miércoles, 30 de marzo de 2011

EL PARTIDO REVOLUCIONARIO CHILENO: EL REFERENTE QUE NO CUAJA ( 1)

ALMA NEGRA

La dispersión, fragmentación y atomización de la izquierda revolucionaria chilena es un hecho conocido y presente en cada análisis político, llamamiento o propuesta que surge del sector. No existe colectivo, organización, proto- organización, partido o piños que no reconozca el hecho, y que a continuación no se pronuncie "por la necesaria unidad de los revolucionarios". Los intentos de avanzar en esta línea, desarrollados desde diversas vertientes políticas desde fines de los años 80`en adelante son incontables. Tanto como los fracasos. Coordinaciones, Comités de Unidad, Frentes, Partidos Federados, Bloques, y otras herramientas similares se han generado logrando efímeros acuerdos que se disuelven a poco andar.


Quienes fuimos alguna vez militantes del MIR y hoy participamos de otras organizaciones, reflejamos y resumimos la dispersion que no es distinta a la situación de quienes fueron militantes del FPMR, de sectores consecuentes que alguna vez militaron en el PC, o la de los militantes del MAPU Lautaro. Y pongo el ejemplo de militantes que adhirieron a un Programa de Revolucion Proletaria, a una Estrategia de Guerra Popular, a una concepción de Partido de Cuadros. Baste decir que hoy existen ex miristas en el PPD, en el PS, y en numerosas organizaciones de la llamada "izquierda extraparlamentaria", izquierda "desconfiada" o similares, amen de partidos que se reclaman continuadores del MIR. Tampoco es diferente las experiencias militantes de quienes fundaron en los años 90´organizaciones nuevas organizaciones políticas que tampoco lograron superar la dispersión, manteniéndose algunas de ellas tras fracturas y quiebres que a su vez dan nacimiento a nuevos agrupamientos. En principio, nadie duda teóricamente de la necesidad de la unidad. Incluso del recurso leninista de marchar separados pero golpear juntos. Y sin embargo ni eso logramos. Ni siquiera avanzar entre organizaciones que sustentas principios similares.
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    Los últimos meses hemos asistido a nuevos procesos de quiebres y reagrupamientos, algunos de ellos debatidos agresivamente hasta en Internet, tanto como los Congresos unitarios o nuevas coordinaciones que ya sabemos duraran algunos meses para desplomarse una vez más.Las características de estas organizaciones son su escasa o nula relación con fuerzas sociales reales, sostener principios y criterios políticos muy generales, escasa capacidad para realizar análisis de la formación social y acceder a un conocimiento más certero de las fuerzas sociales , y una practica localista ligada al asistencialismo, a la lucha reivindicativa que no logra politizarse, y en general con un tipo de militante más agitador y propagandista que constructor de fuerzas y al privilegio de una practica política que apunta más al acuerdo político cupular, a la maniobra, que al proceso de debate y construcción real de fuerzas conscientes, que en definitiva está mas preocupada de ganar un puesto en una federación, centro cultural u organización social a que la organización concreta asuma “la política revolucionaria”. Mas ruidos y fuegos artificiales que fuerzas reales construidas. Los puntos de contradicciones entre las organizaciones, no son distintos a los temas que sacuden a la izquierda a escala internacional, y que en muchos casos son debates y contradicciones que se arrastran desde la aparición del marxismo y el Manifiesto del Partido Comunista, conflictos agravados tras el desplome de los llamados socialismos reales, las derrotas a escala mundial del ascenso revolucionario de los años 60 y 70, y la contrarrevolución mundial desatada por las fuerzas imperialistas y burguesías locales extendida hasta el día de hoy con episodios de resistencias locales y reinstalación de proyectos reformistas particularmente en América latina bajo la caratula de “Socialismo del siglo XXI”. Los temas en debate son muchos: Reforma o revolución; proyectos nacionales o ser parte desde un proyecto o corriente a escala internacional; parlamentarismo o acumulación de fuerzas fuera y en contradicción con el escenario político legal; lucha reivindicativa o lucha política, lucha reivindicativa o asistencialismo, lucha legal o todas las formas de lucha, lucha armada como centro, lucha política como centro, lucha reivindicativa como centro. Estrategia de lucha por el poder de tipo insurreccional, estrategia parlamentarista, estrategia de guerra irregular. Desprendiéndose de lo anterior Partido o Movimiento, Partido de masas o Partido de cuadros. Centralismo Democrático u horizontalidad. Sin embargo, otros elementos que están presentes en la incapacidad de avanzar en procesos unitarios o de convergencia, son las prácticas concretas, las confianzas o desconfianzas que generan los actores políticos concretos y un mundo de subjetividades presentes en estos procesos. Desde este blog nos proponemos ir abordando el tema de la unidad de los revolucionarios en diversos artículos, y nos parece que el texto de Reinaldo Troncoso, del MCR publicado por Rebelión el año 2008 sigue siendo en lo sustancial, un buen punto de partida en el debate. El cinismo, la mentira y la izquierda revolucionaria en Chile.A los hermanos de ruta, a los compañeros de historia, a mis camaradas: a los revolucionarios. Hace ya mucho que la izquierda y los revolucionarios fuimos derrotados por nuestros enemigos de clase. Y hace ya tiempo también, que la izquierda y los revolucionarios nos empeñamos por superar esta derrota e iniciar nuevamente un proceso de reconstrucción orgánica, de rearme ideológico y de recomposición moral. En función de esta necesidad histórica, nos servimos de la experiencia y del legado moral que las generaciones anteriores nos dejaron como lecciones de consecuencia, entrega, combatividad, heroísmo y compromiso revolucionario. De este pasado extraemos los valores y principios que sostienen y dan posibilidad de futuro a nuestra lucha, y desde estos valores, hacemos los esfuerzos por levantar la estructura que sea la fortaleza de nuestras ideas y de nuestra práctica de clase. Sin embargo, hace ya mucho también que, los valores del enemigo se han hecho parte del acervo cultural de gran parte de esta izquierda y por lo mismo, los empeños que se invierten para remontar la lucha revolucionaria se retrasan y nuestros objetivos se vuelven una y otra vez a postergar en el tiempo. En casi 20 años, hemos ensayado cientos de fórmulas para salir del atolladero. Están como experiencia, desde los círculos de estudios y formación, pasando por los colectivos sociales y políticos, hasta repitiendo más de una vez la idea de los frentes y la organización de partido. Casi inexcusablemente nos hemos sentido necesarios y hasta imprescindibles en aquellas dinámicas. Nos parece por lo tanto, muy justo, valorar y considerar como un gran y significativo aporte, cada uno de los esfuerzos realizados en estas casi dos décadas de subsistencia política. Parte de los años ochenta, todos los años noventa y los ya dos tercios recorridos de la primera década de este nuevo siglo, se pueden caracterizar como un periodo copado de muchos y variados esfuerzos que en lo fundamental apuntaron a retomar la iniciativa estratégica, pero, lamentablemente sobre un escenario vacío de los principales antagonistas: la clase obrera y el pueblo. Una pequeña franja de jóvenes acompañados de unos pocos ex militantes, constituyeron la nueva fuerza de luchadores que, enfrentaban como realidad un modelo económico en crisis, pero, funcionando dentro de estructuras de dominación política ya suficientemente consolidadas; además de situarse al frente de una clase dominante unida estratégicamente y con una gran capacidad de administración, que les hizo posible prolongar hasta hoy las dificultades estructurales del modelo y su colapso. Este será el contexto que en primer lugar hará inoperante la retoma de la iniciativa. El reflujo social y político, no pulsado con rigor por esta nueva generación, significó profundizar los niveles de atomización a esta izquierda consecuente y a los revolucionarios, aislándonos aún más de las mayorías que ya habían encaminado su rumbo por los senderos del consenso burgués. LOS CAMINOS HACIA EL PANTANO Las ofertas culturales del capitalismo encontraron su terreno fértil en los fenómenos de atomización orgánica, fragmentación social y dispersión ideológica de los sectores obreros y populares, incluidos en estos, obviamente, la izquierda y los revolucionarios. Difícilmente los pequeños grupos que enfrentaban de manera activa al sistema, podrían mellar con sus acciones al contenido atrayente del “bienestar” consumista, al afán individualista y a la alienante