jueves, 21 de abril de 2011

La Guadaña de la Muerte y la Desesperanza (Alma Negra 1998)

Un rostro apenas dibujado, una sabana cubriéndolo, dos cuencas vacías y una mano trazada por huesos en donde cada detalle de falanges y cartílagos sobresale...y una guadaña.
Es la imagen tradicional de la muerte, de la pelá, la parka, de ese miedo ancestral a no existir más, a morir, a no estar más sobre la tierra.
Debe ser sorprendente para los adultos y para nuestros padres y nuestros abuelos, descubrir que esa imagen de muerte para los jóvenes de hoy, no eriza cabellos, no amedrenta y peor aún, esta integrada como símbolo, como icono usado cotidianamente en banderines, poleras, mochilas, llaveros.
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    ¿Podía ser de otro modo para jóvenes que nacieron y se criaron escuchando de la muerte de amigos de sus padres, de padres de sus jóvenes vecinos torturados, de secuestros, de detenidos desaparecidos, de caídos en las barricadas, marchas y protestas? ¿Podía ser de otro modo cuando ven desfilar en los tribunales, a los que se suponen son los que resguardan el orden publico, para responder por crímenes, dinamitados, estrangulados, y ahora nuevamente mapuches asesinados? ¿Puede ser diferente para jóvenes a los que se les esconde las verdades, se le habla en doble lenguaje, se les manipula, se les usa y solo se les valora en cuanto "consumidor", "deudor" o en cuanto "rindan" en una faena? Hablo de los jóvenes de las poblaciones, los que difícilmente podrán encontrar un trabajo decente o titularse en una universidad y que sin duda serán vendedores en las micros, lustrabotas, reponedores en supermercados, tiraran el paño para vender artesanía, junior, jardinero, en fin. Para ellos esta decretado de antemano el "no ser”, “no estar", "no poder", que son otras formas de muerte. Poco a poco la van percibiendo. Marginados, excluidos, sin acceso. Viven en hogares con problemas en donde generalmente sobran, estudios no pueden realizar porque no hay guita y si pueden entrar a algo, no tienen para movilizarse, para comer o para comprar un libro o un apunte, a lo más podrán aspirar a una "capacitación" de esas que da la municipalidad para que vean que algo se hace. El hastió, el aburrimiento, la falta de horizontes, la falta de un lugar para simplemente estar, las esquivas monedas que todo lo abren, varita mágica que no tienen y que trataran de alcanzar entonces a como de lugar. La ciudad se ha amurallado para ellos. Entre muros, las luces de lo brillante y la fanfarria del dinero, incluido el moll, templo sagrado del placer de consumir. Extra muros nuestras calles polvorientas en verano, anegadas y llenas de barro en invierno, pavimentos con un cráter por metro cuadrado, los barriales, el frio, la falta de luz, el frio colándose por todas las rendijas y la parafina subiendo día a día, el hambre rasguñando las entrañas, las necesidades rasguñando el alma, desesperadamente, dejándonos con rabia que se une a la rabia ya acumulada, a la frustración ya sentida, y de tanta rabia, de tanta frustración, de tanto nada, de tanto no ser...llega el " me importa una wea", "váyanse todos a la chucha" "yo vivo como puedo" "ustedes no salvan a nadie", "no estoy ni ahi" , me salvo solo, me meto en cualquier movida, la desesperanza y el limite transgredido a cada momento. Un pito, el copete, un nevado, grapa con bebida, un marciano, un mono ¿Que más da? Es un minuto de goce, un minuto de felicidad escurridiza, un minuto de placer tantas veces negado, si ya no somos...que mas vale que quedemos para la caga..alguien se hará cargo de nosotros, qui pa….llevemos la tele de la vieja, llevémoslo y luego regresemos por el equipo, por la ropa, por lo que sea que nos de las monedas para....para que pase algo en la vida. ¿Que importa quedar tísico, que mierda importa quemar neuronas si nadie nos pesca, que importa que nos miren si nunca nos miran, si nosotros no tenemos mañana, nosotros tenemos solo hoy...ni siquiera tenemos pasado. Mas acá, intramuros, los dueños del poder y la riqueza siguen construyendo "su sociedad". ¡El ipsa subió! ¡las acciones van para arriba! Acumular, acumular, acumular...invertir ahora en Perú, en Argentina.¿ Buen negocio es el riteil no?¿que importa la crisis del petróleo?,¿ a quien le importa la crisis de la energía, de los alimentos, de la contaminación, la crisis financiera, que el capitalismo central se sostiene solo en la industria armamentisma y necesitan desesperadamente la guerra, la guerra de Kosovo, de Afganistán, de Irak, de Osetia de l sur, de Georgia y Rusia, que importa si solo se trata de acumular, acumular y acumular? Intramuros importa decretar cargos fijos, bajar impuestos, trabajadores flexibles, cesantes presionando hacia abajo el costo de la mano de obra, lanzar al mercado zapatillas choras, equipos ultima chupada del mate, celulares que te llevan la agenda, cualquier cosa que se venda y nos permita acumular, acumular...incluso vender basura envuelta en papel de cultura..y si no tienen para pagar ahora con tarjeta, dinero plástico, endeudamiento.... Por la Huamachuco, por Galo González en la Vicky, por la Yungay, por calle Olimpo en Maipú, por la Costanera Sur, por Ochagavía, por Ramón Cruz, por la Bulnes en Renca, por todas las poblaciones marchan caminando, perdón, deambulando los sin esperanzas, sin fuerzas, desesperanzados y con la guadaña de la muerte en las manos. Y la muelen, la fuman, la inyectan, la beben y tiene decenas de nombres y colores. La guadaña de la muerte. La droga que sostiene a otros poderosos que encontraron aquí su mina de oro. Los bacanes en sus mansiones ríen. Además de sus ejércitos para intervenir en caso que, además de los políticos que tienen para administrarles su estado, ahora tienen esta otra guadaña que ni siquiera deja pensar a los jóvenes. La muerte ya no es un misterio, ni es un asombro. Muchachitos de trece o catorce años andan enfierrados y disparan sin preguntar. Ya les da lo mismo si buscan la guita providencia arriba o la quitan a la mama del amigo. No hay miedo a la muerte porque ya están muertos, porque se levantan cada mañana sabiendo que no tienen ningún mañana. Y en medio de una volada, un joven que vi algún día, se levanta, va al muro y escribe: La droga mata al volado...pero el volado no le teme a la muerte porque ya está muerto.

