lunes, 1 de agosto de 2011

LA EXPERIENCIA DEL FRENTE DE PRESOS POLITICOS 1981-1992 Y LA CONTRADICCION ENTRE FRENTE SOCIAL O FRENTE POLITICO. (ALMA NEGRA)

A modo de presentación:

A fines de la década de los 80 estaban encarcelados más de una treintena de presos políticos chilenos, pertenecientes mayoritariamente al MIR. Si inicia en la época un debate respecto a la forma organizativa que asumirían los presos políticos, producto de esta discusión surge el Frente de Presos Políticos como organización social, figura que se mantendrá hasta fines del año 1985 cuando el ingreso masivo a las cárceles de militantes del PC y FPMR, del PS y del Mapu-Lautaro cambia la correlación de fuerzas y se constituye el Frente de Presos Políticos como Frente Político que expresa el acuerdo de organizaciones políticas y no como frente social. Se entrega este trabajo justamente para graficar y evidenciar los distintos criterios de construcción social que existieron y que aún existen, y que tocan de alguna manera la relación partido-masas, el tema de construcción de alianzas, el tema de la democracia respecto a asambleas versus mesas políticas, entre otras, temas que, en la coyuntura que se esta viviendo, comienzan nuevamente a ser discutidos.

Destacamento de combatientes actuando en las líneas del enemigo era la definición existente entre los presos políticos de la Cárcel Publica a mediados de 1980. Casi un 80% de ellos miembros del MIR junto a un grupo reducido de miembros del PS Coordinadora Nacional de Regionales (CNR) y ex militantes o militantes sin partido. En su gran mayoría habían estado en la Calle 4 de la Penitenciaria, donde se había acuñado el concepto, muy similar al que en la etapa de los 90 se formularía como “Cárcel Combatiente” por las generaciones de esa época. Esta concepción partía del criterio que existía una guerra de hecho, que los presos políticos eran combatientes, y que como combatientes debían tener una organización para el combate y para el debate político. En su versión extrema, los “representantes” de los presos políticos eran “oficiales” que se entendían solo con los oficiales enemigos (gendarmería), siendo las formas de lucha circunscritas a una lucha al interior del penal: negarse al encierro, desencerrarse, tomarse la calle impidiendo el ingreso de gendarmes, huelgas de hambre. En su desarrollo, esta visión fue asumiendo rasgos verticales y quien no estuviera de acuerdo políticamente era tachado de “techerca” (variación del coa “cachete” o miedoso, amarillo) llegándose hasta el castigo físico entre compañeros discrepantes. Esta experiencia, tuvo muchos aciertos en cuanto a la defensa de los presos frente a un aparato represor impune, logro generar normas básicas de convivencia que perduraron muchos años respecto al comportamiento en prisión, principalmente de resguardo de la moral revolucionaria (entendida como una resistencia a la fuerte influencia de los usos y costumbres de los reos comunes y el cuidado de los procesos de formación política interna) y desarrolló los mecanismos básicos de comunicación y relación al exterior, incluido las técnicas de escondrijos, barretines de traslado y de mantención de documentación e incluso un incipiente trabajo de una red pequeña de colaboradores entre funcionarios civiles y uniformados de gendarmería.
Frente al desarrollo de esta experiencia, la respuesta de la dictadura fue la llamada “Dispersión”, acción operativa que determinó el traslado de de los presos a diversos penales de provincia y la adopción del criterio de que no se volvería a permitir calles especiales para los presos políticos, apostando Gendarmería a la descomposición del Frente de Presos Políticos al quedar a merced de la población penal común, incluso dos compañeros en un penales de castigo físico: Victoria.
En su ultima etapa esta concepción ya asumida por presos que están aislados entre si, en distintos penales, obliga a generar mayores productos técnicos para la comunicación inter penal, a levantar una organización de carácter nacional (Coordinadora nacional de Presos Políticos CNPP) radicada en Santiago, y al desarrollo de una línea de trabajo hacia la población penal común tanto como mecanismo de autodefensa como para la obtención de información de los penales en que se estaba recluido.

