sábado, 15 de octubre de 2011

Generación sin futuro (IGNACIO RAMONET)

"El mundo será salvado, si puede serlo, solo por los insumisos." André Gide

Primero fueron los árabes, luego los griegos, a continuación los españoles y los portugueses, seguidos por los chilenos y los israelíes, y el mes pasado, con ruido y furia, los británicos. Una epidemia de indignación está sublevando a los jóvenes del mundo. Semejante a la que, desde California hasta Tokio, pasando por París, Berlín, Madrid y Praga, recorrió el planeta en los años 1967-1968, y cambió los hábitos de las sociedades occidentales. En una era de prosperidad, la juventud pedía paso entonces para ocupar su espacio propio.

Hoy es diferente. El mundo ha ido a peor. Las esperanzas se han desvanecido. Por vez primera desde hace un siglo, en Europa, las nuevas generaciones tendrán un nivel de vida inferior al de sus padres. El proceso globalizador neoliberal brutaliza a los pueblos, humilla a los ciudadanos, despoja de futuro a los jóvenes. Y la crisis financiera, con sus "soluciones" de austeridad contra las clases medias y los humildes, empeora el malestar general. Los estados democráticos están renegando de sus propios valores. En tales circunstancias, la sumisión y el acatamiento son absurdos. En cambio, las explosiones de indignación y de protesta resultan normales. Y se van a multiplicar. La violencia está subiendo...

Aunque, en concreto, el formato mismo del estallido no es semejante en Tel Aviv y Santiago de Chile o Londres. Por ejemplo, la impetuosa detonación inglesa se ha distinguido, por su alto grado de violencia, del resto de las protestas juveniles, esencialmente no violentas (aunque no hayan faltado los enfrentamientos puntuales en Atenas, Santiago de Chile y varias capitales).

Otra diferencia esencial: los amotinados ingleses, quizás por su pertenencia de clase, no supieron verbalizar su desazón. Ni pusieron su furor al servicio de una causa política.

O de la denuncia de una iniquidad concreta. En su guerrilla urbana, ni siquiera saquearon con ira sistemática los bancos... Dieron la (lamentable) impresión de que solo las maravillas de los escaparates atizaban su rabia de desposeídos y de frustrados. Pero, en el fondo, como tantos otros "indignados" del mundo, estos revoltosos expresaban su desesperación, olvidados por un sistema que ya no sabe ofrecerles ni un puesto en la sociedad, ni un porvenir.

Un rasgo neoliberal que, de Chile a Israel, irrita particularmente, es la privatizacion de los servicios públicos. Porque significa un robo manifiesto del patrimonio de los pobres.

A los humildes que no poseen nada, les queda por lo menos la escuela pública, el hospital público, los transportes públicos, etc., que son gratuitos o muy baratos, subvencionados por la colectividad. Cuando se privatizan, no solo se le arrebata a la ciudadanía un bien que le pertenece (ha sido costeado con sus impuestos) sino que se desposee a los pobres de su único patrimonio. Es una doble injusticia. Y una de las raíces de la ira actual.

A este respecto, para justificar la furia de los insurrectos de Tottenham, un testigo declaró: "El sistema no cesa de favorecer a los ricos y de aplastar a los pobres. Recorta el presupuesto de los servicios públicos. La gente se muere en las salas de espera de los hospitales después de haber esperado a un médico infinidad de horas...".

En Chile, desde hace tres meses, decenas de miles de estudiantes, apoyados por una parte importante de la sociedad, reclaman la desprivatización de la enseñanza (privatizada bajo la dictadura neoliberal del general Pinochet, 1973-1990). Exigen que el derecho a una educación pública y gratuita de calidad sea inscrito en la Constitución. Y explican que "la educación ya no es un mecanismo de movilidad social. Al contrario. Es un sistema que reproduce las desigualdades sociales". A fin de que los pobres sean pobres para la eternidad...

En Tel Aviv, el 6 de agosto pasado, al grito de "¡El pueblo quiere la justicia social!", unas 300 000 personas se manifestaron en apoyo al movimiento de los jóvenes "indignados" que piden un cambio en las políticas públicas del gobierno neoliberal de Benyamin Netanyahou. "Cuando a alguien que trabaja —declaró una estudiante— no le alcanza ni siquiera para comprar de comer es que el sistema no funciona. Y no es un problema individual, es un problema de gobierno".

