domingo, 18 de agosto de 2013

Analisis de la Situación Política Nacional ( Juventud Revolucionaria por el Poder Popular- JRP3)


 No es novedad para nadie, independiente de su grado de interés y convicción política, que en Chile estos últimos meses, se ha originado una tendencia de continuidad en el ascenso de la lucha de masas en algunos sectores del pueblo.
Desde las masivas movilizaciones estudiantiles y en contra Hidroaysén, el año 2011 devela distintas problemáticas, provocando dos situaciones en términos de conciencia de las masas: Primero, la desacreditación de la institucionalidad  burguesa y  segundo, la crítica a la estructura social  y del bloque dominante por parte de los sectores más avanzados del pueblo, precarizados por el avance de grandes empresas u otros, que han ido marcando la pauta de estos tres años mediante diferentes luchas (Freirína, Magallanes, pescadores artesanales, Mapuches etc).
En este mismo sentido, los grupos que claramente implican una correlación de fuerza significativa, han generado y replanteado sus propuestas para este periodo, desde el bloque en el poder con su ofensiva estratégica, hasta las organizaciones de izquierda tanto parlamentaria como extraparlamentaria.

De esta forma, la actual coyuntura está cruzada por dos aristas: las reales posibilidades de la clase dominante de relegitimar el modelo institucional resquebrajado, versus, la posibilidad de que nuevos sectores del pueblo, arrojados por las condiciones objetivas de explotación y usurpación, sigan dando continuidad a las luchas y profundizando la crisis institucional de legitimidad que actualmente vive el país. Crisis de legitimidad cruzada por una serie de hechos de irregularidad como lo ocurrido con el INE (en la alteración de los resultados del CENSO), el Servel (en la pérdida de votos en las últimas municipales y la actual inscripción ficticia de independientes en algunos partidos políticos) y además, en hechos concretos de corrupción en Carabineros y la PDI por temas de narcotráfico, entre otros.
Sin embargo, el bloque dominante intenta adaptarse a los nuevos escenarios y superar su modus operandi, impulsando diversas medidas que les permitan volver a dar legitimidad al sistema político. En este sentido, las implementaciones más significativas  en la agenda, es la instalación del Voto voluntario, la nueva ley de Partidos y las recientemente vividas Primarias. Estas posiciones y propuestas, aún no son hegemónicas dentro del bloque dominante, situación que se devela en lo tardío de la aprobación de primarias, breve periodo de difusión televisiva de las campañas y la casi inexistente presencia de primarias para el parlamento, sin embargo se abren paso poco a poco en la arena política Chilena.Mientras tanto, con lo que respecta a la represión e  incapacidad del Estado en cuanto a la absorción de las demandas del pueblo, el actual gobierno no ha  dudado  en impulsar medidas contrainsurgentes, trabajando arduamente por lograr establecer consenso con los más amplios sectores del parlamento y el sistema judicial. Bajo esta retina, se criminaliza el ejercicio de la protesta, banalizando su práctica a umbrales delictivos e inconscientes. De esta manera se justifican la aprobación   de nuevas leyes, las cuales  aíslan y endurecen las penas a los que utilizan la violencia desde una perspectiva política como método de lucha. El Gobierno, ha aprovechado los escenarios de marcha para justificar e impulsar nuevas medidas represivas, impulsadas en primera instancia en territorio Mapuche  y sectores marginados históricamente, siendo hoy el uso de estos métodos cada vez  más frecuentes en las movilizaciones.  Sólo por nombrar algunos, tenemos el secuestro y seguimiento a dirigentes estudiantiles (caso del estudiante del Liceo Barros Borgoño secuestrado por la PDI hace algunos meses), montajes y amedrentamiento en distintos niveles y formas.Si bien, ante los ojos mediáticos, el bloque en el poder muestra posiciones políticas divergentes, enfrentan con la misma mano  la criminalización hacia los movimientos sociales, no poniendo en duda defenderse entre sí para mantener el modelo que vela por sus intereses únicos como clase explotadora.  