viernes, 2 de noviembre de 2012

El vicepresidente de la ONU que quiere "ocupar y nacionalizar la banca"


“Vivimos en un orden mundial criminal y caníbal, donde las pequeñas oligarquías del capital financiero deciden de forma legal quién va a morir de hambre y quién no. Por tanto, estos especuladores financieros deben ser juzgados y condenados, reeditando una especie de Tribunal de Núremberg”. Con esta aplastante contundencia despacha Jean Ziegler, vicepresidente del Consejo consultivo de Derechos Humanos de la ONU, su particular análisis del actual momento histórico. 
La dilatada trayectoria diplomática de este profesor emérito en la Universidad de Ginebra y comprometido analista internacional, que fue relator especial de la ONU para el Derecho a la Alimentación durante ocho años, impide que le tiemble la voz a la hora de señalar con el dedo inquisidor a los ‘culpables’ de la crisis sistémica. “No puede ser que en un planeta con los recursos agroalimentarios suficientes para alimentar al doble de la población mundial actual, haya casi una quinta parte de sus habitantes sufriendo infraalimentación”. En su último libro Destrucción Masiva. Geopolítica del hambre (Península), que Ziegler presentó ayer en Madrid, pone sobre la mesa una serie de cuestiones molestas de las que otros diplomáticos ni siquiera se atreven a hablar en los pasillos de la ONU. Unas críticas irreverentes que ya ventiló en otros trabajos como El hambre en el mundoLos nuevos amos del mundo y aquellos que se le resistenEl imperio de la vergüenza o El odio a Occidente.
Hay que multiplicar rápidamente las fisuras en el muro capitalista para derrumbarlo y crear un nuevo orden mundial m{as justo.
Su receta para revertir esta situación es, si cabe, tan radical o más que su tesis sobre la generación de las desigualdades:“Ocupar masivamente los bancos, nacionalizarlos y confiscar las arrogantes riquezas robadas por los especuladores financieros”. Una extremista postura que lo lleva incluso a criticar la incapacidad de movimientos de la sociedad civil como el 15M en España u Occupy Wall Street en Estados Unidos. “Reconozco que son símbolos importantes y que han logrado la simpatía de la sociedad, pero todavía son insuficientes para quebrar la actual relación de fuerzas si no desembocan en una huelga general indefinida. Hay que darse cuenta de que en el orden mundial reina una violencia estructural que se debe combatir con una contraviolencia basada en la resistencia pacífica”.
La migración de los grandes fondos especulativos a los mercados de materias primas, principalmente de la agroalimentación, la cual creció exponencialmente en el trienio 2005-2008 como explica Ziegler en su último libro, “es el origen de esta crisis genocida porque han disparado el precio de los alimentos básicos”. A pesar de la ‘destrucción masiva’ conceptualizada por Ziegler, el diplomático exhibe su característico optimismo de luchador a contracorriente y asegura que esta situación creará la conciencia social necesaria para “multiplicar rápidamente las fisuras en el muro capitalista, que acabarán derrumbándolo y creando un nuevo orden mundial”.
La insurrección será por el hambre o no será
El primer paso, explica, es darse cuenta de que “los criminales financieros son el enemigo común de los europeos, de los africanos y del resto de la población que sufre de hambre y desempleo en el mundo. Unos oligarcas que monopolizan los beneficios y privatizan los servicios y recursos”. Para Ziegler, esta toma de conciencia será el advenimiento de una nueva forma de solidaridad internacional entre todos los pueblos, que posteriormente se transformará en un “frente de resistencia intercontinental”.
Un convencimiento “total”, pero que se transforma en duda cuando se le pregunta por los riesgos y los pilares sobre los que se fundará este alzamiento popular. “Es un misterio, no puedo hablar de la revolución porque se trata de la libertad liberada en el hombre y los procesos revolucionarios son imposibles de prevenir porque tienen sus propias leyes y no son conocidas”.
Lo que sí tiene claro Ziegler es que la insurrección, como ha ocurrido en la mayoría de estos procesos a lo largo de la historia, se producirá por el hambre. “La hambruna ya es una realidad en las banlieues parisinas y el pueblo español también está sufriendo la pobreza, como el resto de Europa”. En este contexto, indica, la lucha de clases es “absolutamente inevitable porque las oligarquías capitalistas no serán capaces de reeditar el genocidio americano de los indios, ya que es imposible matar a todo un país como España y hacerle aceptar permanentemente las cadenas”.
“España no debería pagar su deuda porque es delictiva e ilegítima”
Las “cadenas” a las que retóricamente se refiere este diplomático de la ONU estarían impuestas por las políticas económicas de la austeridad, que califica como “absurdas y destructoras”. Los teóricos del neoliberalismo, añade, “nos han hecho creer que hoy en día la austeridad es la única política posible, pero sólo se aplica a la clase trabajadora y nunca a los banqueros. Estas políticas tienen un límite objetivo y no van a resolver los problemas”.
En contraposición a estas recetas neoliberales, Ziegler defiende unas políticas centradas en el crecimiento. Esta es la única esperanza que deposita en los representantes políticos, aunque matiza que de forma “extremadamente leve”. Sus protagonistas no podrían ser otros que François Hollande y Barack Obama. “Ambos deben formar una alianza por el crecimiento basada en la inversión pública, el incremento del salario mínimo, las prestaciones sociales, la búsqueda del pleno empleo y la lucha contra la desindustrialización”.
Para el vicepresidente del consejo consultivo de Derechos Humanos de la ONUestas políticas no son la solución final si no van acompañadas de un despertar de la sociedad civil y, sobre todo, del impago de la deuda“Los dirigentes españoles deben hacer lo mismo que ha hecho Rafael Correa en Ecuador, es decir, negarse a pagar la deuda, cuya amortización ya es altísima, porque es odiosa e ilegítima. Esto es, se ha creado, en gran parte, por la delincuencia financiera y la corrupción política, sin materializarse en inversiones reales”.
Una perspectiva que lo lleva incluso a cometer el atrevimiento de recomendar a los españoles  que objeten en la declaración de la renta al porcentaje del gasto dedicado a la deuda pública. Una campaña lanzada desde el 15M que califica de “necesaria, inteligente y eficaz”. Todos estos elementos en su conjunto, unidos a la inflación, podrán acabar con las “deudas injustas”.
Refundar la ONU para instaurar un nuevo orden mundial
La Organización de las Naciones Unidas debe tener un papel central en el futuro escenario mundial. Como explica Ziegler, la ONU se fundó con el objetivo principal de defender el interés general de los pueblos y promulgar los principios recogidos en la Carta de los Derechos Humanos. Sin embargo, “los mercenarios han pervertido su papel y destruido su credibilidad moral”. Entre ellos, no duda en señalar al exsecretario general Ban Ki-moon o al presidente del consejo de selección de los relatores, el hondureño Roberto Flores, “quien apoyó el golpe de Estado en su país en 2009”.

