLERMO AURELIO RODRIGUEZ MORALES
CARCEL PUBLICA, SANTIAGO DE CHILE, OCTUBRE DE 1981.