Desde 1980 y la moda de la economía reaganiana, en todos estos países —y singularmente en los estados europeos debilitados hoy por la crisis de la deuda—, las recetas de los gobiernos (de derechas o de izquierdas) han sido las mismas: reducciones drásticas del gasto público, con recortes particularmente brutales de los presupuestos sociales. Uno de los resultados ha sido el alza espectacular del paro juvenil (en la Unión Europea: 21 %; en España: ¡42,8 %!). O sea, la imposibilidad para toda una generación de entrar en la vida activa. El suicidio de una sociedad.

En vez de reaccionar, los gobiernos, espantados por los recientes derrumbes de las Bolsas, insisten en querer a toda costa satisfacer a los mercados. Cuando lo que tendrían que hacer, y de una vez, es desarmar a los mercados. Obligarles a que se sometan a una reglamentación estricta. ¿Hasta cuándo se puede seguir aceptando que la especulación financiera imponga sus criterios a la representación política? ¿Qué sentido tiene la democracia? ¿Para qué sirve el voto de los ciudadanos si resulta que, a fin de cuentas, mandan los mercados?

En el seno mismo del modelo capitalista, las alternativas realistas existen. Defendidas y respaldadas por expertos internacionalmente reconocidos. Dos ejemplos: el Banco Central Europeo (BCE) debe convertirse en un verdadero banco central y prestarle dinero (con condiciones precisas) a los estados de la eurozona para financiar sus gastos. Cosa que le está prohibida al BCE actualmente. Lo que obliga a los estados a recurrir a los mercados y pagar intereses astronómicos... Con esa medida se acaba la crisis de la deuda.

Segundo: dejar de prometerlo y pasar a exigir ya la Tasa sobre las Transacciones Financieras (TTF). Con un modesto impuesto de un 0,1% sobre los intercambios de acciones en Bolsa y sobre el mercado de divisas, la Unión Europea obtendría, cada año, entre 30 000 y 50 000 millones de euros. Suficiente para financiar con holgura los servicios públicos, restaurar el Estado de bienestar y ofrecer un futuro luminoso a las nuevas generaciones.

O sea, las soluciones técnicas existen. Pero ¿dónde está la voluntad política?

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lunes, 10 de octubre de 2011

Carta del subcomandante insurgente Marcos al pueblo rebelde de Chile

A la juventud chilena:

Hermanos y hermanas de Chile.

Les hablo a nombre de las mujeres, hombres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, indígenas mayas en su inmensa mayoría, que resistimos en las montañas del sureste mexicano contra el neoliberalismo y por la humanidad.
Reciban todos y todas, jóvenes chilenos, nuestro saludo zapatista.
Agradecemos a los hermanos y hermanas que hoy nos dieron la oportunidad de que nuestra palabra llegue hasta el Chile rebelde.
Pedimos para ésta nuestra palabra, un lugar en su rabia de ustedes, en su dolor y, sobre todo, en su esperanza.
No voy a hablarles de los zapatistas mexicanos, de nuestra lucha, de nuestros anhelos, de nuestros sueños, de nuestras pesadillas, de nuestra resistencia. Después de todo, comparados con los hombres y mujeres, particularmente los paridos por estas tierras, que han iluminado los cielos de Latinoamérica, los zapatistas seguimos siendo aún una lucecita débil y lejana.
No, nuestra palabra es ahora para unir nuestro saludo y nuestro homenaje a un latinoamericano, a un chileno del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, caído en combate contra la dictadura pinochetista el 5 de octubre de 1974.
Hoy nuestra palabra es para saludar a Miguel Enríquez Espinosa.
Y lo saludamos hoy, hoy que bajo los cielos de América Latina, ésa que duele delBravo a la Patagonia, los poderosos nos ponen en las manos un puñito de polvo y nos dicen: “Esto es lo que queda de tu patria”.
Y hoy, esos mismos, los de arriba, nos muestran las imágenes de la geografía que han impuesto en parte de nuestros suelos:

Donde había una bandera, hoy hay un centro comercial.
Donde había una historia, hoy hay un puesto de comida rápida.
Donde florecía el copihue, hoy hay un páramo.
Donde había memoria, hoy hay olvido.
En lugar de justicia, limosna.
En lugar de Patria, un montón de escombros.
En lugar de memoria, inmediatez.
En lugar de libertad, una tumba.
En lugar de democracia, un spot publicitario.
En lugar de realidades, cifras.
Ellos, los de arriba, nos dicen: “Éste es el futuro que te prometimos, disfrútalo”.