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lunes, 18 de abril de 2011

EL PARTIDO REVOLUCIONARIO CHILENO: LA VISION DEL GAP

Ya van cuatro posteos publicados respecto al tema de la construcción del partido revolucionario chileno, con más de seiscientas visitas a las paginas respectivas. Quisimos incorporar la visión de los Grupos de Acción Popular (GAP) respecto al tema, que está expresada en un analisis de coyuntura que en dos tandas se han publicado en sus paginas (http://gruposaccionpopular.org ).

" VIII. EL CAMPO DE LOS REVOLUCIONARIOS."

Durante los últimos 20 años la historia de la izquierda revolucionaria ha sido una historia de discontinuidades y rupturas, que ha tenido como conclusión una incapacidad de constituirse como un sector que salga de la marginalidad y que sea una alternativa real desde el pueblo y para el pueblo. Desde que se desarticularon las estructuras partidarias que apostaban a una salida revolucionaria a la dictadura militar, es decir a una combinación de las tareas democráticas y socialistas como opción a la continuidad dictatorial o “democrática” del capitalismo neoliberal, no ha podido surgir de manera consistente, con verdadera vocación popular y hegemónica, una alternativa que dispute al PC la conducción del movimiento popular, que permita que el pueblo entre en el escenario político para luchar y vencer . Si bien es cierto en los noventa surgieron nuevas expresiones de la izquierda, como las variadas derivadas del MIR tras su fraccionamiento original; la SurDA (que tempranamente en su devenir apostó por el Progresismo, antes que por un proyecto revolucionario); nosotros incluso, que reconocemos nuestro nacimiento unido al mismo contexto; y otros tantos minúsculos esfuerzos de reagrupados y nuevas generaciones que no perduraron en el tiempo; todos ellos intentaron dar continuidad a ese imaginario de proyectos políticos más antiguos, sin embargo, sólo lograron resistir una época caracterizada por la desesperanza política ante la ausencia de horizontes alternativos y liberadores.
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    Este periodo de resistencia (principalmente ideológica), dio paso una dispersión y fragmentación mucho más fuerte a fines de los 90’ y principios del siglo XXI, en donde diversas expresiones de la izquierda revolucionaria se vieron envueltas en diversos procesos fraccionamiento, desde donde nacieron nuevas organizaciones y murieron otras. Así, el escenario durante los últimos 10 años fue un número inagotable de siglas, con un fuerte carácter ultraizquierdista, que concentraban su praxis política en el activismo social, con un claro ideologismo en sus propuestas y con una fuerte vocación a la marginalización del escenario político. Esta fue la época en que se reeditaron los polos de reagrupamiento o en que se pululaba en tal o cual coordinación social y política para poder sobrevivir ante el escaso arraigo social. Actualmente desde nuestra perspectiva práctica, creemos que la izquierda revolucionaria vive un proceso de latencia aparente, pero redefiniendo sus líneas. Si bien, los fraccionamientos siguen a la orden del día, a diferencia del período anterior, las siglas no se siguen multiplicando, sino que se reducen, haciendo que el escenario decante en la sobrevivencia de quien sepa posicionarse en el ciclo político actual. Aún con ello a la vista, podemos plantear la dificultad de ciertos sectores de la izquierda revolucionaria de sobrevivir, sosteniendo viejas banderas y colores, más proclives a mantener una política identitaria ante los diversos fraccionamientos que hoy