lunes, 20 de junio de 2011

BROTE ESPORADICO O INICIO DE ASCENSO DE LUCHAS DE MASAS (II) (ALMA NEGRA)

El 24 de mayo publicamos un articulo que llamamos “Mayo de lucha: nuevo brote esporádico o el inicio de un proceso de ascenso en la lucha de masas” donde discutíamos las potencialidades de las movilizaciones que se estaban desarrollando y otras que a se gestaban. El 13 de junio, antes del paro estudiantil posteamos el articulo “Quo Vadis” tratando de auscultar el escenario internacional enfatizando en las contradicciones entre los bloques capitalistas y el surgimiento de un rechazo generalizado a las medidas económicas que pretenden que sean los pueblos quienes asuman los costos de la crisis. Respecto a Chile intentábamos proyectar una mirada de mayor alcance respecto a la coyuntura analizando los posibles realineamientos de los bloques políticos y discutíamos sobre las movilizaciones que están caracterizando la coyuntura: los cambios en calidad y cantidad de éstas, que ya no se trataba de luchas aisladas por la vivienda, por la salud, por la educación, en contra de la instalación de antenas, lucha por el agua, el cuidado del medioambiente o del tipo de energía a desarrollar, destacando que nuevas fuerzas tomaban la calle masiva y coordinadamente: mineros por sus demandas reivindicativas, estudiantes universitarios, aguerridos secundarios, profesores, trabajadores de la educación en un marco político general de creciente rechazo al gobierno, al parlamento, contradicciones entre jueces y fiscales, descredito de la Iglesia, y el destape del robo masivo y los oscuros manejos financieros de la empresa del retail centrados por ahora en el escándalo de La Polar, hecho coyuntural que es solo la punta del iceberg que puede rápidamente extenderse a diferentes empresas del retail, de la construcción y en general de todo el sistema financiero basado en el endeudamiento de las masas trabajadoras para sobrevivir. Escenario que ya confirma las posibilidades de un ascenso más sostenido y que desde ya lo están avisando los portuarios que preparan movilizaciones para defender los puertos frente al proyecto lanzado por los poderosos de instalar “puertos secos” lo que condenaría a la cesantía a miles de portuarios y a todas las personas que dependen de la actividad de los puertos.
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    Los poderosos, sus partidos políticos, los empresarios y toda la pléyade de instituciones y consultoras que los asesoran comienzan a asustarse frente a este actor no invitado al escenario político: el pueblo movilizado. Realizan focus group, estudios, foros. Se reúne la poderosa Confederación de la Producción y el Comercio para analizar el “fenómeno del malestar”, se reúne el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal. Longueira en la UDI, entre gallos y medianoche da su golpe de Estado preparando sus fuerzas para el distanciamiento de un Gobierno que va en cayendo en picada. Los empresarios construyen su hipótesis: estamos económicamente tan bien que ahora la gente quiere y demanda más que antes (!!!). Más audaz el sacerdote Fernando Montes declara que habiendo tal nivel de desarrollo económico, es el reparto de la riqueza, la desigualdad, lo que genera reacciones explosiva. Y la preocupación cunde porque los poderosos toman nota de que es algo mas profundo: 78% de personas consultadas señalan su rechazo al sistema político, a los partidos las instituciones. Y desde el diario La Tercera aventuran que el peligro se evidencia en el descredito de las instituciones a partir del reconocimiento que el poderoso Eleodoro Matte hiciera respecto a que había solicitado audiencia al Fiscal nacional Sabas Chahuan…¿Para qué seria? En otra de las tesis de La Tercera señala que, se trata de una crisis del sistema de representación y explica el malestar bajo la formula “Como nadie representa mis intereses, que se vayan todos”. Habría que sumar a lo anterior, que la Concertación no tiene posibilidades de instrumentalizar estas movilizaciones porque existe un convencimiento general, en todos los temas, que fueron ellos los que manejaron y profundizaron el modelito durante 20 años y son tan o más responsables de las injusticias existentes que los que hoy administran