Eso nos dicen y mienten.
Este futuro se parece demasiado al pasado.
Y, si miramos con atención, tal vez veamos que ellos, los de arriba, son los mismos de ayer.
Los que, igual que ayer, hoy nos piden paciencia, madurez, sensatez, resignación, rendición.
Esto ya lo hemos visto, lo hemos oído antes.
Los zapatistas recordamos. Sacamos la memoria de nuestras mochilas guerrilleras, de nuestros bolsillos de los uniformes de campaña.

Recordamos.
Porque hubo un tiempo en que toda la América Latina estaba aquí nomasito.
Bastaba estirar la mano y se tocaban los corazones de los pueblos latinoamericanos.
Bastaba voltear un poco la mirada y ahí estaban el relámpago desparramado delAmazonas, la cicatriz indeleble de los Andes, el soberbio estar del Aconcagua, la interminable Tierra de Fuego, el siempre inquieto Popocatépetl.
Y con ellos estaban los pueblos que les dieron nombre y vida.
Porque hubo un tiempo en que Chile y todos los países de la América Latina quedaban más cerca de México que el imperio que, desde el norte geográfico y social, impone lejanías a quienes compartimos la vecindad de la historia.

Hubo un tiempo.
Tal vez todavía es ese tiempo.
Hoy, como ayer, el dinero hermana soberbias.
Hoy, como ayer, de la mano de las poderosas transnacionales, el poder militar extranjero pretende hoyar nuestros suelos, a veces embozado en uniformes de ejércitos locales, o con asesores, embajadas, consulados, agentes encubiertos.
Hoy, como ayer, esos dineros intentan comprar certificados legales de impunidad para los gorilas que les sirvieron y que, siempre lo supimos, cuando decían “Patria” no hablaban de Chile, de Argentina, de Uruguay, de Bolivia, de Brasil. No, la bandera que saludaban era la de las barras y las turbias estrellas.
Hoy, como ayer, el norte revuelto y brutal cerca y pretende asfixiar esa solitaria estrella de dignidad que brilla en el Caribe.
Hoy, como ayer, los gobiernos de algunos de nuestros países le sirven de triste comparsa en el innoble empeño de doblegar al pueblo de Cuba.
Hoy, como ayer, el imperio que se abroga el papel de policía mundial y atropella leyes, razones, pueblos, es el mismo.
Hoy, como ayer, quien pretende desestabilizar a gobiernos legales y legítimos, pero que no le son subordinados (ayer Chile, hoy Venezuela, siempre Cuba), es el mismo.
Hoy, como ayer, aquel sistema que se erige sobre la mentira, el engaño, el fraude, la dictadura del dinero, pretende darnos lecciones de democracia, de libertad, de justicia.
Hoy, como ayer, quien democratiza el dolor, la miseria, la muerte para los pueblos de nuestra América, es el mismo.
Hoy, como ayer, quien persigue, quien tortura, quien encarcela, quien mata, es el mismo.
Hoy, como ayer, se nos hace la guerra, en veces con balas, en veces con programas económicos, siempre con mentiras.
Hoy, como ayer, el terror real, el que de arriba viene, llama al dios para justificarse.
Hoy, como ayer, se pretende ocultamos que sí, que es un dios quien los alienta, pero es el dios del dinero.
Hoy, como ayer, en algunos países los pusilánimes son gobiernos.
Hoy, como ayer, las claudicaciones se disfrazan con argumentos complejos, encuestas, trajes de marcas exclusivas, espejos vueltos del revés.
Tal vez todavía es ese tiempo.
Tal vez no.
Porque hoy, el nuevo y complicado ropaje con el que se viste la brutalidad de la ganancia para los menos, a costa de la pérdida para los más, lleva adelante una verdadera guerra mundial contra la humanidad.
Naciones enteras son desvastadas.
Se conquistan territorios.
Se reordena la geografía mundial.
Se derrumban las fronteras para los dineros y se alzan para los pueblos.
Las culturas históricas de nuestros pueblos tratan de ser suplantadas por frivolidades instantáneas.
En algunos países, en lugar de gobiernos nacionales hay gerencias regionales.
Se malbaratan los recursos naturales, la tierra, la historia; y sobre las cordilleras que zurcen y unen América desde el sur del Bravo hasta la Tierra de Fuego, quieren plantar un letrero que anuncia, que advierte, que amenaza: “Se vende”.
Los pobres, los desposeídos, es decir, quienes forman la inmensa mayoría de la humanidad, son confiscados y clasificados.
Confiscados de su dignidad, clasificados en las periferias de las grandes ciudades, en las orillas de los programas gubernamentales, en los rincones del futuro que ahora se decide, en algunos países, no en los parlamentos o en las casas nacionales de gobierno, sino en las juntas de accionistas de las multinacionales.
Hoy la explotación es más brutal que nunca antes en la historia de la humanidad, hoy el cinismo es credo filosófico de quienes pretenden gobernar el planeta, es decir, de quienes tienen todo, menos vergüenza.