atraviesan. Por eso es sintomático que existan por cada grupo entre dos y tres paginas webs, diversos congresos partidarios y otras cuantas revistas orgánicas, con los mismos nombres, las mismas consignas y los mismos pobres lineamientos, pero dirigidos por diferentes caudillos. Luego de la moda por la horizontalidad y la crítica a la “organización científica” y centralizada para conducir al pueblo, comienza a asumirse como certeza la necesidad de construir una fuerza política capaz de disputar y crear poder por medio de un instrumento partidario. Aún cuando resabios queden, se superan así las tendencias anarquistas y movimientistas que rechazaban de plano la política y la construcción de una organización sólida y cohesionada, las que dominaron desde la década de los 90, que a pesar de lo bien intencionado (pero limitado) de buscar nuevos rumbos para la organización política del pueblo, redujeron su acción a un mero activismo social, sin sustancia orgánica y sin proyecciones estratégicas. El campo de los revolucionarios no puede apostar a seguir manteniendo una política anclada en las propias y viejas trampas que lo han acompañado estos años, manteniendo nombres y siglas para reeditar desfases históricos. Esto sólo alimenta una auto agitación y una política reducida a su mero aspecto identitario, pero con nula vinculación e instalación donde vive y se desenvuelve el pueblo. Tampoco se puede seguir reproduciendo la auto marginación, pensando que al enemigo de clase se lo combate desde la vereda contraria, abstrayendo la realidad política y la correlación de las diversas fuerzas que se mueven en el escenario. Por último, la izquierda revolucionaria no puede mantenerse en pie si sus únicas definiciones y tácticas políticas nacen de esquemas y máximas preconstituidas, ya sea por identidades de “izquierdismo infantil” o meras referencias teórico-académicas que poco saben de la realidad del pueblo o creen saberlo por el sólo hecho de empolvar sus zapatos en trabajos de investigación en las poblaciones. El período actual de la lucha de clases necesita de un proyecto que recoja de la historia lo mucho de experiencia que se ha depositado en un ideario irreprochable de cultura revolucionaria, que lo haga parir desde un correcto análisis científico del periodo que configura el sistema de dominación actual y de la manera en que este se reproduce (en lo ideológico y lo político), que por tanto sea expresión de la creatividad política y práctica de los revolucionarios al centro de donde hoy se construyen las relaciones y expectativas del pueblo, en las condiciones particulares de la sociedad chilena actual, sin los aspavientos de esa, en verdad retrógrada y dilatante, verborrea de “nuevas” izquierdas, “nuevos” sujetos o “nuevos” tipos de organización popular.

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domingo, 17 de abril de 2011

CARTA ABIERTA A MAURICIO ARENAS BEJAS (por Mauricio Hernández Norambuena)

Mauricio Arenas Bejas, "Joaquín", "Lobo", Miembro de la Dirección Nacional del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Destacado combatiente y hombre de acción de las filas rodriguistas. Participó en el atentado a Pinochet y en otras importantes acciones del Frente.
Orgulloso de su historia y sus decisiones. Es uno de los dirigentes más recordados del Frente debido a su ejemplo, su coraje y su firmeza sin límites.
Mauricio Arenas, murió en Argentina debido a un cáncer pulmonar, el 12 de octubre de 1991.

CARTA ABIERTA A MAURICIO ARENAS BEJAS

“Olvidar quiénes eran y qué había
detrás de los nombres,
eso es estar muerto”
(C.Fuentes)