El Frente de Presos Políticos como “organización social” se va gestando a partir de varias circunstancias y como herencia de síntesis de la discusión que habían desarrollado los presos hasta esa fecha, siendo la más importante, el levantamiento de una serie de reivindicaciones muy concreta respecto a la vida y los derechos de los presos políticos al interior de un penal. Como circunstancias políticas es necesario mencionar que ya en esa etapa han cristalizado en Chile algunas experiencias de acciones directas de masas siendo encarcelados compañeros que vienen de esas acciones (entre otros el grupo miliciano “Michimalonco” de la Zona Sur que había estado ligado a la toma de la Iglesia de San Miguel, compañeros de la Fuerza central del MIR y de las Milicias de la Resistencia que habían participado en tomas de camiones y repartos de alimentos, castigo a sapos de las Universidades y poblaciones, por tanto vinculados a ese incipiente alza de la lucha de resistencia, compañeros de la Resistencia Popular vinculados al trabajo poblacional en Pudahuel y poblaciones La Legua y El Pinar), de otra parte, son encarcelados militantes de la Izquierda Cristiana quedando largos años preso el recordado “Guatón Suzarte”, militantes del PS IV Congreso y otro grupo de la zona norponiente constituido en grupo de resistencia y militantes del Partido Comunista vinculados al trabajo de masas de pobladores de Pudahuel, Las Rejas, La Legua, entre otros.

Se discute un organigrama de la organización social de los presos, asumiendo varios criterios:
- Todos los presos son victimas de la represión sin distinción entre ellos (independientemente si colaboró o delató producto de la tortura) por lo que se declara inaceptable castigo físico alguno sobre un preso político por parte de otro(s)
- Todos los presos políticos incorporados el Frente de Presos Políticos deben acatar un reglamento de comportamiento interno, participar del trabajo productivo de diversos talleres, asumir turnos de aseo y cocina, estar incorporado el sistema de autodefensa, socializar los productos alimenticios que le lleguen desde el exterior en una “carreta única”, velar por la seguridad de los documentos políticos en su poder.
- Todo preso político tiene el derecho de elegir y ser elegido en las instancias de dirección del frente, proponer y votar resoluciones políticas en las Asambleas de Presos Políticos.

Se asume que las organizaciones políticas existentes en el Frente de Presos Políticos pueden proponer a la Asamblea sus visiones o propuestas, sin embargo la soberanía en la toma de decisiones radica en las Asambleas y no en los acuerdos de mesas políticas o similares.

Lo más importante de esta concepción, es que luego de una etapa de lucha reivindicativa al interior de cada penal por el reconocimiento del status de preso político, de lograr reivindicaciones básicas (derecho a tener una “carreta” o espacio donde cocinar y comer juntos, derecho a tener herramientas para los talleres tales como balones de gas, martillos, sopletes, etc., derecho a mas de una hora de visita a la semana, derecho a horas de deportes, derecho de reunión), el “eje” de la actividad política cambia hacia el exterior vinculándose al movimiento de Derechos Humanos, a las organizaciones de “localidades” para apoyar política y materialmente a las organizaciones sociales de base. Surgen publicaciones que son escritas, diseñadas y financiadas por los presos e impresas por los familiares en el exterior: “Cárcel y Pueblo” de la CNPP, “El árbol” revista cultural de la Cárcel Publica, “Carreta Única” revista de la Penitenciaria.

Es una etapa de mucha lucha al interior de los penales pero conectada con las bases sociales que se van aglutinando junto a los presos y a la Agrupación de Familiares de Presos Políticos. Huelga de Hambre Nacional en defensa de los compañeros envenenados en Cárcel Publica, Toma del Recinto de Visita en Penitenciaria, Huelgas de Hambre Nacional para impedir los Consejos de Guerra, luego para impedir las Penas de Muerte que se habían solicitado a mas de diez compañeros y compañeras, Huelga Seca para frenar la oleada represiva post intento de fuga de 1985, Ayunos y actos políticos en visita para cada Jornada de Protesta Nacional. En conexión con las bases sociales de localidades se comienzan a realizar “Visitas Masivas” de alguna población, liceo o escuela universitaria, grupo cultural u organización comunal lo que rompe los mecanismos de visitas establecidos por gendarmería ante la masividad y combatividad de estos.