Hoy la guerra contra la humanidad, es decir, contra la razón, es más mundial que nunca antes.
Hoy la guerra es en todos los frentes y en todos los países.
Si ayer era un deber oponerse, luchar, resistir frente a la estúpida lógica de la ganancia, hoy es, simple y llanamente, un asunto de supervivencia individual, local, regional, nacional, continental, mundial.
Hermanos y hermanas de Chile:
Hubo un tiempo en que toda la América Latina quedaba aquí nomasito.
Tal vez todavía es ese tiempo.
Tal vez la memoria colectiva que, como latinoamericanos nos da identidad, tome nombres y fechas en el calendario para decir, para decimos, que hay una patria más grande que la que nos da bandera.
¿Con cuántos nombres se viste el calendario del dolor de nuestras tierras?
Sí en nuestra América, Ernesto Che Guevara es uno de los nombres con el que octubre se levanta, el calendario de los de abajo que somos se ilumina cuando se llamaTurcios Lima y Yon Sosa en Guatemala, Roque Dalton en El Salvador, Carlos Fonseca en Nicaragua, Camilo Torres en Colombia, Carlos Lamarca y Carlos Marighela en Brasil, Inti y Coco Peredo en Bolivia, Raúl Sendic en Uruguay, Roberto Santucho en Argentina, César Yáñez en México.
Y sólo nombro a algunos de los muchos que decidieron en nuestra América Latina, en su tiempo y en su modo, ponerle un gatillo a la esperanza y que, a la dosis de ternura que nos exige Latinoamérica para amarla, agregaron una cierta dosis de plomo… y de sangre… su sangre.
El problema con todos esos que duelen en el calendario, es que no se van así nomás. No, al contrario, se van dejándonos como una deuda, como algo que debemos saldar para poder nombrarlos sin vergüenza, sin pena.
Hay quien señala que aquellos hombres y mujeres que tomaron y toman como camino la rebeldía armada tuvieron, o tienen, una fascinación por la muerte, vocación para el martirio, ansias mesiánicas; que sólo desean un lugar en las canciones de protesta, en las poesías, en los corridos populares, en las camisetas juveniles, en los puestos desouvenirs del turismo revolucionario.