Querido hermano:
Cómo pensarte sin la tristeza de tus últimos días. Tú que siempre miraste la vida de frente, tú que te arriesgaste como pocos. En esas horas del gran silencio y de la última soledad, te imagino repasando tu vida, tan plena e intensa como querías vivirla. Una vida que no fue de tonos grises, sino de fuertes contrastes, de azares y victorias.
Qué vida singularmente accidentada la tuya Joaquín. Recorriste los extremos de esta existencia mirando con ironía los “designios” que esta historia reservaba para ti. Como aquel 7 de septiembre cuando esculpiste con balas aquella imagen sacra en el auto del tirano, imagen que sólo existió en su mente aterrorizada y que luego llamó milagro, porque ese día él sobrevivió. Más tarde me contabas repetidas veces con qué desespero veías el vidrio astillarse apenas, y continuabas dando tiros a centímetros del auto que aceleraba y huía. Faltó tan poco para que le abrieras el camino a la muerte voraz. “uno o dos segundos más y el vidrio se quebraba” decías tú y ahí nos deteníamos a pensar cómo ciertas circunstancias fortuitas y/o insignificantes, muchas veces determinan el rumbo de la historia, y según tú, esta última siempre tiene más imaginación que los hombres.
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    También pienso en tu dolor en esa, tu última noche. No en el dolor físico que el cáncer te producía, sino ese más profundo que habita los rincones de la conciencia. Ese mismo dolor que sentiste otras veces que también morías; cuando soportaste diecisiete días de tortura en las mazmorras de la CNI, allá en Viña, y meses después al reencontrarnos en las calles de Santiago me decías taxativo: “sabes compa, es preferible morir a ser torturado, además del inmenso dolor físico, es totalmente degradante. No me capturan vivo de nuevo los chanchos”. Años después, fuiste ejemplarmente coherente con esas palabras, cuando en Vicuña Mackenna, te resististe a ser capturado por los “chanchos”. En combate desigual, fuiste lentamente sucumbiendo y mientras el plomo perforaba tu carne y quebraba tus huesos, pensabas… “qué dolor, mi mayor dolor es no estar con mis hermanos hoy…” Sí Joaquín, así recuerdo que escribiste en una nota que nos enviaste desde el hospital, relatando tu “accidente de trabajo”. Estabas dispuesto a pagar el precio de la muerte para escapar a los torturadores, por lo tanto tres años de prisión, donde tuviste que reaprender a caminar, podría ser un precio razonable sino fuese porque en ese pedazo de tiempo perdimos lo mejor y más querido del Frente. “Corpus Cristi” y después “Los Queñes” nos envolvieron en una tristeza que no se disiparía nunca más. No olvido tu desespero e impotencia cuando expresabas desde la cárcel que debíamos honrar a nuestros muertos. Era el momento de quemar las naves. Un tiempo después, te arrastrabas sofocado por el polvo en un túnel interminable. Conseguías con otros hermanos volver junto a nosotros. La dictadura terminaba. Habíamos hecho lo nuestro, pero el tirano continuaba acechando los días de nuestro país. Cargas todas esas cicatrices como marcas de tu historia. Ahí postrado y febril las recuerdas una a una. La fiel Miriam vela tu agonía. Quizás sólo la presientes, sumido como estás, en tus recuerdos. No sabes Lobo, cuántas veces te he imaginado en esas últimas horas, luchando por una muerte digna. Sin duda, también habrás recordado, con satisfacción, tu última misión cumplida. Esa que le negó en términos definitivos el mayor ideólogo a la derecha pinochetista, con esas palabras resaltabas la dimensión estratégica, cuando conversábamos respecto a las repercusiones de aquel hecho. También en cierta ocasión señalaste categórico: “puede que haya sido un error político, pero fue una acción justa”. De esa forma enfatizabas el argumento moral de nuestra política “No a la Impunidad”, la cual era más que nada, un imperativo ético. Sé que tu mayor dolor fue no estar con tus hermanos en ese último adiós, aquella noche final. Guardo intacta tu imagen de la última vez que nos vimos antes que viajaras, donde me expresaste tu preocupación por preservar el legado de José Miguel, de Tamara y de otros destacados rodriguistas, en lo referente a la autoridad moral del núcleo dirigente, al ejemplo personal. En nuestro abrazo de despedida se concentraban todas las palabras no dichas… y todavía te pregunto: por qué no pediste que te acompañara en ese último viaje? Simplemente me dijiste “cuida a los muchachos”. Tu Joaquín, Facundo, reconocido por excelencia como hombre de acción en las filas del Frente, respetado y apreciado por tus hazañas operativas donde fuiste el más destacado, eras también un hombre fecundo en ideas, y andabas siempre bien provisto de ellas, escuchando y cuestionando. No es de extrañar si provenías de la escuela mirista, admirador de Miguel, escuela que estimulaba el pensamiento crítico, eras orgulloso de esos orígenes, así como de ser el único miembro de dirección sin preparación, de cualquier tipo, en el extranjero. Con cierta ironía decías que permaneciste todo el tiempo en Chile, combatiendo la dictadura. Tantos recuerdos de ti golpean mi memoria, de tu transparente y dura vida, de tu vida breve pero suficiente para graduarte de hombre. Recuerdos de tu hermano que carga el peso de la sobrevivencia. Mauricio Hernández Norambuena (20 años después)

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