Un ejemplo concreto, es lo ocurrido durante el verano con la familia  Luchsinger, donde el gobierno emplazó a todos los sectores con representación en el parlamento a reunirse y manifestarse contrariamente frente a toda acción violenta en dicho territorio. De este modo, acrecentó de paso, la criminalización a  cualquier acción directa contra la institucionalidad. Otro ejemplo de la cohesión del bloque en defensa de sus intereses es lo ocurrido en relación al ataque a la oficina del precandidato Democratacristiano Orrego, instancia en la cual  a pesar de pertenecer a coaliciones distintas, todos respondieron en forma conjunta dándose un respaldo sólido.Paralelamente, en el plano económico, seguimos presenciando una profundización de las medidas Neoliberales en nuestro país. Estas medidas, evidentemente, son causa  de los distintos problemas ambientales, de subsistencia, contaminación, etc, que actualmente enfrentan distintos sectores del pueblo. Mientras tanto, la Burguesía Chilena no da tregua y se muestra realmente interesada en  “solucionar” los graves problemas energéticos que enfrenta Chile a cualquier costo, como por ejemplo lo demuestra la actual propuesta que elaboran los miembros de la CPC (Confederación de la producción y comercio) para ser presentada a los distintos candidatos Presidenciales, lo que reafirma su preocupación, por otro lado La Burguesia Chilena da énfasis a la inserción a nuevos mercados dentro de Latino América. En este sentido, Chile se sigue posicionando como uno de los países más propicios para la inversión extranjera y su variación, si bien ha representado una baja manifestada en el IMACEC de Marzo y Junio, no ha sido significativo para llegar al punto de poner en jaque el modelo. Tanto así es el fortalecimiento de la economía que  las empresas nacionales a nivel latinoamericano, transporte, empresa minorista, entre otros,  son categorizadas por las Corredores de bolsas internacionales como las más confiables de la región (Fallabella, Ripley, Entel).
No obstante, si la crisis a nivel internacional se profundiza y prolonga, además los problemas energéticos no son resueltos y llevan al país a invertir solo en la tecnología diesel elevando los costos de producción, inevitablemente repercutirá en nuestra economía, ya que Chile participa activamente dentro de las cadenas mundiales de producción y ante la caída de algún coloso internacional claramente repercutirá en las exportaciones de nuestro país.
Mientras tanto, el reformismo y las nuevas corrientes ciudadanistas que hoy se muestran cercanas a Marcel Claude, apuestan significativamente sus fuerzas a lo que ellos llaman la  incidencia real en la actual correlación de fuerza central o la utilización de este escenario como plataforma de difusión y propaganda de sus ideas. De esta manera, visualizan el escenario institucional y la actual apertura para un ‘’Chile más democrático’’ apuntando hacia la lucha por mayores derechos dentro del marco establecido o  señalando a la clase política como culpable del Chile que tenemos, atribuyendo una careta armónica y de consenso social al real carácter de clase del Estado y la hegemonía ejercida por el actual modelo. Desde esta óptica, estos sectores escatiman esfuerzos para levantar candidatos, construyen nuevas mayorías y a nuestro parecer, se transforman en un real aporte a la relegitimación de la institucionalidad actual, por sobre la real posibilidad que el Periodo nos abre para  tensionar aun más la crisis de legitimación, potenciar las luchas que el pueblo emprende y fortalecer una posición de clase en la actual coyuntura.
De esta manera de forma algo difusa aparece en el escenario electoral una nueva izquierda que se instala en el espacio abandonado por el PC y que vimos marchar unida el pasado 21 de Mayo,  basando su accionar en la ficticia incidencia que podrían lograr en el plano político tradicional, impulsando la institucionalización de la acción ciudadana, posición que ha repercutido mayormente en sectores de profesionales y universitarios.Desde la óptica de la lucha de clases y el papel que desempeña la izquierda revolucionaria,  se hace cada vez más latente prestar atención a los distintos escenarios de lucha que se han abierto y las posiciones que se cruzan. En relación a esto, se observa una continuidad en los conflictos locales o comunales ante  la necesidad reivindicativa por mejoras concretas en la calidad de vida, salud, etc.
Estos conflictos se enfrentan  directamente con la institucionalidad política proponiendo vías que están alcanzando una importante legitimidad a nivel de organizaciones de masa, por ejemplo las asambleas populares para la aglutinación y construcción de demandas locales. En este sentido, Quellón  representó la lógica de Control comunitario desde la demanda local de la salud, utilizando métodos de presión como la barricada, con la finalidad de apurar las posibilidades de diálogo y solución inmediata. El mismo carácter han tomado las luchas reivindicativas de sectores mas periféricos como el caso de Aysén  quienes, conscientes de la generación de recursos de su región, proponen la descentralización de los mismos a través de la regionalización de estos. Tenemos casos aún más emblemáticos como Freirína con niveles de autodefensa de masas y control territorial de gran envergadura en  las luchas emprendidas, con procesos de reconocimiento y despliegue de sus propias fuerzas como ejercicio real y concreto de poder popular para enfrentar al gran monstruo empresarial de Agrosuper, sumado a la clara intención de poder articular a nivel nacional un pliego del pueblo emanado por distintas asambleas populares.