competencia dada para complacer el arribismo social que había inoculado el sistema en cada una de las cabezas “ciudadanas”. La marcha por el endeudamiento y por el sobre endeudamiento ya se había iniciado en la década de los setenta y en los ochenta las tarjetas de crédito lucían brillantes hasta en las billeteras de muchos militantes de la izquierda anti-sistémica. Las justificaciones para legitimar tamañas novedades iban y venían del mismo modo que la Concertación justificaba la interminable “transición” a “la democracia”. La nueva fuerza, intentaba ser un baluarte de justicia frente a las mentiras y falsas promesas de los sectores dominantes, y su rechazo ético al sistema que tenía como contraparte la moda del pragmatismo político, la convertía en una izquierda marginal y distanciada de los espacios ocupados por las mayorías que, sólo ponían atención a las ofertas del gran capital financiero internacional. Difícilmente esta franja de revolucionarios pudo quedar libre de alguna contaminación ideológica burguesa, sobre todo en las condiciones de auto-“marginalidad” que asume. La identidad que se busca rescatar, definitivamente se altera o se pierde, cuando sin darse cuenta abre espacio en su seno, a todo un andamiaje conceptual dentro del cual la idea de diversidad, se constituye en un importante eje de desarrollo ideológico que, la propia clase dominante había elevado como la propuesta preferente de su consenso inter-burgués. Colocada en una situación de minoría; sin contar con espacios amplios de gravitación social; sin el ejercicio del debate al interior de una ausente clase obrera independiente y activa, crítica y con capacidad de control moral; sin la oportunidad de confrontar las ideas de cara a los acontecimientos históricos. En definitiva, esta izquierda revolucionaria minoritaria, se enreda y confunde con sus auto-referencias y sus “verdades propias”, perdiendo así el norte dialéctico de su dinámica, para finalmente caer cautiva de marxismos sui generis que, han resultado altamente nocivos y hasta contrarrevolucionarios en sus premisas. La constatación que se advierte y que resulta dialéctica en su naturaleza, es que no será posible constituir a la clase para sí, sin la existencia del instrumento organizador, educador y conductor de los trabajadores y el pueblo: el Partido Revolucionario. Así también, no será nunca posible sostener en el tiempo la naturaleza revolucionaria del Partido de la clase, si no se cuenta con una Fuerza Social Revolucionaria activa y que desarrolle un protagonismo transformador en los ámbitos políticos, económicos y sociales. Esta retroalimentación entre partido y masas será la condición que allane el proceso de acumulación de fuerzas y le devuelva a las masas su soberanía y poder político. Lo que ahora está dado, es una frágil voluntad por dotar a la experiencia militante, de los conocimientos y de los principios que den consistencia y rigor científico a la tarea de edificación del polo revolucionario y que sea alternativo en todos los sentidos al bloque dominante. Para entendernos, haremos un recorrido temporal sucinto, a las fases de desarme de la izquierda revolucionaria, y él como hemos caído en el actual momento de descomposición que arrastramos ya desde hace dos décadas, y que han acentuado la crisis del campo popular y prolongado en el tiempo el vacío de conducción revolucionaria. 1. A fines de los años 80 la crisis de la izquierda deriva en a lo menos tres situaciones negativa que instalan una correlación de fuerzas desfavorable para los sectores dominados y serían las siguientes: o Capitulación y subordinación de un sector importante de la izquierda al proyecto de la oposición burguesa. Año 86-87. El Partido Socialista Almeyda, se integra a la “Alianza Democrática” y arrastra al Partido Comunista a la demanda de elecciones libres, legitimando con ello el itinerario político diseñado por el Departamento de Estado Norteamericano, para el término de la dictadura y que llamaron “Acuerdo Nacional”. o El Partido Socialista, el Partido Comunista y el equipo de Alianzas del MIR, deciden cancelar la experiencia del Movimiento Democrático Popular (MDP) en el intento de posibilitar un acuerdo político con la “Alianza Democrática” (Mesa Política Privada) y deciden el impulso de “Las Mesas de Concertación” sustituyendo con ello a “Las Coordinadoras de Masas” que tenían un carácter más ofensivo y rupturista y que expresaban un protagonismo más directo de los sectores sociales. Se abandona al nivel cupular, la lucha democrática independiente y se reflotan en el PC y PS las viejas concepciones reformistas, estimulando a los sectores sociales a que se subordinen a la táctica burguesa opositora que levantó como referente central un organismo cupular que llamaron “La Asamblea de la Civilidad”, instrumento que asume como tarea, encabezar las negociaciones con el instrumento pro-gobierno, “El Acuerdo Nacional”. o Como resultado del abandono de la lucha popular independiente, se comienzan a manifestar fisuras en la izquierda y en los sectores revolucionarios. Este proceso deriva en una crisis generalizada que termina produciendo la división de los partidos cuya expresión se traduce en la generación de un polo reformista y otro revolucionario. El reformismo se realinea sumando además en esta iniciativa a la militancia escindida de los sectores revolucionarios. En el intento de disputarle la influencia a la oposición burguesa, constituye para la ocasión el partido electoral PAIS, que representó el absoluto divorcio con los objetivos históricos de la izquierda e incluso con los objetivos de clase del reformismo obrero de antaño. Son entonces, las profundas debilidades de los revolucionarios y las explícitas posturas capitulacionistas y conciliadoras del reformismo de izquierda, los que posibilitan la derrota ideológica de los sectores obreros y populares, que se sumará a la ya consumada derrota político-militar de la franja revolucionaria. El reflujo comenzado a mitad del año 1986 (año decisivo) con el aborto de la táctica del “Alzamiento Democrático de Masas” y la consiguiente frustración que significó para los sectores más avanzados en conciencia, devino en un fuerte y negativo impacto moral para la resistencia obrera y popular. El importante, significativo y provechoso estado de cohesión ideológico que se había logrado a lo largo del proceso de acumulación de fuerzas en el desarrollo de la lucha antidictatorial, se eclipsa de modo abrupto y comienzan a operar con respecto a las condiciones objetivas, formas de ver y entender los hechos que difieren radicalmente de los análisis marxistas de la realidad; por lo tanto se pierde la visión científica acerca de los acontecimientos. Las lecturas de la realidad, comienzan a tener en el seno de la propia izquierda revolucionaria un sesgo unilateral y absolutamente relativo, lo cual dio para que algunos intelectuales y líderes se rindiesen acríticamente al proyecto burgués opositor a la dictadura. Tales ejercicios intelectuales que van incidiendo en la experiencia práctica de los militantes, determinan el fortalecimiento de la renovación socialista, que en algún momento se batió en retirada, pero que dada esta crisis irrumpe con nuevos bríos, hermanada a sus nuevos camaradas ideológicos: los miristas y comunistas renegados. Sin constituir estos sectores un bloque único, se identifican con el discurso de ir valorando al interior del campo obrero y popular la democracia burguesa, y arriban a entenderla como un sistema justo, neutral y sin apellido de clase, legitimándola como opción política. La atomización se extiende como fenómeno político y social y la dispersión ideológica va dividiendo y subdividiendo a los revolucionarios, haciendo que en los pequeños grupos “el tuerto en el país de los ciegos se convierta en rey”. 