Hay quien piensa y dice que las causas se derrotan cuando mueren quienes las luchan, es decir, quienes las viven.
Hay quien dice que el doloroso octubre latinoamericano rompió en pedazos la esperanza en Chile, en Uruguay, en Argentina, en Bolivia, en México, en toda la América Latina.
Puede que sea así.
Pero puede que no,
Puede ser que quienes, como Miguel, se armaron para decir “No”, en realidad estaban diciendo “Sí” a un mañana entonces lejano.
Puede ser que quienes, como Miguel, pusieron fuego a su palabra, no lo hicieron para incendiar con la muerte, sino para iluminar la vida.
Puede ser que quienes, como Miguel, pensaron y dispararon, no lo hicieron para tener un lugar en el museo de la nostalgia revolucionaria, sino para que los pueblos, todos, tuvieran un lugar en el mundo.
Puede ser que el calendario en el que transcurra el mañana no tenga nombres o, mejor aún, tenga todos los nombres.
Porque puede ser que para eso fue que las ausencias que dolemos en cada mes latinoamericano, pusieron una crucecita en el calendario, como la que duele este 5 de octubre.
Puede ser, porque esas ausencias, en lugar del hueco, dejan las ganas de luchar la esperanza, que es así como nosotros los zapatistas decimos “cambiar el mundo”. Puede ser.
Puede ser que la esperanza se alimente, como nuestra América, de la memoria.
Y puede ser que la memoria no sea otra cosa que el pegamento para volver a unir la esperanza que se ha roto en el calendario que nos imponen.
Puede ser que esa memoria, la que hoy nos convoca y vuelve a poner a la América Latina aquí nomasito, no sea una herencia que esos dolores nos legaron, sino un deber que nos marcan.
Puede ser.
Tal vez para saberlo es que estamos aquí, incluso los que no estamos.
Porque puede ser que el hoy no sea igual al ayer.
Un revolucionario chileno, de ésos que hacían temblar cuando empuñaban una guitarra,Víctor Jara, tal vez pensando en los tiempos que hoy cargamos, dijo, nos dijo, nos dice que “Es difícil encontrar en la sombra claridad, cuando el sol que nos alumbra descolora la verdad”. Y dijo, nos dijo, nos dice. “Ojalá encuentre camino para seguir caminando”.
Y fue en tierras chilenas, hace mucho tiempo, que Manuel Rodríguez dijo, nos dijo, nos dice, como mostrando el camino, “Aún tenemos Patria ciudadanos”.
Y otro uno, también chileno, aquí nomás cerca y bajo la metralla que le buscaba el corazón, tuvo la entereza y sabiduría para decir, para decirnos, “más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”
Puede ser que el hoy no sea igual al ayer.
Puede ser que se hayan aprendido las lecciones y, pronto, donde antes se emborronaban cuartillas en la historia latinoamericana, se enmendará la letra y terminará por leerse, con la claridad de quienes miran desde abajo, que “democracia”, “libertad” y “justicia” son palabras graves y que se acentúan en el corazón, es decir, en el lado izquierdo del pecho colectivo que somos.
Quisiera decir que venceremos, que no nos moverán, que el futuro será nuestro, que romperemos mil cadenas, que la libertad es un horizonte cercano; pero nosotros los zapatistas creemos que no será así porque lo depare un destino oculto o manifiesto, sino porque trabajemos y luchemos por ello.

Hermanos y hermanas:
Esto quiere decirles nuestra palabra:
Bien haya la vena abierta de América Latina que se llama Chile y que tiene en la sangre no a la ITT, no a la Anaconda Copper, no a la United Fruit, no a la Ford, no al Banco Mundial, no a Pinochet, ni a los nombres con los que ahora se visten unas y otros, sino a sus obreros, sus campesinos, sus estudiantes, sus mapuches, sus mujeres, sus jóvenes, su Víctor Jara, su Violeta Parra, su Salvador Allende, su Pablo Neruda, su Manuel Rodríguez, su Miguel Enríquez, su memoria.
Hermanos y hermanas de Chile:
Reciban todos y todas el saludo de quienes los admiramos y queremos, nosotros, los zapatistas mexicanos.
¡Salud Chile!
Desde las montañas del sureste mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos

México, octubre del 2009



P.D. Disculpen si mis palabras no han sido una arenga, como si lo fue la vida y la muerte de quien, treinta años después, hoy nos llama. En realidad nosotros sólo queríamos aprovechar este acto para pedirles a todos ustedes, humildemente, respetuosamente, que, en nuestro nombre, pongan un rojo copihue en la tierra que lo guarda, y que le digan a él que acá, en las montañas del sureste mexicano, octubre también se llama Miguel.

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domingo, 9 de octubre de 2011

POEMA SIN NOMBRE (ALMA NEGRA, para José Miguel Martínez)

Comparto con ustedes este poema dedicado a José Miguel Martínez, "Palito" preso político muerto en el intento de fuga  realizado por miembros del FPMR (autónomo) el día 10 de Octubre de  1992 en la Penitenciaría de Santiago. En esta acción cayeron también Pedro Ortiz y Mauricio Gómez. Este poema fue escrito en ocasión de conmemorarse un año de su muerte y leído en el programa "Entre Barrancas y Caminos" de la radio popular Cerro Navia.


Dijiste: ¡Ya no más!
ni media, ni una hora más.
Que no dabas la vida en un instante
sino que toda la vida, constante.

Y luego solo vimos
aves carroñeras ensuciando tu aire,
un trozo de muro acribillado,
un torso,
una brizna de hierba que acudió a tu agonía.