desde La Moneda. Y el grado de desprestigio puede ser mostrado en un solo botón: el señor Martinez pseudo dirigente de la CUT que enfrenta a la justicia porque su campaña electoral fue financiada por la CUT, y que para rebalsar el vaso, se manda una comida con nueve de sus asesores donde gastan más de $600.000. ¿Pueden personajes como estos seguir engrupiendo a la masa de trabajadores? Sin embargo, entre los sectores sociales movilizados, particularmente entre los estudiantes, comienza a discutirse la continuidad del movimiento versus las posibles “conquistas” para bajar la movilización. Muchos actores tienen claro que una parte de quienes se movilizan obedecen a la estrategia de sectores de la izquierda que buscan mostrar y “representar” esta fuerza para conseguir cupos y espacios en las futuras elecciones. En la orilla opuesta, otros exigen seguir la movilización hasta la conquista de los objetivos finales como fin a la educación de mercado, al lucro, asumiendo que cualquiera mesa de negociación solo permite negociar dentro del mismo sistema, que termina por dilatar, contener, diluir las movilizaciones entregando migajas. En el primer caso, el movimiento terminará como los años anteriores: mesa de negociación y de manera posterior, retroceso y apatía por un par de años a lo menos entre los estudiantes que se movilizan pensando que obtendrán resultados determinantes con su acción. Por otra parte, mantener la movilización tras un objetivo que no se resuelve con la actual correlación de fuerzas porque para ello se requiere una fuerza tal que rompa el modelo político y económico, cambios en la constitución, cambios en definitiva que la actual fuerza no puede imponer. Es interesante conocer la opinión de otros sectores estudiantiles, que se han movilizado consientes que la demanda nacional tiene actualmente limites, y cuya incorporación a las movilizaciones se ha dado sobre la base de ligar demandas locales y nacionales y apostar en los procesos de movilización a ganar en organización, en construcción de fuerza, en conciencia y sobretodo en develar los límites del actual estado, los mecanismos que ocupa, y trasladar ese re-conocimiento a las bases, desarrollando por tanto conciencia política de la necesidad de cambios en toda la sociedad. Mismos que, han enfrentado la coyuntura intentando generar alianzas sociales con trabajadores, pobladores, mineros, u otros sectores sociales. No es menor que, en la misma coyuntura ya se comience a replantear un nuevo debate respecto a los mecanismos de conducción de las luchas, existiendo una fuerte pugna entre quienes intentan resolver la conducción mediante “mesas políticas” y el típico “lobby” y quienes apuestan a la democracia directa: a la asamblea de bases que discute, que debate, donde los partidos o grupos pueden exponer su postura, pero que finalmente resuelve por votación directa de sus miembros. Esta no es una discusión nueva. Ya ha estado presente en Chile en diversos momentos, cuando es el pueblo el protagonista directo. Fue el debate entre trabajadores en torno al Poder Popular en los años 1972-1973 donde se exigía a los trabajadores alinearse tras el programa de la Unidad Popular y la dirección de la CUT de ese entonces versus la política de control territorial, control obrero de la producción, del abastecimiento que surgía desde los cordones industriales, los Consejos Comunales y otros órganos de poder popular. Discusión que se reiteró en los años de lucha contra la dictadura, pretendiéndose que el MDP y las mesas comunales o sectoriales eran las conductoras en cada espacio o territorio versus la conducción que emergía en los hechos por las coordinaciones locales que se daban los sectores anti-dictatoriales. En alguna medida, la crisis política que sacude a la izquierda a fines de los años 80’ se refleja en los quiebres de las organizaciones sociales de bases obligadas a “alinearse” respecto a respaldar la salida negociada que imponía la oposición burguesa o mantener su independencia política como clase y pueblo. A nuestro juicio, justamente una de las mayores potencialidades de la coyuntura es que, asumido los límites que comporta la lucha reivindicativa y la existencia de demandas de masas que no son posibles de absorber en el