2. Fukuyama y el postmodernismo se perfilan como la moda intelectual de los 90. Con el derrumbe del socialismo real, muchos de los pensadores de la izquierda ya centrista o ya reformista involucionan, comienzan a confesar culpas y reniegan de sus principios para compartir la misma mesa con el enemigo de ayer. En el campo revolucionario las visiones autonomistas y el caudillismo empiezan a erosionar los cimientos valóricos; al punto de convertir muchas experiencias orgánicas en los “laboratorios de experimentación” de los complejos psicológicos de militantes seducidos por los afanes de figuración personal. Con justa razón se entendió el surgimiento de los colectivos, como la forma más genuina de la crisis y derrota de la izquierda y los revolucionarios, esta forma de organización representó el estado concreto de la atomización en el que había caído de manera lamentable la izquierda reformista como revolucionaria. En los colectivos, que aparentaban las maneras democráticas con su horizontalismo a ultranza, es en donde más patente quedó el profundo grado de distanciamiento y divorcio de la izquierda con las grandes mayorías. En los colectivos, la izquierda y los revolucionarios nos mentíamos un papel de vanguardia y liderazgo que no poseíamos y que engañosamente nos iba ovillando hasta hacernos mirar nuestro propio ombligo. Los nuevos dirigentes y líderes, particularmente los elementos más jóvenes, desarrollan su rol y responsabilidad con un déficit significativo de preparación teórica; es más, muchos de ellos asumen la cruzada de descalificar todo esfuerzo que tienda a explicar los hechos desde una plataforma analítica. La soberbia y arrogancia caracterizaron en muchos espacios de encuentro de la izquierda, la conducta y actitud política de los militantes organizados en colectivos. El desprecio y rechazo a los militantes que intentaron una postura de evaluación intelectual de lo coyuntural, fue una conducta recurrente, el intento de análisis simplemente fue tratado como un ejercicio inútil, “pajero” y denso frente a opciones de naturaleza voluntaristas, espontaneistas y que sus actores reivindicaron como lo único válido, en tanto se trataba de una práctica de enfrentamiento directo con los aparatos represivos en la lucha callejera. 3. LUCHAR, LUCHAR, PERO SIN OBJETIVOS CLAROS Lo antisistémico, sintetizó el voluntarismo colectivista de casi dos décadas. A finales de los 80 y toda la década del 90, al margen de todo análisis e indiferentes de donde estaba situada la mayoría, se yerguen en la escena política nacional cientos de átomos políticos y sociales que pretendieron dar cuenta de los antagonismos de clase, paradójicamente soslayando el sentido y análisis de clases de tales enfrentamientos. Sin duda que el marco de fondo apuntaba a las falsas promesas, al populismo y demagogia de la clase dominante, que rápidamente había homogenizado sus intereses y que ya caminaban orientados por el “Consenso de Washington”. El radicalismo de la nueva generación, no hilaba ni pretendía hilar fino. Para estos actores políticos y sociales, todo olía a podredumbre y lo único que restaba era la acción directa de masas, aunque sin masas. La consigna que reflejaba este ánimo la construyeron el año 96, los estudiantes universitarios de la USACH: “Si las calles arden es porque aquí no ha cambiado nada”. Sin embargo, siendo razonable lo que esta consigna resumía, lo que no se entendía a nuestro juicio, era la relación dialéctica y directa entre la derrota y la superestructura ideológica del régimen, erigido para conducir la nueva etapa del Estado burgués. En este sentido, el nuevo liderazgo revolucionario, pierde de vista al Estado como el instrumento desde el cual la burguesía proyecta su dominación en el terreno de las ideas, y lo ven como un factor pasivo que no produce ni concentra la dominación, de ahí que no se sienta la urgencia ni la obligación de elaborar un programa que represente una concepción integral de sociedad y que nutra teóricamente las aspiraciones populares del momento, respecto de posturas como estas Lenin nos dice que: “La lucha por arrancar a las masas trabajadoras de la influencia de la burguesía en general y de la burguesía imperialista en particular, es imposible sin una lucha contra los prejuicios oportunistas relativos al "Estado".” ( 1 ), es bueno señalar que el contexto de las postrimerías de los 90, se muestra como la etapa de mayor dispersión ideológica en el seno de la izquierda y los revolucionarios. En este tiempo, en muchos colectivos comienza a cobrar fuerza la crítica al partidismo, se reivindica como más legítima la militancia social y de manera progresiva se va instalando una suerte de gremialismo de izquierda que; establece una dicotomía entre lo social y lo político e irrumpe con el discurso del autonomismo social y la idea de diversidad como negación a la homogeneidad de clase. El nuevo liderazgo comete el error de ver y sentir como enemigo a las políticas (las agendas), a los planes coyunturales, a las medidas temporales que toma la burguesía para resolver sus problemas y proyectar sus intereses. No logra ver el conjunto de factores que intervienen en la lucha de clases y que configuran en la historia el reflejo estratégico de su poder e intereses. De ahí el carácter cortoplacista que tuvo todo el accionar de la izquierda y los revolucionarios a finales de los 90, justamente porque no estaba entendido el rol del Estado aún en condiciones de democracia burguesa formal. Lenin nos recuerda desde el marxismo que: ”EI Estado es el producto y la manifestación del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase. El Estado surge en el sitio, en el momento y en el grado en que las contradicciones de clase no pueden, objetivamente, conciliarse. Y viceversa: la existencia del Estado demuestra que las contradicciones de clase son irreconciliables.” ( 2 ) La verdad es que en esta década se instaló un negativo fenómeno, que convirtió los espacios políticos y sociales en terrenos tremendamente áridos para el desarrollo del debate y la discusión, con la altura de miras que se precisaba para momentos tan adversos y complicados y que conformó la etapa más característica del reflujo de la clase. ( 1 ). Lenin. V.I. “El Estado y la Revolución”. Pág, 2. Ediciones en lenguas extranjeras. Pekín 1975. 1ª edición 1966. (2). Lenin. V.I. “El Estado y la Revolución”. Pág, 7. Ediciones en lenguas extranjeras. Pekín 1975. 1ª edición 1966. A mitad de los 90 se va configurando un estado de miseria intelectual que nos permitiría hablar del comienzo de un analfabetismo cultural, situación que precisamente pone la ciencia a larga distancia de la práctica política y social. La inteligencia es exiliada institucionalmente de las universidades y de aquellos espacios que la hicieron en un momento su hija predilecta y legítima; como eran los medios de comunicación social y las tribunas de los centros de estudios e investigaciones; de paso se le niega hospedaje en los sindicatos y en las organizaciones populares. En este periodo, la inteligencia no contó en el mundo obrero con aliados, como si los tuvo en los comienzos del siglo XX con Luís Emilio Recabarren, Elías Lafferte y tantos excelentes autodidactas del campo de los oprimidos, que la cultivaron y le dieron un lugar privilegiado en la marcha de los humildes hacia el saber y en la conformación de la conciencia de clase. Mientras la mayoría de los viejos militantes se divorciaba de su matriz teórica, para incursionar en muchos casos en terrenos idealistas, los jóvenes de los activos políticos, también en su mayoría despreciaban el intelecto y combatían en el ejercicio político la necesidad de estudiar, reflexionar y debatir a la luz de grandes ideas. Hacer el intento por sistematizar los recorridos históricos, sintetizar la experiencia o analizar el básico estado de las relaciones sociales, era necesariamente un enfrentamiento aparentemente generacional porque, este intento a favor del pensamiento y del desarrollo del pensamiento, era insultado como anacrónico, como desfasado o simple y vulgarmente tratado de “paja mental” por gente que supuestamente nos quedamos en el pasado. Al abrigo de estas circunstancias, los viejos y los nuevos militantes participamos e hicimos nuestras experiencias, y cada uno llevó la impronta de estos prejuicios y las distorsiones de querer avanzar sin la referencia teórica que, nos posibilitara orientar y ordenar nuestra marcha como explotados y oprimidos del capitalismo. En algún momento se asumió una suerte de acuerdo tácito, que en los espacios de discusión soslayaba recurrentemente los temas estratégicos, argumentándose que estos no nos acercaban y que por el contrario eran causa de división y retraso en la unidad. Esta posición que compartían muchos colectivos, cada día que pasaba era desmentida como una falsa postura y quedó demostrado que a la postre, tales argumentaciones, no fueron más que la gran justificación y el gran pretexto que utilizaron los caudillos para mantener a toda costa sus pequeñas propiedades o capillas político-ideológicas. Tarde nos dimos cuenta que la omisión de los grandes temas de fondo o estratégicos, nos condenaba a una eterna postergación del proceso de reconstrucción orgánico, el rearme teórico y el desarrollo de la conciencia de clase. Obviamente, censurada esta discusión, los diferentes colectivos y/o pequeños partidos de la izquierda y los revolucionarios, nos estábamos negando la incorporación en el debate y la discusión, de toda la base científica desde la cual podía edificarse nuestra concepción del mundo y de la historia. Mientras el enemigo consolidaba sus formas de dominación, inyectando en cada tramo de sus aplicaciones prácticas, la mayor cantidad de elementos “científicos”, aún cuando tales premisas se correspondiesen con las corrientes teóricas más unilaterales en la forma de explicarse los fenómenos de la realidad: Aún cuando, los modelos epistemológicos no superaran las nociones del empirismo, el sensorialismo y toda suerte de familiaridad argumentativa con el neo-positivismo. La clase dominante fue capaz de imponernos un “Consenso de Washington” que volvía a poner de pie los esquemas conservadores de la propiedad privada de los medios de producción, esta vez, sobre la base de una consistente revolución tecnológica de la cibernética y la informática, avances extraordinarios con los cuales se respalda toda la dinámica financiera y especulativa del gran capital imperialista. Así las pequeñas y grandes batallas del capital financiero internacional por una holgada hegemonía en el planeta, contó a cada momento, de una gran asistencia técnica e intelectual que hizo su juego seguro y exitoso. En estos casos, el ítem “asesoría” no pudo estar ausente de ningún presupuesto que pretendiera el financiamiento de cualquier estrategia de poder. De este modo, la clase dominante cubre todos sus espacios de planificación, con grandes y afiatados equipos de tecnócratas que a su vez se constituyen en sus representantes políticos. Al revés, en el campo popular, los actores orgánicos, desmerecían la labor de los intelectuales y asumían la lucha callejera como el único resorte de reconstrucción posible. CUANDO LA RAZÓN NO NOS ASISTE La década de los 90 que pudo ser un periodo de aprendizaje de lecciones históricas, un momento de autocrítica y de corrección de los métodos de construcción, un momento de análisis y profundización teórica; lamentablemente se convierte en una etapa de autodesarme, de divisiones y subdivisiones, de fragmentación social y de dispersión en el plano de las ideas. Pero también, se convirtió para las nuevas generaciones de activos políticos y sociales, en un momento de ruptura con todo aquello que les pareciera causa de la derrota. Los militantes de los 60 y de los 70 no fuimos capaces –según ellos- de tomar el cielo por asalto y heredarles una sociedad nueva en la cual volcar todo su ímpetu imaginativo y creativo y el gran reproche que se instala, es que fuimos demasiados intelectuales y poco prácticos en el terreno de la lucha por el poder. Que particularmente los partidos de la izquierda revolucionaria, gastamos demasiado tiempo y energía en elaborados diagnósticos; pero, nos hicimos incapaces e impotentes para imponer revolucionariamente el remedio que nuestras sociedades necesitaban. La nueva hornada de jóvenes izquierdistas, ponen en entredicho, no sólo los métodos de lucha, no sólo el modelo orgánico, sino algo mucho más importante: la teoría revolucionaria. En razón de estos cuestionamientos, se abren grandes flancos de crítica al marxismo, particularmente a lo que se supone, sería su variable stalinista. Es aquí donde el postmodernismo arremete con sus juicios escepticistas y poniendo el acento en la derrota, logra legitimar y justificar las visiones del radicalismo pequeño-burgués que posibilita el desarrollo de expresiones orgánicas seudo-anarquistas, que extrañamente conocen poco de Max Stimer, Proudhom, Bakunin, Malatesta, Kropotkin. Esta generación expresaba aversión al ejercicio intelectual, por lo mismo construyen sus argumentaciones con lecturas fragmentarias y desarrollan clichés sub-culturales que se asientan fundamentalmente en la irreverencia como conducta o comportamiento social. Junto con el advenimiento de la Concertación como coalición de gobierno, el terreno de la izquierda y los revolucionarios, por los varios factores que ya hemos señalado en esta reflexión, como ya lo dijimos, se muestra como un espacio árido. Con una clase obrera y con amplias capaz populares inmersas en un reflujo social y político profundo, atentos sólo a los cantos de sirena de la clase dominante. La vieja y nueva militancia queda reducida a pequeñas organizaciones, que más se asemejan a las estructuras de círculos de discusión política en tiempos de derrota. Es en estos espacios donde comienzan a cultivarse las desviaciones ideológicas, las trancas morales y los prejuicios que hacen crecer la desconfianza hacia uno u otro colectivo que se entienda como el rival o competidor, dentro de un falso proceso de acumulación de fuerzas que, precisamente por su naturaleza falaz, no convierte a ninguna de las orgánicas en la vanguardia revolucionaria que pretenden ser. Desde entonces a esta parte, la experiencia de la izquierda revolucionaria ha sido un permanente ciclo de encuentros y desencuentros, fusiones y divisiones que validan y confirman una y otra vez la egolatría y el personalismo enfermizo de los caudillos o “patrones de fundo” de las pequeñas capillas ideológicas. Ellos se nutren de las descalificaciones, de las injurias y vilipendios que lanzan contra aquellos militantes que les “roban protagonismo” o que demuestran ser más consecuentes, más capaces y más ejecutivos que ellos en la realización de las tareas revolucionarias. Estos caudillos que han surgido bajo el amparo de las debilidades de la izquierda y los revolucionarios, bajo la atmósfera de mediocridad que despliega la decadencia valórica del capitalismo, ellos y sus acólitos no sólo han retrasado los procesos de reconstrucción orgánica, de unidad estratégica de los revolucionarios, sino que peor aún, premeditadamente se han propuesto enturbiar los vínculos básicos de relaciones y acuerdos, desde los cuales se pueden trabajar las confianzas políticas para avanzar hacia propósitos de acumulación y crecimiento de la influencia de los revolucionarios en el seno del pueblo. Es mucho ya el tiempo y son muchos los años en que han operado como si fuesen una quinta columna del enemigo. Muchas veces su conducta política ha resultado mucho más dañina que las tareas de zapa de los agentes del enemigo, y siguen en nuestras filas sin que ninguno, hasta hoy, hayamos tenido la capacidad de neutralizarlos o derechamente expulsarlos de las filas revolucionarias. NO ECHAR LA CULPA AL EMPEDRADO Hoy nos hacemos testigos de la reactivación social de algunos sectores de trabajadores y de algunos sectores del pueblo. Son sin duda, aquellos sectores que más contradicciones tienen con el modelo, y la lucha que han emprendido es una lucha valiosa, importante, pero de naturaleza economicista. De ninguno de los enfrentamientos dados, podemos rescatar un trasfondo político que cuestione los pilares de sustento del modelo y que serían el origen de los problemas por los cuales se movilizan. Aun cuando algunas orgánicas políticas, quieran ver en estas expresiones de protesta y descontento, un giro en las condiciones subjetivas y declarar que la lucha reivindicativa actual, se acompaña de un avance en la conciencia de clase de estos actores sociales, y que nos encontramos a las puertas de un nuevo periodo de la lucha de clases, pensamos hay una gran equivocación. Si bien estas dinámicas tienen niveles satisfactorios de organización y cuentan con liderazgo social, no es menos cierto que, tanto la organización como su liderazgo, manifiestan como contenido una demanda social de carácter sectorial, que precisamente, no asume el conjunto de problemas económicos, sociales y políticos que de ser tomados en cuenta, daría lugar a una plataforma más integral de lucha democrático-popular, y que reflejaría por lo tanto, un estadio mucho más elevado de conciencia. Frente a estos embrionarios niveles de reactivación social, está presente otra realidad, pero que se plantea desde su ángulo negativo: el vacío de conducción revolucionaria. Si bien el enemigo de clase cumple con su cuota de causal en esta situación de debilidad y dispersión de los revolucionarios, también es real que otras causas y otros factores que condicionan la existencia de una dirección revolucionaria, se encuentran en nuestras propias filas. En este sentido, es bueno agudizar el sentido político y darnos cuenta que en nuestras propias organizaciones puede estar solapadamente presente el reformismo obrero o pequeño–burgués; puede estar el defensismo de izquierda, cuyas posturas centristas, se enuncian al interior de las organizaciones con postulados vacilantes que postergan permanentemente las tareas revolucionarias, so pretexto de que las condiciones objetivas nunca están maduras para la intervención de los revolucionarios; y el radicalismo pequeño-burgués que a diferencia de los defensistas, proclaman coyunturalmente posturas ofensivas y radicales, pero que están carentes de finalidades programáticas y objetivos estratégicos. En esta última concepción, nos encontramos con los elementos más perniciosos en cuanto a las desviaciones ideológicas que se manifiestan en nuestras filas. El radicalismo pequeño burgués