No saben los cancerberos
que al destruir tu corazón
una catedral de luz destruyeron.

Grande - como tus anhelos.
Intensa - como tu vida terrena y de combate.

Y a nosotros nos asalta
desde ayer tu sonrisa de hombre-niño
de Palito cotidiano y nuestro
de mago matemático para quien
la vida fue el punto centro
y en la ecuación, el seno fue siempre Pueblo.

Ay José Miguel Martínez rodriguista
dibujante apresurado de la vida
trazador de sólida
clara y nítida línea.

Ay amigo hermano, déjame contarte
que desde los muros inconclusos que pintaste
siguen saliendo rodrigos y tamaras
y zapatos libres y cuadernos repletos
de colores, matices y sueños.

Déjame contarte en esta hora homenaje
que están presentes todos los colores
que tanto amaste
Vienen
Venimos
a tu luz y no a tu sombra
los verdes, los azules propios
los rojinegro
los mestizos
los más constantes

Y ahora que la mortaja
ya no puede contenerte
repartido en semilla
esperanza, fibra, estandarte
vuelves
vuelves del enemigo escapado
convertido en barricada, canto, combate.

Déjame decirte
José Miguel contarte
que al fin hermano
hermano
lo lograste.

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HOMENAJE A MIGUEL ENRIQUEZ A 37 AÑOS DE SU MUERTE EN COMBATE. CONCEPCION. SOCIEDAD MUTUALISTA BAUTISTA VAN SHOWEN.

Compañeras y compañeros:
A nombre de los Ex Prisioneros Políticos del MIR y de la Sociedad Mutualista Bautista Van Shouwen agradecemos su presencia en este acto.

Conmemoramos hoy el 37 aniversario de la caída en combate de nuestro compañero y líder Miguel Enríquez. Pero esta conmemoración tiene un carácter especial. Después de mucho tiempo, podemos hacerlo en un escenario de luchas y movilizaciones sociales que sacuden al país entero. No solo eso. Estas jornadas movilizadoras han sido generadas y lideradas por los jóvenes chilenos que desde sus plataformas estudiantiles han levantado exigencias para terminar con un sistema educacional abusivo y desigual.

Sin embargo, la legitimidad de las reivindicaciones y planteamientos esgrimidos por los estudiantes han sido asumidos como propios por una inmensa mayoría de la población. El abuso que se produce en el modelo educacional es solo una muestra de los abusos y atropellos que se producen en el modelo de país que nos impuso la dictadura y que han perfeccionado los sucesivos gobiernos concertacionistas. Contra este modelo injusto y arbitrario es que el conjunto de la ciudadanía comienza a rebelarse, a decir basta, a exigir cambios verdaderos y profundas transformaciones. Por eso no ha sido extraño que la causa de los estudiantes se haya extendido por todo el país y se haya convertido en una causa y movilización social de las grandes mayorías. Eso le ha dado la fuerza y consistencia para prolongarse masivamente en el tiempo. Esta gran movilización social y estudiantil ha puesto en tela de juicio la legitimidad y continuidad de este sistema, abriendo un nuevo espacio de lucha social y política que cuestiona la permanencia de un modelo económico basado en el abuso y la desigualdad y que cuestiona la permanencia de un modelo político segregado, no representativo y antidemocrático.

Este panorama de movilización y lucha, sin duda, es alentador. Pero es bueno señalar que la presente movilización no comienza con los estudiantes, el 29 de abril de este año. Comienza a gestarse desde meses antes, e incluso de años antes. A lo largo de muchos años, hemos visto como, de forma aislada y parcial, diversos sectores y organizaciones han levantado sus luchas, pero del mismo modo hemos visto cómo esas manifestaciones han sido bloqueadas o han tenido solo efectos y logros muy limitados. Ese ha sido el sino durante más de 20 años de esta democracia falsa y mentirosa, restringida a “la medida de lo posible” en todo orden de cosas.

Durante este último tiempo hemos sido testigos de cómo el movimiento social chileno comienza a cobrar de nuevo un protagonismo decisivo; movidos por diversas y variadas necesidades, con nuevas reivindicaciones pero propias de la realidad actual de nuestro pueblo y de nuestro país; dándose incluso nuevas formas de organización y de articulación, el pueblo chileno parece empezar a sacudirse de la modorra, a sacudirse de los operadores políticos, a sacudirse de las tutelas cupulares, y comienza a dar inicio a una nuevo intento por construir un país y un mundo más justo, más solidario, más equitativo, más democrático, más propio.