Estas actividades impactan tanto a gendarmería (crecen los apoyos y colaboradores cada vez mas activos entre vigilantes, médicos, enfermeras, asistentes sociales, contadores y administrativos) como a los propios reos comunes: la política de relaciones sembrada en la etapa anterior da resultados concretos y genera la división de los presos comunes: la gran mayoría simpatiza con ellos, un segmento es indiferente y un sector es usado por gendarmería y CNI para montar provocaciones o como en un caso en Valparaíso, dar muerte a un compañero.

Es una etapa de mucha actividad de la Agrupación de Familiares de Presos Políticos, con encadenamientos en el Congreso, tomas de iglesias, de radios, de recintos internacionales, de lucha callejera con detenciones, prisión o relegamiento a las dirigentes, de ataque y allanamientos del CNI a sus recintos de reunión, de mucha visita a sindicatos, organizaciones sociales de base, peregrinaciones, etc.

A fines del año 1985 e inicio del año 1986, esta forma de organización y de línea política de acción comienza a ser cuestionada por el cambio en la correlación de fuerzas al interior de los presos políticos. Como se ha señalado, comienzan a llegar muchos presos políticos ligados al PC (caso arsenales), al FPMR (atentado a Pinochet), pobladores y personas sin partidos detenidas en las protestas. El tipo de preso que existía antes de ese periodo podría ser definido como “cuadros políticos” con formación, rigurosidad, mucho compromiso. La llegada masiva de los antes señalados, comienza a relajar las normas de funcionamiento que hasta ese entonces tenia el Frente de Presos Políticos y comienzan a producirse muchos conflictos: no se cumplen las cuotas de producción de talleres, no se cumple adecuadamente los turnos de aseo y comida, se relaja la moral y comienza a circular bebidas alcohólicas, drogas, pornografía, no se respeta la carreta única y comienzan a producirse “descuelgues” del funcionamiento como Frente de Presos de grupos que presionan por otra forma de relación política: la mesa política y que cada organización política se organice respecto a la vid en prisión de manera autónoma. Adicionalmente, los ejes políticos- reivindicativos también comienzan a cambiar: mientras los antiguos (hasta el 85) se centran el luchar contra las penas de muerte, consejos de guerras, vinculándose al trabajo político y de apoyo a las localidades, el nuevo contingente se centra en mejorar las condiciones de vida: más horas de visitas, más días de visita, derecho a visita conyugal, más horas de deporte y extensión del horario del desencierro.

Estos procesos no son homogéneos respecto a los diversos penales, por cuanto en Valparaíso por ejemplo, el Frente de Presos se mantuvo cohesionado, luchando en ambas direcciones. Y existieron ritmos distintos particularmente entre Penitenciaria y Cárcel Publica en Santiago, porque gendarmería opto por dejar siempre a los recién condenados en Penitenciaria por lo que históricamente fue distinta su situación, incluso en los 90´cuando los presos “de la transición son agrupados ahí, y posteriormente se construye el Penal de Alta Seguridad en su interior.

Finalmente, luego de una etapa de transición (año 1986) en que funciona el Frente de Presos como organización política pero también se instala una Mesa Política, termina por imponerse el esta ultima forma organizativa desapareciendo todos los elementos comunes que anteriormente habían existido: talleres, aseo, cocina, carreta única, disciplina, reglamentos, Asambleas.