suele ser por razones de extracción social, una tendencia de características negativa y peligrosa en la organización revolucionaria, por su afán de poder y de control de la estructura orgánica y en razón de una auto-percepción mesiánica, que pone en duda la capacidad teórica y política de conducción de aquellos militantes que no participan de su camarilla y de su política de pequeño círculo al interior de la organización revolucionaria; legitimando de este modo y en los hechos el fraccionalismo y la conducta tendenciosa solapada, encubierta, y que atenta permanentemente contra el Centralismo Democrático. Despliegan desde el pequeño grupo la actitud insidiosa contra cualquier militante que anule o ponga en peligro su influencia, y mediante artimañas como la mentira y el descrédito de sus “rivales” u oponentes, imponerse en su condición de minoría oportunista y con toda la carencia de moral revolucionaria que los caracteriza. Podemos decir por ello, que la etapa de descomposición en las filas revolucionarias, no ha llegado aún al fondo, y que todavía tenemos que andar un importante trecho de avances y reveses, hasta que no nos hagamos capaces de decantar, toda la escoria que la tamaña crisis vivida nos ha adosado al cuerpo orgánico-político. Lenin también nos alecciona, cuando en la crisis del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, debió enfrentar las posiciones solapadas y engañosas de Martov y desenmascarar el discurso aparentemente revolucionario de una minoría, que de manera oportunista y falsa se apartaba de los principios y de la práctica revolucionaria, intentando dar una y otra vez golpes arteros a la disciplina, a la democracia interna y a la moral de la militancia revolucionaria. Lenin, les dijo con franqueza y acompañado de su temple teórico, que los vacilantes, que los cobardes, que los oportunistas, podían si así lo deseaban, caminar hacia el pantano, pero que soltaran las manos de los militantes honestos y se fuesen solos a las trincheras de la contrarrevolución. Y así fue, Martov y su camarilla terminaron como (mencheviques) minoría engrosando las filas de los enemigos del proletariado. Podemos decir entonces, que la historia vuelve a dejarnos lecciones, que lo que ahora nos toca vivir, como una lamentable etapa de descomposición política y moral de algunos segmentos de la izquierda y los revolucionarios, se establece como una relación dialéctica de situaciones en la que el enfrentamiento de clases y no otro fenómeno, explica las causas y los efectos de la derrota obrera y popular, explica las necesidades y casualidades en el proceso de acumulación, aquilatamiento y finalmente desplome de la fuerza social revolucionaria, es decir, la lucha de clases explica todo el balance posible de un prolongado proceso de construcción político, social e ideológico y el carácter histórico de los enfrentamientos así como el revés objetivo de los sectores dominados traducidos en bajas de sus dirigentes y cuadros, por lo tanto, la lucha de clases explica también el descabezamiento de toda su fuerza. Pero también, poniendo atención a las contradicciones históricas, podemos integrar al análisis otra categoría de la dialéctica materialista: la relación contenido-forma, para poder explicarnos que, toda crisis y toda derrota, es el resultado provisional de la puesta a prueba de todo lo que táctica y estratégicamente se concibió como el movimiento histórico de los explotados, y en un periodo determinado de tiempo de la lucha de clases. Si es que hubo análisis y análisis riguroso, como amerita y exige una derrota, sea esta de orden táctico o estratégico; es bueno preguntarse ¿qué elementos de la ofensiva contrarrevolucionaria integró el balance? Hay que preguntar ¿qué elementos del alza (periodo-UP) y posterior reflujo de las masas fue considerado en el análisis? ¿Qué elementos de la reorganización y de la etapa de resistencia (periodo-post-golpe) fue tomado en cuenta en la reflexión? ¿Cómo se asume y que características concretas tuvo el relevo (periodo de instauración del Modelo Económico) de los dirigentes y cuadros presos, desaparecidos y muertos, en el proceso de reconstrucción y rearme de la izquierda y los revolucionarios? ¿Quiénes y cómo asumen y se asumen las tareas de conducción del nuevo periodo? ¿Qué capacidades y qué herramientas se utilizaron para definir la dirección revolucionaria del enfrentamiento? Cómo respondemos al hecho de que, durante dos décadas, la crisis, lejos de resolverse se haya profundizado, y que producto de esta profundización se haya mantenido por ya tanto tiempo el reflujo de los sectores obreros y populares y que la derrota lejos de superarse se haya convertido en descomposición moral y desarme orgánico-político. No es en absoluto malo, poseer aunque sea una pequeña dosis de humildad, para reconocer, que nos ha faltado capacidad en muchos terrenos, capacidad y habilidad para estar a la altura del desafió revolucionario de acompañar a los sectores obreros y populares en este periodo de derrota y reflujo, contar con una visión certera, con una propuesta de trabajo clara, lúcida, poseer un empeño enérgico y estimulador de la voluntad social y política. Reconocer con honradez, que desde el punto vista teórico y práctico hemos estado a kilómetros de distancia de la contextura política y moral de nuestros héroes, aquellos camaradas caídos en la lucha y a los cuales decimos seguir en su ejemplo de coherencia revolucionaria. En periodos de costos políticos y sociales enormes para la clase, no se puede mirar la paja en el ojo ajeno sin ver la viga que hay en el propio, hacerlo es caer en una vergonzosa actitud oportunista que no nos ayuda a avanzar siquiera un paso. El reformismo pequeño burgués que se posesiono en la dirigencia de la izquierda, lo mismo que el radicalismo pequeño-burgués, establecieron sus opciones frente al capitalismo, hacen sus propias rutas, caminos zigzagueantes y decisiones de conciliación que traicionan y confunden los rumbos de los trabajadores y los sectores populares. Allá ellos, pero los revolucionarios no podemos transformarlos en los objetos de nuestra política, nuestros destinatarios siempre son y deben ser los explotados y oprimidos, estén estos influenciados por las corrientes ideológicas que sean, nuestra misión es convencerlos y ganarlos para las filas de la revolución social. Tenemos demasiado que hacer y en condiciones de tanta debilidad y frente a tanta adversidad, que no podemos ni debemos distraernos ni desgastarnos políticamente con los amigos del pantano. Hay que girar la cabeza dirigir la mirada hacia las masas y exhortarlas a levantarse, a ponerse de pie e iniciar el camino de la lucha. A pesar de la crisis del sistema, los cambios revolucionarios no están a la vuelta de la esquina. Muy por el contrario, con la enorme maquinaria publicitaria del capitalismo, nuestra tarea de reconstrucción, en las actuales condiciones de dispersión, se reduce enormemente y nos hace avanzar con gran dificultad. Hasta ahora, hemos desplegado liderazgos débiles y aislados de los escenarios más dinámicos de la lucha de clases. Por esta razón, urge que en la conciencia de la militancia revolucionaria se instale con absoluta lucidez la necesidad científica de la UNIDAD REVOLUCIONARIA precisamente con un sentido mayúsculo. Si no se logra comprender que la convergencia comporta una direccionalidad estratégica en la lucha contra el capital, todo esfuerzo político y social, por muy consecuente, honesto y dotado del espíritu de sacrificio que sea, resultará del todo inútil, frente al compacto y granítico cuadro de la dominación política e ideológica que nos presenta la gran burguesía y el imperialismo. Esta necesidad científica, clasista y revolucionaria; no la ven, no la requieren y no les importa en absoluto a los caudillos con sus chatos, grises y mezquinos afanes personales. La tarea es aislarlos de las filas revolucionarias, desenmascararlos y dejar en evidencia la naturaleza pequeño-burguesa de su conducta e impulsar con los cuadros y militantes honestos, el camino de la verdadera suma de fuerzas que sólo es posible con una cuota grande de esfuerzo, compromiso, disciplina y un temple moral capaz de hacer frente a todos las adversidades y desafíos de la lucha revolucionaria contra el capitalismo. Estamos en el convencimiento de que es la hora, de rescatar las herencias de fuego, los legados firmes y macizos de nuestros héroes y nuevamente levantar con decisión y orgullo las banderas de la libertad y el Socialismo. “Hay que decirlo con toda sinceridad, en una revolución verdadera a la que se le da todo, de la cual no se espera ninguna retribución material, la tarea del revolucionario de vanguardia es a la vez magnífica y angustiosa.”. (Che: El Socialismo y el Hombre en Cuba)