Sin embargo estas luchas no están exentas de limitaciones,  es allí donde el proyecto revolucionario debe encarnarse, fortalecerse y materializarse dando cuenta las reales posibilidades de construir una sociedad distinta.Por otro lado algunos conflictos medioambientales, han tomado otro rumbo lamentable. Si bien el año pasado estuvieron en el tapete de la agenda política, han optado en su mayoría a reemplazar la organización y protesta social por judicializar los conflictos, lo que genera finalmente, la inamovilidad de estos en espera de la resolución.A pesar de estas iniciativas, paralelamente, el movimiento estudiantil por su parte ha madurado y acumulado experiencia: las marchas siguen siendo masivas y otros sectores se adhieren a las convocatorias como el pasado paro del 26 de Junio  impulsado por algunos sectores a transversalizar la lucha. La instancia fue tomando una fuerza inesperada y repentina adhesión por parte del sector trabajador,  tras un encuentro Multisindical  en Santiago y otro intraportuario impulsado por la Unión Portuaria y el SITECO llamando a  terminar con las AFP, apoyar la educación gratuita y a  renacionalizar el cobre. Este episodio es sumamente importante, dado a que como clase explotada, entendemos la necesidad de transversalizar las luchas, sin embargo, creemos indispensable que la izquierda revolucionaria haga una mirada autocrítica en cuanto a cómo se generan las coordinaciones y posiciones, que deben estar estrictamente ligadas a los propios procesos de desarrollo de cada sector, lo que para nosotros implica construir territorialmente fuerza cuantitativa y cualitativa y que desde esa realidad se levanten coordinaciones . La manera sobre inflada de conducir e impulsar el movimiento social, obedece a las concepciones de construcción estériles con falta de inserción real, obedientes a lecturas de periodo  que apuntan netamente al desarrollo agitativo mas que construcción y acumulación de fuerza social revolucionaria.El 11 de Julio la tónica fue algo distinta, la convocatoria de la CUT tuvo aun mayor repercusión en los trabajadores, paralizando en grandes cantidades el sector público, fuerza histórica de la multisindical. Sin embargo pudimos observar otros sectores, sindicatos y agrupaciones de trabajadores apostados en las calles (Correos Chile, Chilquinta, etc.) además del despliegue de algunos sectores en sus lugares de trabajo, como por ejemplo lo ocurrido a las afueras de ENAP, fue así como la jornada desde el día anterior comenzó con protestas, cortes y movilizaciones hasta caer la noche del 11 de Julio con algunos cacerolazos en algunas poblaciones, las lecciones que podemos sacar de esta jornada es la real necesidades de los sectores revolucionarios si insertarse, construir y fortalecer el sindicalismo clasista y combativo de nuestro país en pos de cuajar la fuerza que permita avanzar en los cambios que la sociedad Chilena necesita.Mientras tanto el panorama a nivel Universitario sigue siendo variado y heterogéneo o son bastantes las líneas que se cruzan en su desarrollo, visualizamos tres con sus respectivos matices, por un lado vemos fortalecida la posición del autonomismo y el neo reformismo representado por la Une y los Autónomos hoy mejor posicionados a nivel Confech, como también la Jota quienes siguen sosteniendo la vía institucional y su práctica concreta lo demuestra al levantar candidaturas a Diputados, que las tareas para el periodo son incidir en lo que denominan ‘’correlación de fuerza central’’ o directamente en la institucionalidad Burguesa para desde allí impulsar los cambios necesarios, de esta forma lo que apuestan  a nivel de masas es hacer demostraciones de fuerza en la calle que les permitan negociar con mayor fuerza o directamente acumular en el plano electoral desde estas trincheras.En segundo lugar el siguiente bloque con notorios matices encuentra como factor común, la conciencia de que frente a un eventual traspaso de las demandas estudiantiles a la arena institucional se vuelve un esfuerzo estéril y sumamente nocivo para el actual movimiento. Sin embargo el bloque mencionado aloja diferencias sustanciales en torno a su estrategia, en la cual algunos en la eventual coyuntura buscaran  prevalecer y acumular fuerzas, conseguir victorias parciales con la finalidad de legitimar la lucha y prepararse tanto en el plano político como el de la confrontación directa de clases