Para Ziegler, la refundación de esta organización pasa por imprimirle “mucha más democracia” eliminando el poder de veto de las naciones integrantes del Consejo de Seguridad, limpiándola de “golpistas” y eliminando las prebendas del FMI y el BMEl neoliberalismo delictivo, concluye el diplomático, “se cura con política”


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Los devaneos de la izquierda (Juan Francisco Coloane)

A raíz de su reciente estancia en Siria, el escritor y periodista chileno Juan Francisco Coloane aborda la actitud que observa una parte de la llamada «izquierda internacional», y en específico la dirigencia de la Internacional Socialista, en relación con el tema sirio.

Los últimos atentados terroristas en Siria, particularmente los perpetrados en Damasco, contribuyen a desmitificar el carácter de esta guerra irregular y fabricada para derrocar un gobierno, Este es un hecho claro que no aceptan los cuarteles generales que la diseñaron que diseñaron esa guerra.
El protagonismo del terrorismo en la crisis siria también permite desentrañar el «misterio» del por qué cierta izquierda forma parte de una insólita y nueva alianza para derribar el gobierno sirio. Lo que sorprende más todavía es la amplitud de esa alianza y el reducido número de s naciones que realmente cumplen con el requisito de respeto a los derechos humanos, que es precisamente el motivo invocado para derrocar al gobierno sirio, a pesar de tratarse de un gobierno legalmente constituido en un país soberano.
La cofradía contra Siria, incluye a los gobiernos más reaccionarios del planeta, como son las de las monarquías del Golfo Pérsico, Israel y las potencias de la OTAN. A estos se les debe agregar una serie de países que tienen gobiernos llamados de izquierda o progresistas, como es el caso de Argentina, Brasil, Ecuador y Uruguay, en la región de América Latina.
Argentina, Brasil y Uruguay utilizaron su voto a favor de la resolución de la Asamblea General de la ONU, aprobada el 19 de julio y titulada The Situation in Syria (document A/66/L.57). Ecuador se abstuvo. Esa resolución es una nueva condena contra el gobierno sirio, justifica sanciones e implícitamente abre la puerta a la aplicación del Capítulo VII de la Carta de la ONU, que permite la intervención militar en un Estado que supuestamente amenaza la paz, lo cual equivale en la práctica a derribar su gobierno. Bolivia se sumó a los pocos países latinoamericanos que rechazaron esa resolución: Cuba, Venezuela, Nicaragua. El documento fue adoptado por 133 votos a favor, 12 en contra, con 31 abstenciones, y las declaraciones de algunos delegados revelan la tendencia en las posturas de los países.
Se destaca la abstención de Tanzania, país cuyo representante lanzó un llamado a la ponderación e invitó a indagar más en el problema y a corregir el diagnóstico. Señaló que la abstención de Tanzania no significaba endosar la impunidad, aunque sí enfatiza que no se ha aplicado en el caso de Siria el principio de no interferencia.
Dijo el delegado de Tanzania que la resolución contra Siria no reconocía el papel de las fuerzas externas en el conflicto armado y que las omisiones constituían un obstáculo mayor para obtener una solución pacifica en ese país árabe. Y concluyó recalcando que Tanzania se apegaría al principio constitutivo de la Unión Africana de no promover cambios inconstitucionales de gobierno en los países.
A partir de la adopción de esa resolución y de la del Consejo de Seguridad, aprobada el 3 de agosto de 2012, en ocasión de la reunión 6810 de esa instancia de la ONU, reunión donde China y Rusia vetaron el incremento de las sanciones y la intervención militar, las acciones terroristas se han incrementado en Siria, como una respuesta directa al rechazo expresado por China y Rusia a la intervención militar.
La declaración del delegado de Siria ante la ONU, el 19 de julio de 2012, advertía de que el terrorismo iría en aumento. Hay que destacarla porque la prensa internacional ha ignorado ostensiblemente las declaraciones del gobierno sirio, como si este estuviese desplomado. El periodismo occidental, con las pocas excepciones que confirman la regla, opera como una extensión del bloqueo a Siria y del corte de relaciones con ese país.