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lunes, 28 de marzo de 2011

DECLARACION DEL MIR POR EL DIA DEL JOVEN COMBATIENTE

El MIR Frente al 29 de Marzo, Día del Joven Combatiente

A la clase obrera y al pueblo de Chile
A los Juventud popular
Al pueblo mirista
A nuestros simpatizantes y colaboradores
A nuestros militantes

"…necesariamente la solución definitiva pasará por un camino largo, duro, con muchas penas y Derrotas, pero con seguridad, con el calor y la luz de LA VICTORIA..."Eduardo Vergara

Hace ya largos 26 años, el odio, la tiranía, la maldad… daban certeros tiros a dos de los hijos más destacados de nuestro pueblo. Ellos, al igual que miles y miles de hermanos y hermanas de clase, habían optado por resistir y luchar contra la dictadura militar, que a sangre y fuego se había impuesto sobre los pobres de nuestra patria.
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    Los hermanos Vergara, fueron hijos de la clase obrera, hijos del pueblo, hijos de la lucha, el rigor y la resistencia. Crecieron en una familia humilde, en medio del hambre, la dictadura y la asonada popular, que a punta de protestas hacía temblar el régimen militar. Hoy, al igual que ayer, siguen representando lo mejor de nuestra historia, y se elevan tan altos como miles de hombres y mujeres que entregaron su vida luchando por el poder popular, la revolución y el socialismo. Eduardo, Rafael, Paulina, Mauricio, aquellos que resistieron en el Complejo Maderero Panguipulli, los combatientes de Neltume y los héroes de Fuenteovejuna, entre tantos otros que vivirán por siempre en la memoria del pueblo. Todos ellos son nuestro ejemplo a seguir. La imagen que evocan los caídos el 29 de marzo de 1985, es la imagen revolucionaria que queremos rescatar… de lucha, entrega y sacrificio… es la remembranza tangible del pueblo en armas, que pese a su lejanía el tiempo, solo su evocación, solo su recuerdo, hace temblar a los dueños del poder y la riqueza… es lo que nos llena de orgullo y voluntad para seguir luchando y construyendo marejadas pueblo organizado. Hoy, 26 años después, nos enfrentamos a un escenario distinto, pero no tan diferente al cual se enfrento la juventud popular que hoy recordamos, los dueños del poder y la riqueza siguen enquistados en lo más alto y amplio de la sociedad, poseen el control político, económico y cultural. Ejercen su poder a destajo, sin organizaciones populares ni revolucionarias, que sean capaces de resistir (aún) la voracidad capitalista. Con la llegada de la derecha al poder, nos enfrentamos a un escenario que se caracteriza por la profundización de la precariedad laboral, el perfeccionamiento de la democracia restringida, y la agudización del Estado Policial y Contrainsurgente. Es por ello que en el actual período de estabilidad de lucha clases, de cambio en el agente hegemónico del bloque dominante, de fraccionamiento concertacionista, de reagrupamiento hacia el centro de la izquierda tradicional y de una izquierda revolucionaria disgregada; Las tareas de nuestra organización están centradas en resolver, práctica y teóricamente, la construcción de la alianza de los explotados y excluidos y el desarrollo de una fuerza social revolucionaria con perspectiva anticapitalista y de poder que empuje y conduzca a la clase obrera y los pobres de nuestro pueblo hacia posiciones clasistas y de confrontación con el sistema y sus esbirros. Para ello impulsamos… El fortalecimiento de las organizaciones naturales del pueblo desde sus bases: contribuimos al desarrollo de una real conciencia de clases, enfrentada permanentemente contra las posiciones reformistas y contra los ricos y poderosos. El desarrollo de la violencia de masas, entendiéndolo como un proceso ascendente de organización, movilización y lucha. Desarrollando la lucha política revolucionaria inmerso en la lucha reivindicativa y política de las masas y centrada en la preparación de las bases materiales para enfrentamientos de carácter superior contra nuestros enemigos de clase. La unidad el pueblo: impulsamos poner en primer plano el problema de la explotación, la exclusión y la dominación, el cual lleva como consecuencia inevitable al cuestionamiento global del sistema de acumulación y el modelo de dominación. Que no tiene otra salida fuera de la revolucionaria. La unidad de los revolucionarios: construimos, paso a paso, un bloque histórico popular y revolucionario, antagónico al bloque de la clase dominante en el poder; en alianza con las fuerzas políticas y sociales más importantes de nuestro país; en sintonía con los procesos lucha popular continental, y en concordancia con la estrategia de GPR y su proceso de acumulación ideológica, social, política y militar. ¡PORQUE EL COLOR DE LA SANGRE NO SE OLVIDA…! NUESTRO HOMENAJE: ¡LUCHAR! ¡A CONSTRUIR MAREJADAS DE PUEBLO ORGANIZADO! Secretaria Nacional MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA MIR de Chile

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MEMORIA, JOVENES Y LUCHAS SOCIALES ACTUALES

Memorias, jóvenes y luchas sociales actuales
Foro-debate

¿Hay vínculos entre las luchas del pasado y las del presente?, ¿cómo se expresa la rebeldía de la juventud de hoy?, ¿hay rebeldía, existen hoy “jóvenes combatientes”?

Te invitamos a un foro-debate sobre “Memorias, jóvenes y luchas actuales” en Londres 38 el próximo 29 de marzo, “Día del joven combatiente”, con la participación de destacadas/os líderes juveniles.
Martes 29 de marzo a las 18.30 horas, en Londres 38
Ese día además será inaugurada una exposición fotográfica sobre la participación de jóvenes en las movilizaciones sociales de los últimos años.
Londres 38, espacio de memorias, ex centro clandestino de represión y exterminio
Entrada liberada

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CHILE, UN DEJA VU PERMANENTE (ANDRÉS BIANQUE)

Sin compartir el "fatalismo" sobre el futuro de la izquierda chilena, publicamos este texto de Andrés Bianque que evidencia muchos de los males que nos aquejan como izquierda, asumiendo aquello de que "al que le venga el sayo, que se lo ponga". (Alma Negra)

CHILE UN DEJA VU PERMANENTE
Como para que entendamos a la raza humana, es el sol el que se esconde cada tarde, no nosotros. (Anorak Emutiaa)

Sería grato una pandemia de Alalia, sobre un montón de personajes de izquierda. Sobretodo algunos viejos vinagres, malditos lastres que no paran un segundo de lamerse y relamerse los laureles autoimpuestos. Que son un retroceso para los procesos, que tienen a flor de labio leporino sus historias trucadas y tergiversadas. Hubiésemos sabido lo caro que nos iba a costar las piedras que arrojaron contra las bestias en su momento, mejor que se hubieran quedado paseando como turistas-víctimas en Europa.

Tienen que palmarse una centena de Revolusaurios, para que las nuevas camadas aprendan. Porque son realmente insoportables algunos pelmazos que dan cátedra sin que nadie se los pida de cómo fue, por qué fue, cómo debió haber sido y lo más desagradable, se pasean diciendo, cómo debe ser, denigrando la opinión de los nuevos sujetos sociales.

Es que las críticas tienen que ser con altura de miras. O sea, hay que intentar escalar a sus alturas, desde la posición pigmea que se tiene. Hay que escribir con cuidado, sino son diatribas, sino son mensajes ocultos, financiados por los Yankees. Exigen respeto y educación, cuando pareciera que quieren obediencia y sumisión. Quizás, cuando el único interés es servir a una causa justa, no se necesita andar afinando la pluma, para no arruinar alguna futura transacción.

Y a razón de ello, algunos, se solazan en sus meras descripciones periodísticas de huelgas, chuchoqueos políticos y asuntos laborales. Aburren con sus datos insípidos, su letra precisa y acicalada, su sacrosanta objetividad fingida de profesionales chatos, que son incapaces de plasmar dos líneas rupturistas o innovadoras. Esos fifiriches son la delicia de algunos medios, describen, jamás proponen, jamás desenmascaran la médula central de las injusticias. Cronistas de pacotilla, articulistas baratos reparando su autoestima.

Otros, llorando mil años por los desaparecidos, entendible, pidiendo justicia por sus cuerpos ausentes, más que justo. ¿Pero qué más aparte de eso? ¿Qué más aparte de dorarse a fuego lento de lamentos lejanos? Lloren por las noches. De día involúcrense en algo palpitante, vigente. Estamos claros que varios usan los cuerpos desaparecidos como megáfonos de sus propios intereses, los suyos, no los de ellos.

Que a razón de su penosa desgracia, no se les puede criticar mucho porque sino se ofenden y se escinden.