En los meses recientes, las movilizaciones sociales han cruzado las fronteras del sector social o geográfico que convocaba la acción original y han convocado una participación amplia de otros actores sociales. Así ha ocurrido, por ejemplo, con las acciones y movilizaciones desarrolladas por las diversas localidades afectadas por el terremoto y maremoto de febrero del 2010 que reclaman una pronta y efectiva reconstrucción; así también ha ocurrido con las luchas de los mapuche que han marcado intensas jornadas en pos de sus reivindicaciones de tierra y derechos ancestrales; lo mismo han dejado de manifiesto los magallánicos en una amplia movilización por defender sus derechos de uso del gas y la propiedad estatal de la ENAP; igual cosa ha ocurrido con los movimientos ambientalistas y defensores del ecosistema en la lucha por impedir la instalación de plantas termoeléctricas en Barrancones, Coronel, Laraquete y otros lugares, así como por impedir la instalación del proyecto HidroAysén.
En definitiva, la presente movilización estudiantil viene a continuar todas estas luchas sectoriales y viene a poner en la orden del día de la lucha social y política las mismas exigencias que motivaron la lucha contra la dictadura y que por mucho tiempo estuvieron siendo coartadas y camufladas por la manipulación política, mediática y mercantil del modelo dominante.

La movilización social iniciada por los estudiantes secundarios y universitarios marcará un antes y un después en la lucha social y política del país. Esto es una realidad indesmentible no tan solo por que las demandas que se han levantado cuestionan la esencia misma del sistema de dominación, sino también por la prolongación de la movilización, por la masividad, transversalidad y amplitud territorial que ha logrado, durante ya 36 jornadas de manifestaciones.

Por eso decimos que este panorama actual es sin duda alentador pero al mismo tiempo alertador. De los propios actores sociales dependerá que las luchas presentes no sean de nuevo morigeradas por los operadores políticos y escamoteadas por las manipulaciones demagógicas de la clase política. De los propios actores sociales dependerá que la lucha por las reivindicaciones estudiantiles y sociales no sean aplastadas por la represión y por la maquinaria propagandística empresarial.

Sin embargo, tampoco debemos perder la perspectiva. No estamos en presencia de un enfrentamiento radical en donde sea posible plantearse tomar el cielo por asalto. Es el comienzo de un proceso que debe aprender a dar pasos sólidos y poner cimientos firmes. La lucha social es válida en sí misma pero se valida socialmente en la medida que logre materializar conquistas, alcanzar ciertos objetivos, lograr ciertas metas. En este sentido es válido rescatar las premisas que en momentos álgidos de la lucha de clases de los años 70, particularmente en 1972, Miguel pregonara como característica de la política mirista: no confundir dónde está el enemigo principal de los intereses populares, saber aunar y sumar fuerzas con los aliados, aplicando el criterio de “golpear juntos, marchar separados”. La lucha social estudiantil ha tenido el mérito de remecer y poner de pie a los ciudadanos, pero no podemos pretender que por sí misma resuelva los problemas del país. Eso es tarea de todos.
Los fracasos, las frustraciones, los resabios, los traumas, en fin la carga de lo que no fuimos capaces de lograr en nuestro tiempo, la carga de lo que no fuimos capaces de cambiar en más de 20 años, no podemos pretender trasladársela a un movimiento estudiantil que ya ha hecho más de lo que muchos pensaban que podría hacer. El reclamo, la movilización y la lucha por las causas que los estudiantes han develado es tarea de un movimiento social que recién comienza a perfilarse y adoptar un camino propio.

Esta lucha es tarea de todos. La lucha por la reforma al modelo educacional ya está haciendo su propio camino, pero ha dejado al desnudo la necesidad de luchar por una reforma tributaria, por una reforma al sistema electoral, por una reforma constitucional que garantice una participación democrática activa en las decisiones que afectan al país. Esto ya no es tarea solo de los estudiantes, es tarea también de otros actores sociales que deben asumir la iniciativa, levantar banderas y hacer sentir sus demandas. Es tarea de todos y con la solidaridad de todos, como ha comenzado también a hacerse sentir en este gran movimiento iniciado por los estudiantes.

