martes, 12 de noviembre de 2013

INTERVENCION EN VALPARAISO, 11 DE NOVIEMBRE 2013. “EXPERIENCIA Y VIGENCIA DEL PODER POPULAR” GUILLERMO RODRIGUEZ M (Alma Negra)

Quiero en primer lugar saludar a quienes asisten a esta actividad, agradecer la oportunidad que me brindan los organizadores de exponer algunas reflexiones políticas sobre el tema convocante y al mismo tiempo valorar esta actividad convocada por cuatro organizaciones estudiantiles que han decidido reunir sus esfuerzos coordinándose, me refiero a los compañeros del MRE, los compañeros del FEL, los compañeros del FER y los compañeros de la Juventud Revolucionaria por el Poder Popular, JRP3.  

Tratare de hacer esta intervención lo mas acotada posible para posibilitar de manera posterior preguntas, debatir posiciones si se produce y por tanto realizar un ejercicio en que podamos extraer alguna síntesis posterior, entiendo que en una próxima jornada a realizarse donde estas cuatro organizaciones políticas abordaran sus visiones respecto a la coyuntura política y el Poder Popular.

Quisiera partir señalando que no es casualidad que hoy se plantee el tema del Poder Popular, en esta coyuntura y en el Chile de hoy y se busque conocer las referencias de estas experiencias desarrolladas en el pasado, principalmente las experiencias desarrolladas en el periodo pre revolucionario entre los año 1970 y 1973. 
Para los suspicaces, no es que yo sostenga que hoy existe un periodo pre revolucionario, sino que, es evidente que en los últimos años, en la lucha reivindicativa de las masas, ha vuelto a surgir y resonar el Poder Popular como consigna, como categoría política con diversas interpretaciones o formulaciones.

El Poder Popular surgió en Chile, al igual que el Poder de Obreros, campesinos y soldados en la Rusia pre revolucionaria de 1917, o en China como territorios y  Poder Rojo en la Guerra Popular, o en los territorios liberados en la gesta cubana como el Consejo Campesino en Armas, en momentos en que la lucha reivindicativa de las masas se enfrenta a la institucionalidad impuesta por las clases dominantes y que expresa definitivamente la transición que se produce en la lucha de masas que solo lucha por reivindicaciones dentro del modelo capitalista, para radicalizarse, politizarse y convertirse en formas de poder dual, instrumentos de lucha que enfrentan al estado en su conjunto, cuando sus reivindicaciones ya no son absorbibles por el Estado Burgués y derechamente ese Estado se devela como instrumento de opresión en toda su magnitud, no solo en sus aspectos represivos, sino en sus instrumentos jurídicos, políticos,normativos de la sociedad.

Lo que ocurrió en el Chile de los años 70 al 73, no fue un problema de “excesos” de las masas o una ultra izquierda delirante como han tratado de mostrarlo las caricaturas que el reformismo ha querido imponer. La estrategia de la Unidad Popular de realizar transformaciones económicas, sociales, culturales dentro de la legalidad burguesa, se enfrento por una parte a toda tipo de resistencia de la burguesía, incluida la violencia, el sabotaje y la descarada intervención del imperialismo, lo que se tradujo en la apertura de una fase de enormes movilizaciones y lucha de clases agudas en donde mas allá de las intenciones del Gobierno de la Unidad Popular, que tenia solo el control de una porción de Estado, la totalidad del Estado se convirtió en obstáculo para el avance de las masas desenmascarando su verdadero rol y carácter.
El Parlamento, el Poder Judicial, los diversos estamentos de ese Estado demostraron día a día que no eran neutrales, que estaban construidos justamente  para defender los intereses de la burguesía, una burguesía a la ofensiva y golpeando a las masas con sabotaje económico, con cierre de fabricas, con acaparamiento de productos, con cierre de comercio, paralización de servicios básicos como el transporte, la salud, etc. 
Son las masas enfrentando a esos poderes que se levantaron a tomarse fundos improductivos, fabricas paralizadas, terrenos baldíos. Son las masas que salieron a las calles a enfrentarse a las movilizaciones de la masa de la reacción disputando las calles metro a metro.
Es en esas circunstancia que surgió el Poder Popular, no como idea febril y delirante lanzada por los ultraizquierdista, sino como practica concreta de las masas que requerían de nuevas instancias, de nuevas organizaciones para ese tipo de lucha, no solo porque algunas organizaciones sociales controladas por el reformismo levantaban una política conciliatoria de clases, sino que por su propio carácter eran formas diferentes de organización, distinta al sindicato ola federación, porque la naturaleza de su que hacer ya no era solo la lucha reivindicativa sino que principalmente eran instrumento de lucha contra el Estado Burgués, al margen de lo institucional.

Campesinos y pobladores venían ya realizando esos ejercicios de poder en torno a las tomas de terreno y de fundo, con experiencia en control de territorio, en constituir fuerzas milicianas de autodefensa, con experiencia de control y administración de procesos productivos de manera directa, por lo que al sumarse los obreros y trabajadores de diversos centros, fue posible en la época avanzar en algunos lugares a la construcción de los Comandos Comunales e incluso hasta la generación de Asambleas Regionales.

Desmintiendo las caricaturas que se han construido del Poder Popular y demostrando la responsabilidad y madurez que alcanzaron en su momento, es posible hoy en día recuperar documentos como la carta enviada por las organizaciones de Poder Popular al Presidente Allende el día 5 de Septiembre, donde se presenta un análisis lucido de la coyuntura política de ese entonces, se señalan los errores de la conducción reformista y se advierte la urgencia y la necesidad de enfrentar la ofensiva golpista. Este documento histórico contiene mas verdad que las semi verdades o verdades acomodadas con que se ha pretendido interpretar la historia a propósito de los 40 años del Golpe Militar.