Y redactando con angustia, porque hay ciertos cretinos que sí los escritos son muy largos, se aburren y no leen, no ve que son productos de Internet, máximo tres minutos en la misma página. Aún así.
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    Síganme los buenos, Chapulín Amaranto ¿Es necesario, a estas alturas, comentar el accionar del supuesto partido de vanguardia? ¿A alguien no le ha quedado claro su descaro, sus desfalcos, su matonaje, la mafia que rige sus raíces? Cierto sector propuso tres grandes tareas. Romper la exclusión. Se consiguió, Sí. Pero aquello fue sucio, bajo. De la misma manera que algunos mediocres obtienen lo que quieren a punta de mentiras, cuentos y engaños, porque de propios, con el pecho abierto y sin truculencias, no llegan a ningún lado. Se habló de la victoriosa labor de modificar la pauta del debate público. Lo cual se logró. El pueblo debatió hasta el cansancio sí el festival de viña, fue mejor o peor que el del año pasado. La reconfiguración de izquierda. Entendiendo esto como una izquierda esclava del comité central del Partido Comunista y sus intereses. (Por ejemplo. Izquierda Cristina y los Neo-Allendistas) es decir, una masa acrítica, lambiscona y callada. Algo así como los movimientos instrumentales o asambleistas, financiados y soplados desde ciertos bufetes de rosas y trigos. Ciertos “Independientes” que tienen como lema: “En estos tiempos lo más revolucionario es ser reformista” Intentar reformar el Capitalismo, es intentar domesticar un tigre adulto, con un libro de poemas. En el descaro citan a Gladys, citémosla entonces: “La Concertación no va a ser derrotada por la Derecha porque jamás dio la batalla contra ella. La derecha sólo la va a sustituir, con consentimiento de amplios sectores de la Concertación. Y nos viene a pedir a nosotros, a las fuerzas de izquierda, a la juventud, que votemos por ella, después que 12 años han estado en la misma mesa del banquete. Chantajean a la Izquierda, con el cuento de que hay que parar a la Derecha. Claro que hay que parar a la Derecha, pero eso se hace enfrentándola, desarmándola, pasándole la cuenta y con el pueblo movilizado, luchando como se hizo en dictadura" (Gladys Marín, 2002-16-06) Tres discursos más allá. Alejados de toda esta farándula y parafernalia partidista encubierta, otros se imbuyen en los procesos autónomos de los pueblos originarios. Eso a falta muchas veces, de un proyecto político propio. Quizás intentando captar las carencias ajenas y mezclarlas con sus posiciones políticas, que, accidentalmente, han sido omitidas. Otros, como se les acabó la ubre soviética, ven qué pueden sacarle a la pacha mama. Hay de quienes sí creen, sufren, mueren y respiran por estas causas, y No tienen partido o comandancia que les pida cuentas los fines de semana.  Algunos no han sido todo lo claro que deberían ser y contar las desavenencias entre el Indianismo y el Marxismo y cómo subsanar aquellas diferencias. Antes eran todos palestinos, vascos, catalanes, ahora son todos indianistas, asoman los Saharauistas. Buenos para ayudar en los problemas ajenos y malos para acordarse de los propios espantos. ¿Cuánto tiempo se mantendrá en boga lo que emana desde el sur? Dios se pasea en calzoncillos y pantuflas por entre las avenidas de la capital. La sagrada sopaipilla ungida de las esquinas, le entorpece la risa tenaz, cuando mira el ambiente. Mientras tanto, nuestro presidente se pasea por el mundo, comentando que su insecto favorito es el mono, lo cual, contradictoriamente, lo hace 200 millones de veces más astuto y sigue teniendo más propiedades que el ajo. Ya no resulta divertido comentar una vez más que el Opus Dei, es un conjunto de fascistas ungidos soplanucas desde el tiempo de Balaguer. Entonces, se sigue el hilo conductor que muestra la televisión. Instalan el debate público de la energía nuclear. ¿Casas para los allegados, término total de las deudas habitacionales, educación gratuita, atención de salud para todos, sin cheques en blanco? Temas que no tienen ningún auge en Twitter. A la par exigen que el factótum del capital del Norte, venga a Chile y pida perdón por atrocidades pasadas. Claro, resultaría hasta folclórico y de realizarse aquello, sería un “triunfo” demoledor y lo más probable es que cambiaría la historia de la humanidad. Ok. I am sorry. ¿Y? He ahí, en el cénit de la demagogia a algunos. ¿No sería sensato preguntar por qué ese olvido con Yemen y esa actitud de matonaje contra Libia? Es frágil la memoria, aquel país aportó, específicamente Gadafi, con bastantes millones en relación a la internación de armas en la década de los 80, contra la dictadura, aparte de otros jugosos aportes para los mismos combatientes manilargas de siempre, que ahora usan corbata y sólo viajan en auto. Y sobre lo mismo, ni siquiera pensar, que alguno de esos beneficiarios explique la metamorfosis del presidente Socialista de Libia. A prosópito. ¿Qué tal aquellos imbéciles que se pasean haciéndose pasar por anarquistas? Que no le trabajan un día a nadie, que se roban lo que pueden de las organizaciones, que combaten al capital, sólo pidiendo dinero para cervezas, que leyeron la tapa de algún libro de Malatesta y son abyectamente destructivos contra aquellos que intenten organizarse. Que justifican todos sus defectos con el cuento de ser “libres e independientes” Ratafustanes de pelo largo y cerebro enano. Enemigos número 1 del Anarquismo. Es más que obvio que el estar aquí obedece más a un acto reflejo que a una convicción. La presencia cuando es fingida, no tiene sombra. El Socioistmo planteado por toda la mutación omnívora hedonista de cargos y cargas, son otros que no pasan de ser meros tiros al aire, simples zapadores enviados de otros cazadores más fuertes. Salta a la palestra aquel Socioista de apellido Rossi, una verdadera papa frita. Crujiente, esbelta y dorada y de conocidos efectos sobre la salud. Incontinenti. El asunto es que resulta bastante fácil esconderse detrás de una ideología, realmente cómodo repetir los conceptos de otros, redundar en la sabiduría ajena y excluirse de lo propio. Porque, ¿de qué sirve atacar la miseria económica, cuando olvidamos adrede, criticar nuestra propia miseria o impericia? Al parecer, algunos piensan que el Socialismo, el Indianismo ó el Anarquismo, nos convertirá en hermosos seres humanos, por el sólo hecho de existir un equitativo ente regulador de la economía. Por mucho que el materialismo dialéctico ofrezca cierto Constructo de los procesos mentales, eso no garantiza absolutamente nada. ¿Cómo regular y profetizar el fruto de los procesos productivos neuroquímicos en las personas? Sí sólo lo económico, es el bálsamo de Fierabrás, la panacea que todo lo cura, ¿entonces a qué se debe el comportamiento de algunos muchos ilustres ángeles zurdos? El estar ocupados siempre en criticar lo externo, quizás es una excusa para no criticarnos por dentro. Aquello es una clara y flagrante contradicción dialéctica en su infinita sapiencia de modificarnos, de evolucionar, no involucionar. Ser de izquierda no es un don, no es una condición transitoria, es una actitud coherente con lo que se dice. Ser de izquierda o abogar por un sistema justo no nos canoniza, ni inmuniza contra los males que denunciamos. De estar equivocado, ¿Cuándo, cómo, ocurrió aquella unción de perfeccionamiento intrínseco sobre aquellos elegidos? Un verdadera revolución, un verdadero cambio, debe estar fundamentado en el amor, lo demás, meras monsergas apestosas. Deja Vu. Cuando la desigualdad y las injusticias llegan a un límite insostenible se levanta desde el fondo del océano popular, una ola de protestas. Un maremoto social contra toda corriente draconiana. Sin embargo, sobre la cresta de esa ola social, se puede apreciar a destacados sufistas de izquierda conduciendo ese caballo marino hacia sospechados y poco originales puertos. Vayámonos preparando, en los próximos 20 años no habrán grandes cambios en Chile. Todo seguirá igual. En lo medular no habrá ni el más mínimo cambio. El árbol social será dominado sin contrapeso por hojas amarillas y verdes. En Chile, la izquierda no existe. Simplemente no existe. Lo que existe, es un simple conjunto de personas, quizás bienintencionadas, improvisando todo el tiempo. Los demás, pequeños burgueses gentil hombres que pretenden modificar un sistema perverso en sí mismo, con un par de reformas. Cada vez que estalle la olla social por tanta presión, la válvula de escape serán las elecciones. A la cabeza estarán aquellos que se dicen de izquierda, tratando de arrear ovejas a la tranquilidad institucional, como buen zagal del sistema.  De portada. Hay muchos medios de información de izquierda que NO toleran el cuestionamiento contra la izquierda. Parecieran medios de comunicación manejados y manipulados por esos mismos, que supuestamente son, los liberadores del mundo. Si son padres de familia, aquello de “Sí no te gusta, te puedes ir” no les debe parecer ajeno. Nada de arreglar o tomar criticas. Hipócritas, farsantes de facsímiles sólo acordes al son que de ellos emana. Las líneas redactadas deberían decir: “Muerte al sucio capitalista opresor del mundo, viva la clase desposeída” para que sea del gusto de los dueños del monopolio de los medios de izquierda. Los medios de comunicación, son la avanzada más fuerte que tenemos, más fuerte que las balas, que los discursos, que las huelgas o los paros. ¿Dudas? Sólo basta con preguntarles a los estudiantes secundarios, aquello de nombre ¿Revolución Pingüina? Entre miles de ejemplos más. Vamos a pedales, mientras ellos viajan en jet. Discutimos lo que ellos quieren que discutamos. Nos peleamos las sobras, mientras ellos van de compras. Oda a lo inútil, emana de ciertos acordes, párrafos, poemas y proclamas que no sirven más que de adornos. ¿Tal vez se repiten una y otra vez los mismos errores tácticos o estratégicos? La Izquierda, un Coloso, una Amazona en llamas, donde lo normal es que sigamos perdiendo, lo extraño sería que empatáramos y lo milagroso, que ganásemos. No es arenga, ni monserga, sino el más claro, honesto parecer.