Junto con las banderas estudiantiles, surge la necesidad de luchar contra los atropellos e injusticias que se cometen contra los trabajadores, lo que conlleva a plantearse y exigir la reforma al código laboral. Del mismo modo, es latente y urgente el retomar los pricipios de una salud pública y gratuita, terminar con el lucro en la salud pública y evitar que cunda la privatización y comercialización de la salud. Es también urgente apuntar a una reforma del sistema previsional para terminar con el abuso con que operan las AFP, esquilmando los ahorros previsionales de los chilenos y convirtiéndolos en caja chica para los bancos y financieras. Los abusos y atropellos que se cometen contra la población y contra el medio ambiente por parte del mundo empresarial hace también necesario aunar esfuerzos para exigir una reforma al modelo de generación energética, para terminar con la contaminación de las termoeléctricas y la depredación medioambiental de las hidroeléctricas.
De igual modo, están pendientes y presentes problemas tan importantes como la cuestión del tratamiento y solución a los conflictos planteados por los pueblos originarios; la cuestión de una efectiva descentralización respecto de los problemas y decisiones que afectan a las localidades, provincias y regiones; la cuestión de la renacionalización del cobre y de las riquezas mineras; la cuestión de la renacionalización del agua; la cuestión de la recuperación de los derechos de mar; la cuestión de la reconstrucción, entre otras materias de vital importancia para los destinos del país.

Todos estos problemas están en la esencia del modelo económico y político dominante. Por ello apuntar a la solución de estas cuestiones, necesariamente apunta a una transformación profunda, lo que se traduce en la exigencia de una nueva constitución como condición básica para un cambio definitivo. En definitiva, una nueva constitución, un nuevo modelo de participación democrática y un nuevo modelo de economía cuyo norte sean los intereses del país, de los chilenos, de las grandes mayorías. Esa es la gran tarea que están iniciando los estudiantes y la gran verdad que ha quedado planteada como tarea para los demás actores sociales del país en el futuro inmediato.

Vivimos de nuevo una época de desafíos. Nuestro sentir como ex miembros del MIR es que no estamos ni hemos estado ajenos a esta dinámica de luchas. La memoria mirista, la cultura mirista, los paradigmas del mirismo están también presentes en estas movilizaciones no solo a través de banderas rojinegras sino también en el carácter de un pueblo empoderado y decidido, convencido y dispuesto, que copa las calles del país y hace temblar a los poderosos. Pensamos que también está presente la impronta de Miguel en el actuar de los jóvenes que emprenden la senda de luchar por el interés público, por el beneficio del país, por un mundo más justo, tal como lo hiciera él desde su juventud y desde esta misma universidad.

No es casual que este homenaje se rinda en este lugar de luchas históricas, de donde surgió gran parte de la generación de fundadores del MIR liderados por Miguel. En los tiempos presentes, las grandes causas que dieron origen al MIR y dieron a luz a líderes como Miguel, siguen pendientes y sin solución. Bajo nuevas formas, nuevos modelos de explotación, nuevos estilos de dominación, prolongan y perpetúan la injusticia, la desigualdad y las opresiones. Los valores y los principios que nos legaron Miguel y todos nuestros héroes y mártires, siguen también allí, disponibles para el buen uso en las causas justas y presentes en la cotidianidad de las luchas populares.

No son las propuestas revolucionarias las que están hoy en el tapete nacional ni son las propuestas rojinegras las que convocan o lideran las movilizaciones presentes, y es natural que así sea puesto que los tiempos históricos son totalmente distintos a los que dieron origen al MIR. Sin embargo, son propuestas surgidas del pueblo mismo y lideradas por los propios actores sociales involucrados; y ese origen popular las convierte en parte de lo que fue nuestra historia, hace que sean parte de la misma lucha que emprendieron nuestros compañeros fundadores y de la misma lucha por la que Miguel ofrendó su vida.

Por eso instamos a los estudiantes a no claudicar y continuar adelante con su lucha. Instamos a todos los sectores sociales a seguir el ejemplo de la lucha estudiantil, aunar esfuerzos, sumar fuerzas y emprender la lucha por las demandas que nos aquejan. A llegado la hora de decir basta.

Con el ejemplo de Miguel: ¡Adelante, con todas las fuerzas de la historia!.

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