por un cambio realmente revolucionario, que no será conducido precisamente por los estudiantes, sino que por los trabajadores y el pueblo. Sector que precisamente se esfuerza por desarrollar la acción directa de masas, el ejercicio del poder popular y el desarrollo de la protesta en todos sus planos, otorgando importante valor al trabajo de masas en las tareas que se emprenden.Mientras tanto otros buscan poner por sobre los objetivos concretos énfasis en la forma de movilización (tomas) dejando a su curso espontáneo todos los demás aspectos (Organización, autodefensa, acciones directas de masas, protestas, etc), sectores que no escatiman esfuerzos significativos para el enfrentamiento directo de clase, en el plano de la lucha concreta, además inflan las reales fuerzas del movimiento, poniendo en peligro su continuidad y maduración propia.  Así como también otros sectores emprenden procesos de radicalidad ficticia, alejado de los procesos de desarrollo concreto de los estudiantes, desligándose de los procesos de construcción, entregando ilusoriamente la conducción política al reformismo. Por otra parte otros sectores levantan las consignas del Control Comunitario, opción que no logra cuajar del todo y a nuestro parecer aun es difusa y poco homogénea, sin embargo la vemos fuertemente representada en sectores de secundarios en función de un nuevo proyecto educativo en el cual el control de la educación este en manos de los diferentes actores que intervienen en la educación, como también reflejado en algunos sectores universitarios que levantan de manera sobreestimada las banderas de la democratización de las Universidades.La lectura en este sentido no está agotada, sin embargo ya podemos dar cuenta de las tareas que debemos emprender para el periodo, desde esta óptica es  indispensable, para construir una propuesta de sociedad, saber valorar la historia, las experiencias de lucha,  como también la fuerza propia del pueblo mismo y sus organizaciones como también las del enemigo.
De esta manera se construyen la táctica y la estrategia, la cual sirve de brújula, ordenando las fuerzas y canalizando la práctica.El periodo actual, exige referencial la política, apostar a la unidad de los revolucionarios, alejarnos cada vez mas de las malas practicas y vicios que como izquierda revolucionaria de manera autocrítica debemos asumir y corregir, para que de esta manera, por medio de la inserción y la lucha concreta, el pueblo evidencie la sólida posibilidad de la construcción de un proyecto revolucionario y materializable. En este sentido la posición que adopte la izquierda revolucionaria de forma conjunta es fundamental para tensionar aún más la actual crisis de institucionalidad y hacer frente a los distintos mecanismos creados por la clase dominante para revertir la mencionada situación.Bajo estos elementos, concluimos y evidenciamos que históricamente ha existido la lucha de clases y la manera en que los explotadores han asegurado su dominio, es precisamente por la construcción de un estado, instituciones y legalidad que les conviene por donde se le mire. Para fortalecerlo aún más, inventaron un sistema que ellos llaman democrático, con reglas muy particulares, en las que el pueblo, jamás participó. El pueblo (inocente, inconsciente o ciegamente) confía en  esa vía, hecha por cierto grupo minoritario con poder político y económico, sin embargo como revolucionarios, vemos la necesidad de asumir y orientar el proceso hacia cambios radicales que nos aseguren la victoria.El Chile de hoy, el que porfiadamente se vuelve a poner de pie tras décadas de descomposición y avances de la clase explotadora materializado tras el golpe y la dictadura militar, nos señala que existe una sola vía hacia la victoria: tanto como izquierda revolucionaria, como conjunto pueblo, debemos asumir la necesidad de construir y reconstruir, por medio de un proceso de acumulación de fuerza social revolucionaria,  las condiciones militares, políticas, morales e ideológicas, para la transformación definitiva de la sociedad. Ante este periodo,  desechamos completamente la vía reformista para la toma del poder.Por esta misma razón, la tarea irrenunciable de este periodo, es la construcción de organización de base, social y/o política de carácter revolucionario, apostar a la unidad de la izquierda y construir el poder popular como única vía irrenunciable hacia el socialismo.