El Frente Político de los Presos Políticos
Pocos meses antes de que comenzaran a vivirse los conflictos mas graves de división y fragmentación de la organización de presos políticos, ya la organización social previamente existente ha dejado de funcionar. Cada organización política construye sus propios espacios comunes para la vida en prisión (carretas o comedor, talleres propios, reglamentos o criterios de convivencia propios, deportes, reuniones o asambleas propias) desapareciendo todos los elementos de vida en comuna, exceptuando las visitas que se hacen en conjunto. El criterio que predomina es que todo preso responde a una orgánica y que es cada orgánica la que tiene la potestad, soberanía, responsabilidad y representatividad respecto a sus militantes, por lo que desaparece el funcionamiento colectivo y se establece una mesa política que fija la política a impulsar y al mismo tiempo discute los problemas de régimen o vida interna sancionando o no, internamente a quienes incumplen las normas establecidas ahora por cada organización.

Esta solución generará varios problemas; uno de ellos es que no son pocos los compañeros que llegan a prisión que no tienen militancia, un segundo problema surge cuando algunos compañeros cambian de militancia al interior de la cárcel (lo que produce roces entre la orgánica que deja y la orgánica a la que llega), un tercer problema es que cada organización genera criterios diferentes respecto a las normas (algunos aceptan o hacen vista gorda respecto a la droga, alcohol, “negocios” con los presos comunes) por lo que se generan muchos conflictos que no logran ser canalizados o resueltos, un cuarto problema es que al no existir espacios comunes de trabajo, cada organización política se va cerrando en si misma y son muy pocos los espacios de contactos en común lo que deriva en altos grados de sectarismo, casi nulo debate político en común, y el manejo de la información política y el debate político cerrado entre “representantes” (la mesa) sin que las bases participen directamente de él, lo que al mismo tiempo genera las caricaturas de las posiciones de los “otros” y los mayores o menores niveles de manipulación de la información y debate político dependiendo de cada orgánica, su vida interna y niveles de funcionamiento , con lo que se pierde la transparencia del funcionamiento colectivo y de asambleas de la etapa anterior en que todos los presos podían acceder de manera directa a las opiniones y reflexiones políticas de las otras organizaciones, debatiendo, sin estar a priori amarrado a una postura “orden de partido”.

Este proceso que logra mantenerse transitoriamente, va a ser fuertemente golpeado por las crisis que comienzan a darse en forma simultánea al interior del FPMR (surgimiento del FPMR autónomo), del MIR (quiebre en fracción Gutiérrez, fracción Pascal Allende, fracción Comisión Militar), quiebres que a su vez generan un nuevo grupo de presos que se desvinculan de las diversas orgánicas, y en paralelo se producen los realineamientos políticos generales: PS, PC, MIR-R trabajando en una coordinación común, FPMR autónomo, MIR Pascal, MIR Comisión Militar en otra coordinación, y sin integrarse a ninguna pero vinculándose con ambas los presos del Lautaro y los presos sin partidos.
A estas alturas del proceso las relaciones entre los grupos son tensas, conflictivas y de mucha fricción, relaciones que entran cada vez más en crisis por los hechos políticos externos a la cárcel: la campaña por el plebiscito, la campaña electoral, la mantención de la lucha armada del FPMR-A, del Lautaro; MIR CM, llegando a su máxima expresión cuando se instala el gobierno de la Concertación y a través de las leyes “Cumplidos” divide a los presos políticos en presos por hechos políticos y presos por hechos de sangre ofreciendo, por supuesto formulas rápidas de salida para los primeros en desmedro de los acusados por “hechos de sangre” (acciones de enfrentamiento armado con resultados de muertos en las acciones) lo que termina por quebrar definitivamente la unidad del frente de presos políticos, trasladándose este quiebre a la Agrupación de Familiares de Presos Políticos, a otras instancias de Derechos Humanos como CODEPU (Surgen los CODEPU regionales y posteriormente otras organizaciones ligadas a los presos del FPMR-A , y a los presos del Lautaro, Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (surge la Agrupación 119 o línea Fundadora), trasladándose dichos quiebres a los espacios territoriales, poblaciones, estudiantiles vinculados a los presos, sumándose al proceso de fragmentación y atomización que se comienza a generar en todo el campo popular y que se incrementara en los años posteriores.


Se debe reiterar que este es el proceso ocurrido principalmente en Santiago, que no es similar a las experiencias vividas en provincias, como tampoco la experiencia de las mujeres en prisión.