Lo que viene ocurriendo en Chile, en los últimos años, es un fenómeno similar a esa etapa histórica en cuanto a que existen sectores de la sociedad, de las clases explotadas y de la pequeña burguesía, que comienzan a luchar por sus intereses concretos y por demandas que no logran ser resueltas en el marco del actual Estado,al tiempo que se desmorona la credibilidad e imagen de "sociedad exitosa, justa y por sobre las clases" que se había construido desde el termino de la dictadura. Este proceso se viene verificando desde el 2006 como un proceso de reorganización y lucha de franjas del campo popular, primero con movilizaciones aisladas y episódicas, con excepción de la lucha del pueblo mapuche que responde a una dinámica diferente, para luego asumir un carácter mas sostenido a partir del año 2011 con las luchas primero contra el proyecto Hidro Aysen y la irrupción posterior del movimiento estudiantil y el desencadenamiento a continuación de levantamientos territoriales en Freirina, Aysen,  el salto en las luchas contra los diversos mega proyectos mineros, contra el robo de agua, las diversas luchas reivindicativas de trabajadores fabriles, portuarios y otros movimientos de carácter territorial como últimamente en Chiloe.

En todas estas luchas claramente se han producido cambios cualitativos: la unidad social para enfrentar la lucha, el peso de las determinaciones de las Asambleas por sobre los “representantes” demostración de la recuperación del soberano, de la democracia directa,  el agotamiento de  las gestiones, mesas de trabajo, y compromisos incumplidos que termina dando paso a la acción directa, la lucha callejera, el corte de ruta, las tomas y control territorial para presionar por la conquista de las demandas frente a un Estado que opera desde todas sus instancias en contra del sector movilizado.

En ese marco, no es nada extraño que se estén produciendo nuevos saltos de desarrollo de estas fuerzas sociales que no esperan nada de los espacios políticos e institucionales, sino que comprenden que requieren unidad social, articulación,mantener la fuerza de las movilizaciones con el protagonismo directo de las bases, mas que esperar de que sus demandas sean “representadas” por tal o cual sector político que opera en lo institucional. Y estos saltos han sido las dos Asambleas Nacionales que ya sean verificado, los acuerdos en torno a un Pliego del Pueblo, a tareas orgánicas que se han dado, el incremento de organizaciones que se suman y principalmente la certeza que han ido construyendo respecto a sus formas de lucha, a confiar en sus propias fuerzas y en poner distancia con ese otro mundo político-social que busca soluciones y acumulaciones de fuerza en el marco de lo institucional.

Visto desde la clave político ideológica, se trata de la vieja disputa entre reformismo y revolución que ha cruzado ya varias decenios, geografías y periodos de la lucha de clases, misma que se viene sosteniendo en Chile tras las derrotas del movimiento popular tanto en la experiencia del 70-73 como en la derrota sufrida en la lucha contra la dictadura y la imposición de la salida consensuada y presionada por el imperialismo que termino por imponer la llamada transición, la desarticulación y atomización del movimiento popular y sus organizaciones, y l a continuidad del modelo económico y político impuesto por la dictadura administrado por la Concertación. Estas derrotas cuya mayor profundidad fue en el plano ideológico, generaron además un proceso de deserción de numerosos cuadros hasta ayer revolucionarios que claudicaron sumándose unos derechamente al bloque en el poder y otros sumándose a políticas reformista.

Esta disputa ha estado  presente en el movimiento popular y le da la característica actual de ser un movimiento heterogéneo, con poca claridad por momentos,  justamente porque en su seno luchan sectores que buscan con la movilización solo la presión para dar paso a la negociación y no en pocos casos,  acumular fuerzas para instalarse en los espacios políticos institucionales, proyectando liderazgos que terminan expresándose en candidaturas diversas.

Esta practica no es solo del reformismo mas clásico del Partido Comunista, de quien es claro su compromiso con la actual institucionalidad y su participación en el escenario político legal producto de la línea política que sustenta de "profundización de la democracia" muy lejos de las líneas que una vez levanto de Rebelión y Sublevación Popular. Se trata también de diversas corrientes que estando en el movimiento popular, pretenden a partir del escenario electoral acumular fuerzas, omitiendo o a contrapelo de la principal tendencia explicitada en el seno de las fuerzas sociales que han estado movilizándose: el rechazo al sistema político y particularmente al modelo de representación política y al modelo de negociación y gestión que predomina.

Pareciera que coexistiéramos en mundos paralelos, las fuerzas sociales luchando sobretodo con acciones directas, constatando lo agotado del modelo político, enfrentando la represión y avanzando en sus procesos de organización, y por otro lado una izquierda que lucha desesperadamente por insertarse precisamente en ese modelo en crisis, pretendidamente para incidir, ser relevantes, construirse como alternativa nacional y de masas.

Quisiera dejar mi intervención hasta aquí en esta fase, sin abordar otra arista que me parece relevante y esto es el Poder Popular como línea de desarrollo enmarcada en una estrategia de lucha por el poder, para recoger preguntas o escuchar las opiniones que quieran expresar los compañeros asistente, solo señalar al final de estas palabras que, independientemente que ya esta claro donde las clases dominantes han puesto sus fuerzas y dinero en las próximas elecciones, cualquiera que sea el resultado de ellas, deberá enfrentar en lo cotidiano al pueblo organizado que desde diversos frentes seguirá luchando por sus reivindicaciones. El ciclo de luchas que se abrió seguirá, con toda seguridad, profundizándose y dependerá de la capacidad de los revolucionarios de resolver sus diferencias y contradicciones, para convertirse en un factor relevante de maduración, organización y conducción política para poner en crisis el modelo político y abrir una nueva fase en la lucha de clases.

Gracias.