El representante sirio ante las Naciones Unidas señaló que la resolución aprobada el 19 de julio en la Asamblea General de la ONU promueve el caos, el terrorismo, impide generar un diálogo nacional, abre la puerta a la introducción en Siria de mercenarios y terroristas y permite usar los campos de refugiados para el entrenamiento de milicias. Cada vez que el Ejército Árabe Sirio ha aplicado un cese al fuego la respuesta ha sido una ola de atentados, señaló el diplomático.
Y eso es exactamente lo que está sucediendo nuevamente en Siria, sin que el Consejo de Seguridad de la ONU, dominado por la tendencia que aspira a derrocar el gobierno sirio, llegue a tomar las medidas correspondientes.
La Internacional Socialista
El tema de los derechos humanos se está usando en una forma genérica, redundante e instrumentalizada. Eso es lo que se desprende de la conducta de la Internacional Socialista, ya que, en la actual coyuntura, la principal violación de los derechos humanos que se vive en Siria es el terrorismo.
En el congreso mundial de la Internacional Socialista, celebrado a fines de agosto de 2012 en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), se elaboró una declaración de condena a Siria.
No se entiende “condena de qué”, cuando en realidad es Siria el país agredido. La declaración se quedó corta al no llegar a recomendar la intervención militar inmediata, ya que esta medida fue rechazada por una buena parte de los delegados.
En una de las resoluciones adoptadas se acusa al gobierno sirio de haber matado a decenas de miles de civiles, sin mencionar en forma explícita y clara la intervención externa en esas muertes. Aunque no llega a manifestarse a favor de la intervención militar, la Internacional Socialista sí apela a que China y Rusia no apliquen el veto a la intervención, en una manipulación de lenguaje que resulta demagógica.
La declaración de la Internacional Socialista exhorta a «Que China y Rusia, en particular en el Consejo de Seguridad, estén en línea con el sentimiento de la comunidad internacional que es proteger al pueblo sirio».
Este devaneo es porque, en su fuero interno, cualquier adherente coherente a los principios de la Internacional Socialista sabe bien que el gobierno de al-Assad no es una dictadura y que, lejos de ello, es quizás en términos prácticos el gobierno del Medio Oriente que más practica la participación popular para la formulación de sus políticas públicas.
Es como si a los ojos de la Internacional Socialista la grave crisis internacional que representa el conflicto en Siria no fuera de importancia para países que han vivido y viven aún los desgarradores efectos de la desestabilización y de la ruptura institucional por medios violentos.
Existen fuerzas políticas de izquierda que, en aras de un dudoso expediente de acusaciones por violaciones de los derechos humanos y proclamando la ausencia aparente de una democracia en Siria, se han embarcado en el plan de derrocar al presidente sirio para «restablecer la paz».
Algo sucede con la izquierda y con el progresismo a nivel mundial y con su postura frente a la agresión de la alianza atlántica contra Siria.
Con la excepción –en Latinoamérica– de Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela y, en el resto del mundo, de Bielorrusia, China, la República Democrática de Corea, Irán, Myanmar, Rusia y Zimbabwe, países que expresan una posición definida sobre la soberanía y la integridad territorial de Siria, en el resto de las naciones no se observa una posición de no alineamiento con las potencias que a toda costa se empeñan en derrocar el gobierno sirio.
Las dos resoluciones de Naciones Unidas anteriormente mencionadas son claves para comprender el estado de situación de la crisis siria y cómo la gravitación política imperialista y colonial está influyendo en los sectores supuestamente progresistas y defensores de la independencia y la autonomía.
Desde esta perspectiva, considerando los objetivos de una agenda internacionalista orientada al bien público, aquellos partidos que forman parte de la socialdemocracia internacional, y no sólo estos si no toda esa amplia gama de personas que se identifican con el liberalismo progresista, tienen hoy la oportunidad de alzar sus voces en pos de restaurar el verdadero carácter multilateral y neutral de la ONU que se ha extraviado notoriamente en el caso del conflicto armado en Siria.


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