marco del actual estado y de las actuales correlaciones de fuerzas, se puede acumular fuerza en el plano orgánico, en el plano de las experiencias de lucha acumulada y fundamentalmente en el develar el carácter del estado, sus leyes e instituciones como instrumentos de la dominación de los patrones y dueños del poder. Acumulación orgánica porque las coordinadoras de organizaciones sociales pueden establecerse en todos los espacios y a toda escala (local, comunal, regional, nacional) a partir de la definición de un Pliego del Pueblo que recoja las reivindicaciones más urgentes de los diferentes sectores sociales que estén movilizados y luchando por sus demandas, concretando aquello de la unidad social de los explotados o dicho de otro modo, entre trabajadores, estudiantes, pobladores, campesinos, uniendo fuerzas y demandas frente a un enemigo común. Para los revolucionarios de diversas vertientes, estas instancias permiten materializar la famosa unidad proclamada en decenas de panfletos y declaraciones: se prueba en la práctica concreta sobre la praxis de cada organización y no tanto sobre tesis políticas derramadas sobre un papel, probando al mismo tiempo en compromiso concreto de dichas organizaciones no solo con un futuro combate sino con un presente de luchas reales, que sin duda tienen límites, pero que permiten a las masas reconocer quienes están o no, en definitiva, la consecuencia concreta de los proyectos revolucionarios. Acumulación de experiencias, porque no existe fuerza alguna que no haya construido su victoria a partir de centenares de procesos de luchas parciales que permiten aprender a las masas y a las conducciones. No hay libro ni teoría alguna que garantice capacidades y habilidades en la conducción, tal como no existe ninguna universidad que asegure al estudiante de medicina que será un buen cirujano o medico. Si bien es cierto la teoría es importante, lo es en función de probarse en la práctica, de hacerse no solo como “conocimiento” sino como manejo, destreza, habilidad construida para luchar, para organizar, para dirigir una huelga, una lucha callejera, una negociación, un retroceso ordenado de las fuerzas. Acumulación política porque es en la Asamblea de base donde se debate abiertamente, donde se reconocen realmente o se desnudan las opciones de las diferentes corrientes políticas, donde el poblador, trabajador, estudiante aprende directamente respecto a cada propuesta. Es cierto que estos procesos de democracia directa requieren debates y funcionamientos que implican mucho más tiempo que la resolución de temas en base a representación política y al estilo de alinear o “cuadrar” las fuerzas detrás de los acuerdos tomados cupularmente. Lo anteriormente descrito no tiene nada que ve con la postura anti-partido o el llamado “autonomismo” que niega el rol de las organizaciones políticas. Es evidente que la incapacidad de absorber demandas por parte del actual Estado irá politizando el movimiento, de modo tal que el Paro Nacional por las demandas sintetizadas en el Pliego del Pueblo se presenta como un horizonte probable y posible a recorrer por las fuerzas populares, lo que proyecta las luchas reivindicativas a un plano superior y no quedan en el marco de luchas locales, de carácter gremial o asistenciales y la acumulación de fuerzas puede tener proyección de carácter revolucionario. En síntesis, y volviendo a replantear lo que señaláramos en posteos anteriores: la apertura de una fase de ascenso sostenido de la lucha de clases radica en la capacidad de los sectores revolucionarios de sumar nuevas fuerzas a la lucha, de ampliar la base social, de establecer unidad de lucha con otros actores sociales. Esto necesariamente lleva a discutir respecto a las formas organizativas a impulsar, siendo las Coordinadoras de Organizaciones Sociales una opción que permite independencia de clases, autonomía de las organizaciones sociales respecto a dirigencias vendidas u oportunistas, pero que en definitiva es la lucha concreta la que ira permitiendo abrir nuevos escenarios o procesos de acumulación de fuerzas, sobrepasando los intentos de quienes pretenden negociar en representación de estas fuerzas en lucha, asientos en concejalías, alcaldías, senado o cámara de diputados.