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CUANDO VEAS ARDER LIBIA (LUIS BRITTO GARCIA)

1
En 1984 viajo durante horas por desiertos libios que parecen paisajes lunares hasta complejos de cabrias y refinerías semejantes a estaciones espaciales. De allí salen cada día 1.600.000 barriles de petróleo que mantienen funcionando a Europa. Libia tiene reservas estimadas en 42 mil millones de barriles. Las potencias hegemónicas viven del constante derroche de la energía fósil que no poseen. En lugar de habilitar energías alternativas, la saquean a países que sí la tienen. Cuídate de la malignidad de aquél a quien favoreces, reza el proverbio libio. La primera condición que debe cumplir hoy un país para ser invadido es tener hidrocarburos o ser zona de paso de éstos.Leer más[+/-]

    2 En 1836 Libia es asaltada por turcos, en 1912 invadida por italianos, en 1943 conquistada por ingleses, en 1951 ocupada por tropas británicas, estadounidenses e italianas que sostienen al títere rey Idris, quien acapara los crecientes ingresos petroleros. En 1969 Muammar Kadafi, un coronel de 27 años, comanda una rebelión militar que expulsa las bases extranjeras, crea en 1970 la Compañía Nacional de Petróleo que domina la mitad de la producción, y en 1977 proclama la Gran República Popular Socialista Árabe de la Jamahiriya. Cuando el ganado cae, lucen los cuchillos, advierte el refrán libio. La segunda condición para que un país sea invadido es que asuma el control de sus recursos naturales.
     3 En 1984 asisto en Trípoli al 15 aniversario de la Jamahiriya. Presencio multitudinarias asambleas populares donde se debaten y aparentemente se resuelven problemas. El Libro Verde se presenta como la Tercera Teoría Universal, y proclama la iniciativa y primacía de las organizaciones de base. Afirma que “la democracia es el poder del pueblo y no el poder de un sustituto del pueblo”. Asevera que “la representación es una impostura”. Proclama que “el partido representa sólo a una fracción del pueblo, mientras que la soberanía popular es indivisible”. Aduce que “los congresos populares son el único medio de la democracia popular”. El pueblo se divide en congresos populares de base; cada congreso elige un comité que lo dirije y el conjunto de comités forman los congresos populares. En las calles las damas usan velo, pero en los desfiles batallones femeninos lucen magníficos rostros y cabelleras; hay mujeres científicos y muchachas pilotos de aviones de combate. Libia tiene para 2010 un PIB estimado de unos 76.557 mil millones de dólares, con incremento anual de 6,7%. Actualmente sus exportaciones anuales de unos 63.050 millones de dólares comparadas con sus importaciones de 11.500 millones le otorgan una balanza comercial ampliamente favorable y le posibilitan acumular reservas por unos 200.000 millones de dólares, que respaldan una insignificante deuda externa de 5.521 millones de dólares. Ello le reporta el mayor PIB per cápita (14.534$) y el mejor Índice de Desarrollo Humano en África. La expectativa de vida es de 74 años, la mortalidad infantil de 18 por l.000 y el analfabetismo de 5,5%; el gasto en Educación es del 2,7% del PIB mientras que el de Defensa no excede de 1,1% del PIB. Sin embargo, subsiste un 30% de pobreza. Quien no ayuda a su familia, no ayuda a nadie, enseña el proverbio libio. La tercera condición para ser invadido es apoyarse en las bases populares y redistribuir la riqueza social.
     4 La Jamahiriya no sólo aboga por la democracia directa. Es nacionalista, porque expulsa bases militares extranjeras y apropia recursos naturales. Es integracionista, pues apoya la Unión Africana y predica la coordinación o confederación del Mundo Árabe, una comunidad cultural de 339.128.336 habitantes distribuidos en tres continentes sobre 13.707.811 kilómetros cuadrados y que posee la mayoría de los recursos energéticos del planeta. Libia defiende estos recursos apoyando con firmeza las decisiones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo. En sus primeros tiempos la Jamahiriya es internacionalista. En la Conferencia sobre el 15 aniversario de Al Fatah en Trípoli intervienen un gigantesco dirigente de los indígenas en Estados Unidos, quien denuncia duramente el genocidio contra su pueblo; el reverendo afroamericano Farrakah, quien amenaza a la potencia norteña con tormentas, granizo y guerra nuclear; el comandante Tomás Borge, quien rechaza humanísticamente cualquier hipótesis que lleve al holocausto atómico, delegados de Al Fatah que nos reúnen en sesión aparte para explicarnos las diferencias internas en su movimiento. Esta solidaridad atrae la condena unánime de las potencias que luchan por desintegrar el resto del planeta. Una mano sola no aplaude, reflexiona el aforismo libio. La cuarta condición para ser invadido es predicar la integración del Tercer Mundo.
    5 En un oasis frecuentado por camelleros almuerzo cordero asado. El 90% de los seis millones de libios son musulmanes. Como en los restantes países islámicos, a las diferencias entre clases e ideologías se superponen las de parcialidades religiosas y a éstas las de sectas y clanes y etnias y regiones y generaciones, más las divergencias con más de medio millón de inmigrados. Demasiados capitanes hunden el barco, reza el dicho libio. La quinta condición para ser invadido es que los agresores dividan para imperar
    6 Durante el 15 aniversario de la Jamahiriya veo pasar a poca distancia a Kadafi. Es para entonces un joven con sobrio uniforme verde, que habla y discute animadamente con la multitudinaria asamblea. Pocos seres han sido más adulados por las potencias para comprarle petróleo, pocos más satanizados por los medios de ellas para despojarlo de él. Tribunales internacionales sordos, ciegos y mudos ante la impunidad del terrorista Posada Carriles condenaron a Libia por la supuesta voladura de un avión en Inglaterra. Kadafi pagó bajo protesta las indemnizaciones del caso. Sin previa declaratoria de guerra, la administración Reagan viola el espacio aéreo en el golfo de Sirte en 1981 y en 1986 bombardea Trípoli, arrasa la residencia de Kadafi, le asesina una hija y cerca de un centenar de compatriotas. Las mismas agencias noticiosas que celebraron ese genocidio deploran ahora supuestos bombardeos contra manifestantes. Telesur envía dos equipos al área, que no encuentran rastros de bombardeos. El ejército ruso demuestra con imágenes satelitales que tales ataques no ocurrieron. Sí hay nutridos intercambios de fuego entre leales y sublevados. Éstos no son, por tanto, manifestantes inermes. Las agencias de Estados Unidos, cuyo ejército es de mercenarios, mienten que los defensores del gobierno son “mercenarios”. Entre su repertorio de disparadores de pánico no dejan de invocar las “armas químicas” ya atribuidas a Irak. Quien replica al león, tiene mal aliento, advierte el proverbio libio. La sexta condición para ser invadido es ser demonizado por las agencias internacionales
    7 La tormenta informativa se traduce en falta de información ¿Qué sucede realmente en Libia? ¿Siguen funcionando las organizaciones populares, o son desplazadas por clases políticas? ¿Sustituye la representación a la participación? ¿Es creíble que aumenten al unísono el Índice de Desarrollo Humano y el descontento social? ¿Ha cedido Kadafi ante el acoso de imperios y transnacionales? ¿Es sincera la enemistad con Libia de potencias que durante cuarenta años le han comprado petróleo y vendido armas? Durante ese lapso los omnipresentes medios omiten toda explicación. Mientras mandatarios de Estados Unidos y monopolios mediáticos se deshacen en elogios a favor de los sublevados ¿qué defienden éstos? ¿qué planean? ¿qué proponen? Las únicas credenciales del FNSL consisten en haber realizado un “Congreso Nacional” en Estados Unidos en 2007, financiado por la NED. Todos los medios del mundo esperan para difundir sus planes. Si no los declaran, es porque no los tienen o son inconfesables. Si se oponen a Kadafi ¿privatizarán los hidrocarburos? Si en verdad tienen apoyo popular ¿para qué necesitan la aplastante intervención de la primera potencia militar del mundo? Si desean el bien de su país ¿por qué lo exponen a la aniquiladora invasión de imperios extranjeros? No busques el placer en la desgracia de otro, aconseja la máxima libia. La séptima condición para ser invadido es ser falsificado por la desinformación
    8 Estados Unidos bloquea con portaaviones nucleares la costa libia y confusos despachos afirman que desembarca “asesores” armados hasta los dientes, mientras pacta contubernios de salteadores con la Unión Europea y un helicóptero militar de la OTAN es capturado en flagrante violación de la soberanía del país árabe. Walter Martínez revela que la London School of Economics preparaba el relevo de la dirigencia del país agredido: cuatrocientos becados libios eran adiestrados en las excelencias del neoliberalismo salvaje. Como en una pesadilla vemos repetirse la situación iraquí. El plan es robar el petróleo libio para con él lanzar un dumping que arruine y desarticule los gobiernos de la OPEP. La única política estadounidense es el saqueo global de hidrocarburos, lo cual a la larga conduce al bloqueo energético de las restantes potencias y a la Guerra Mundial. Venezuela propone una mediación, que Kadafi y la Liga Árabe aceptan, y el ALBA convoca una reunión plenaria para discutir la situación. La carga compartida pesa menos que una pluma, reza el apotegma libio. Cuando veas un país del Tercer Mundo arder bajo la agresión imperial, pon tu solidaridad en remojo.

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